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Ha pasado más de un año desde que Delphine Boël -ahora Saxe Coburg- fuera reconocida como hija legítima del rey Alberto II de los Belgas y, como tal, recibió el título de princesa y tratamiento de Alteza Real. Aunque la artista no ha pasado a formar parte de la actividad diaria de la monarquía porque es ya su hermano quien ocupa la jefatura del Estado, sí ha participado en algunos actos de importancia, como la última celebración del Día Nacional en el mes de julio, a la que acudió en compañía de su marido.
Ahora, la hija del rey Alberto ha concedido una entrevista a la edición belga de la revista Paris Match. Una conversación que se produce apenas unos días antes de la inauguración de su nueva exposición en la galería Guy Pieters en Knokke y en la que habla sobre el impacto que ha tenido en su vida el reconocimiento de la paternidad.
Poder poner fin a muchos años de lucha le ha dado una mayor confianza y ha tenido un efecto muy positivo para ella a nivel creativo. A pesar de que ahora ya firma como Delphine Saxe Coburg, su vida no ha cambiado. Sigue trabajando en lo mismo y de manera muy constante. El título de princesa que ahora ostenta, este vínculo legítimo como hija de Alberto II, nunca ha sido un activo para ella a nivel profesional, sino que cree que su destino está en sus manos y en el esfuerzo que dedica a su trabajo. La disciplina es clave en este proceso. “Nunca te rindas”, es uno de sus lemas, una regla que aplica a diario en todas las facetas de su vida.
Además de su trabajo como artista, está implicada en numerosas causas benéficas, sin embargo, es consciente de que la familia es lo primero para ella: “si veo que mi trabajo caritativo comienza a interferir con mi vida familiar o si descuido a mis hijos, entonces tengo que rechazar ciertas propuestas”, explica en su conversación con la revista belga. Por este motivo elige con mucho cuidado las causas con las que colabora: “soy particularmente sensible a las organizaciones que vienen a apoyar a los enfermos, porque si tenemos salud, podemos reconstruir”, explica.
Aunque está satisfecha del resultado de su lucha, reconoce que en algunos aspectos le ha pasado factura: “para algunos, mi estatus crea distancias. ¡De repente se dicen a sí mismos que he cambiado, que ya no soy humano en absoluto! ¡Pero está en su cabeza, te lo aseguro! ¡no he cambiado ni un ápice! Pero es cierto que esto genera aislamiento, soledad porque la gente se dice: ¡Dios mío, no puede ser como antes!”, sentencia.
En general, la valoración es buena, a pesar de los retos que ha implicado: “desde el reconocimiento, los ecos son generalmente positivos. Tengo derecho a que me respeten. Tengo comentarios de personas que me dicen que están felices de ver un final feliz a esta historia bastante complicada y un poco triste a la vez. Muchos también me dicen que les dio mucha esperanza.”
Delphine explica que su relación con los miembros de la familia real se ha vuelto más fluida: “realmente disfruté el contacto con Astrid, siento mucha simpatía por ella. Ella es mi hermana, se nota. Mi hermana exuda una enorme bondad, dulzura. Su marido Lorenz también es muy agradable.” No obstante, no habla con ellos de sus actividades benéficas o sociales: “tengo libertad en la elección de actividades por supuesto y tengo mi trabajo por encima de todo, que valoro más que nada. No tengo el mismo rol que mis hermanos y hermana en este sentido”, sentencia.
Delphine ha comentado cómo fue su primer contacto con el rey Alberto: “cuando volví a ver a mi padre, después de muchos años, sentí que algo pasaba físicamente. Y eso es lo que experimenté con mis hermanos y mi hermana. El contacto se hizo de forma bastante natural, fue muy sencillo. No estaba atascado”, asegura. Desde entonces, mantiene cierto contacto con él, aunque no ve de manera regular a la familia: “las cosas se irán haciendo poco a poco, naturalmente. Si nos reunimos en un día en particular para tomar un helado, debe permanecer en privado. Cuando reconstruimos, lleva tiempo. Pero la evolución es positiva. Por mi parte, soy muy activa, estoy preparando la exposición y tengo otros proyectos. Soy yo quien no busca contacto por el momento. En cualquier caso, aprecio mucho a Felipe, Astrid y Lorenz. Fue muy reconfortante conocer a mis hermanos y hermana después de tantos años y de una manera que, en última instancia, fue tan natural”, declara.
Lo que sí ha revelado es que sus hijos ya han podido conocer a su abuelo: “mis hijos también conocieron a su abuelo y les fue muy bien. Ellos estaban muy felices. Fue realmente conmovedor para ellos. Alberto es una persona sumamente simpática y lo ha vuelto a demostrar. No quiere aventurarse a hablar de amor, pero sí de avances:“hablar de amor sería demasiado fácil y prematuro. Pero tal vez algún día. Solo puedo decir que la reunión fue importante y que salió bien.”