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LLAMATIVA DECISIÓN

Carlos III ‘desafía’ el recuerdo de la Reina Isabel y oculta uno de sus cuadros preferidos

  • Andrea Mori
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Casi un año después de que muriera la Reina Isabel, su hijo mayor, el rey Carlos III ha comenzado a hacer algunos cambios en la estructura de la Corona. El nuevo monarca nunca ha ocultado su deseo de que la monarquía sea una institución útil, al servicio de los británicos y con el menor número de miembros posible. Sin embargo, más allá de estas cuestiones oficiales, poco trasciende de los cambios más internos que el nuevo soberano está llevando a cabo.

Carlos III y la Reina Camila en Balmoral. / Gtres

Se sabe, por ejemplo, que Carlos III ha ordenado que no se abra la piscina cubierta del Palacio de Buckingham o que ha pedido que se regule la temperatura de las residencias de la Familia Real, todo en un esfuerzo por reducir costes y contribuir a que se contamine menos. No obstante, no es esta la única decisión que el monarca ha tomado. Según ha trascendido en medios británicos, Carlos ha ordenado que se retire uno de los cuadros preferidos de su madre que, hasta la fecha, se encontraba colgado en una de las residencias más importantes para la Familia Real: Sandringham, ubicada en Norfolk. En esta propiedad es donde los Windsor suelen pasar las fiestas navideñas.

El Rey Carlos III durante un acto oficial británico. / Gtres

Se trata de un retrato de grupo de varios miembros de la Familia Real. En él, aparecen varios integrantes de los Windsor, incluida la Reina Isabel y la Reina Madre, a la que Carlos estaba muy unida. El retrato refleja una reunión que se produjo a finales del año 1997, mismo año en el que falleció Diana de Gales. El cuadro, pintado por Andrew Festing, fue encargado para conmemorar las bodas de oro de la Reina Isabel y el entonces duque de Edimburgo. Según apuntan varias fuentes, a la anterior monarca le encantaba el cuadro, pero a su hijo no tanto. De hecho, en el mismo, Carlos aparece prácticamente en el centro de la escena, brindando por la felicidad de sus padres, pero con el rostro serio y la mirada triste.

Y es que la celebración se produjo en uno de los momentos más complicados de la vida del entonces príncipe de Gales. No solo había perdido a su primera esposa en un trágico accidente, sino que todas las miradas estaban puestas en él y en su relación con Camila Parker Bowles, muy criticada a todos los niveles. «No le gustaba. Era un recordatorio no deseado de uno de los peores años de su vida», ha asegurado una fuente cercana al soberano en unas declaraciones al diario The Mirror.

Lo que no ha trascendido, por el momento, es qué quiere hacer el monarca con el cuadro, si permanecerá guardado en algún lugar o si apostará por dejar que cuelgue en alguna importante pared como recuerdo a su madre.

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