Casa Real

momento complicado

Carlos III elige para recuperarse la casa en la que murió su abuelo precozmente hace 72 años

El rey Carlos III ha escogido la finca de Sandringham para retirarse tras anunciar que tiene cáncer

La propiedad es muy especial para la Familia Real, pero está marcada por una triste historia

Fue allí donde falleció el padre de la Reina Isabel, justo hace 72 años, el 6 de febrero de 1952

  • Andrea Mori
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El rey Carlos III se ha retirado de la agenda oficial para centrarse en el tratamiento para el cáncer que se le diagnosticó hace unos días tras someterse a un procedimiento quirúrgico por una hiperplasia benigna de próstata. Era esta misma semana cuando, de manera inesperada, el Palacio de Buckingham anunciaba mediante un comunicado la noticia de la enfermedad del monarca, sin entrar en más detalles sobre el tipo de cáncer que padece. Asimismo, fuentes oficiales han confirmado que el soberano mantiene una actitud positiva y que va a seguir al frente de la institución, aunque sin compromisos públicos, lo que va a provocar un aumento de la actividad de otros miembros de ‘La Firma’.

Este martes, tras un breve encuentro con el príncipe Enrique -que voló desde California para reunirse con su padre en este momento y apoyarle-, el rey Carlos III se marchó a la finca de Sandringham junto a su esposa, la reina Camilla. Será allí donde permanezca los próximos días, igual que fue allí donde estuvo los días previos y los posteriores a su intervención. Es más, el pasado fin de semana, cuando él ya era consciente del diagnóstico -y también su entorno más cercano-, el monarca acudió a un servicio religioso en la iglesia de St. Mary Magdalene en Norfolk, muy cerca de Sandrigham.

El rey Carlos III en una imagen reciente. / Gtres

Una elección especial

El rey Carlos III tiene a su disposición varias propiedades para alojarse en estos momentos en los que tiene que estar volcado en su tratamiento para el cáncer y recuperación. El monarca podría haberse instalado en el Castillo de Windsor -donde pasó la pandemia su madre, la Reina Isabel-, permanecer en Clarence House -muy cerca del hospital en el que se llevó a cabo la intervención- o incluso trasladarse a Highgrove, uno de sus lugares preferidos, ubicado a poco más de dos horas de la capital. Sin embargo, ha elegido Sandringham House, donde la Familia Real suele pasar la Navidad y donde la Reina Isabel solía disfrutar de algunos fines de semana -a caballo también con el Castillo de Windsor, cuando aún no residía allí-.

Finca de Sandringham. / Gtres

La decisión del monarca de instalarse en Sandringham no es ni mucho menos casual. La propiedad es, junto al Castillo de Balmoral, la única que es patrimonio exclusivo del rey -Highgrove House ahora es del Ducado de Cornualles, por tanto, del príncipe Guillermo-. De hecho, cuando abdicó Eduardo VIII para casarse con Wallis Simpson, fue necesario que Jorge VI comprara ambas para que continuaran en manos de la Familia Real. La propiedad fue adquirida por el rey Eduardo VII en 1862 y ha ido pasando de generación en generación hasta la actualidad.

En el caso de Sandringham, se encuentra ubicada en un terreno de más de 8000 hectáreas y cuenta con un edificio principal con numerosas habitaciones, tras plantas, un ático y un sótano. Además, hay estancias para el ocio, como una biblioteca, una sala de billar, un cuarto de armas e incluso una bolera. No obstante, lo más destacado son los jardines, en los que está ubicada, por ejemplo, la casa de campo de los príncipes de Gales, Amner Hall, o Wood Farm, donde pasaba mucho tiempo el príncipe Felipe. La propiedad fue adquirida por el rey Eduardo VII en 1862 y ha ido pasando de generación en generación hasta la actualidad.

Una triste historia

Sin embargo, aunque la residencia se ha asociado siempre a las celebraciones navideñas de la Familia Real, también está vinculada a una triste historia, la de la muerte del abuelo del rey Carlos III, el rey Jorge VI, precisamente a consecuencia de un cáncer.

Jorge VI en el bautizo del rey Carlos III. / Gtres

El padre de la Reina Isabel falleció el 6 de febrero de 1952 -justo ahora se han cumplido 72 años de su muerte-, en la finca de Sandringham, a la que estaba muy apegado. Isabel II se encontraba de viaje oficial cuando conoció la noticia del fallecimiento de su padre y se convirtió en reina muy joven. Desde entonces, siempre pasaba el aniversario en Sandringham, donde ahora se ha retirado su hijo mayor tras conocer el diagnóstico.

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