El día en el que al rey Juan Carlos se le cayó la Corona
Hace siete años que el padre de Felipe VI se enfrentó a una de las jornadas más fatídicas de su vida.
Han pasado ya siete años de uno de los días más fatídicos en la vida del rey Juan Carlos. Aunque el padre de Felipe VI abdicó la Corona el 18 de junio de 2014, en realidad, dos años antes, la noche del 13 de abril comenzó la agonía que le llevaría a renunciar al Trono. Y es que la caída que el Emérito sufrió en Botsuana aquella madrugada fue mucho más que un simple tropezón. Aquel día a don Juan Carlos se le cayó la Corona, de manera casi literal. Curiosamente, la noticia de la caída se hizo pública la jornada en la que se celebra el Día de la República. Paradojas del destino.
El incidente de Botsuana dejó a la vista su relación con la ‘princesa’ Corinna Zu Saynn Wittgenstein. Fue la gota que colmó un vaso de escándalos y desatinos por parte de la Monarquía que hicieron necesaria una profunda renovación. Ni siquiera las palabras de arrepentimiento de Su Majestad tras la intervención de cadera podían salvar a la Institución. La renovación solo era posible a través de la renuncia. Don Juan Carlos abdicó la Corona no por decisión propia sino por deber y por necesidad, por compromiso con España.
Un cambio radical
La vida de don Juan Carlos ha experimentado un giro de 180 grados desde ese fatídico 14 de abril. Aunque sigue formando parte del núcleo central de la Familia Real, su actividad institucional es bastante reducida. Mantiene un despacho en el Palacio de Oriente y a pesar de que el pasado año celebró su 80 cumpleaños, las celebraciones en torno a una fecha tan significativa no han sido tan especiales como a él le habría gustado.
Pese a que tiene algunos achaques, especialmente a nivel traumatológico, don Juan Carlos puede presumir de poder seguir disfrutando de la vela, una de sus grandes pasiones. El año pasado, un problema de salud le impidió participar en la Copa del Rey, pero Sanxenxo se ha convertido en su nuevo refugio, de la misma manera que Palma lo es para doña Sofía, con quien su relación ha mejorado sustancialmente en los últimos años.
Muy unido a la infanta doña Elena, comparte con ella sus grandes aficiones, como lo son la gastronomía, los toros, o la pasión por el mar. Es ella quien se ha convertido en su gran confidente y sus hijos, Victoria y Felipe, sienten verdadera devoción por su abuelo.
Quizás hoy sea un día triste para el Emérito porque supuso el comienzo de una inevitable debacle, pero también el principio de una nueva era para España y de una nueva vida para él. [LEER MÁS: María Jesús Ruiz, ganadora por sorpresa de GH DÚO]