El último movimiento oculto de Carmen Martínez-Bordiú sobre la herencia de los Franco
Carmen Martínez-Bordiú heredó una vajilla única en el mundo por parte de su madre
Han pasado siete años de la muerte de Carmen Franco y Polo
Siete años han pasado desde la muerte de Carmen Franco y Polo. Con la muerte de la hija del dictador Francisco Franco y de su mujer, Carmen Polo, señora de Meirás, se acabó una era, una España ya lejana. Con la duquesa de Franco se fueron muchas cosas, secretos de Estado y de familia y cosas mucho más mundanas también. Su muerte supuso el ostracismo social de la más celebre de sus hijas, Carmen Martínez Bordiu.
La ex duquesa de Cádiz fue de lejos la más mediática de toda la familia y desde la muerte de su madre ha optado por el mutismo, el retiro social más absoluto. Adiós a las exclusivas, a los saraos, a ser imagen de marcas, a pasar por caja por todo y por nada. Carmen Franco dejó lo bastante y más que suficiente para que sus vástagos pudieran gestionarse y vivir sin la necesidad de polémicas, bodas de pacotilla o entrevistas bien pagadas. Consciente de ello, Carmencita se compró una casa junto al mar en Portugal y desde entonces se ha dedicado a vivir de las rentas y a deshacerse de algunos objetos heredados. Su último movimiento en relación a la herencia de los Franco es privado, casi secreto y lejos de las grandes propiedades que atesora su familia.
Entre los centenares de bienes, muebles y piezas de ajuar que le ha tocado a Martínez Bordiú de la herencia de su madre hay una vajilla única en el mundo. Es de la marca portuguesa Vista Alegre, es apta para hasta 50 comensales, y tiene la particularidad de haber sido un regalo privado y personal de António Oliveira Salazar, dictador portugués desde 1932 hasta 1968. Decorada con motivos dorados está íntegramente pintada a mano donde cada fondo de plato es distinto.
La particularidad de esta vajilla de la que solo hay este ejemplar en el mundo una vez que fue un encargo de Salazar a Vista Alegre para regalárselo a Franco, es que en cada fondo del plato está pintado un monumento importante de de la península ibérica: desde el Alcázar de Toledo a la Alhambra de Granada, de la Torre de Belém en Lisboa al Castillo de Guimaraes. Salazar quiso expresar la hermandad de ambas naciones en una sola vajilla de la que ahora Carmen pretende deshacerse.
12 mil euros por una vajilla con historia
Lo normal con este tipo de piezas sería llevarla a una casa de subastas. Si lo que se busca es discreción, a una de fuera de España. Sin embargo, Carmen ha optado por otra vía, pues la exigencia es que el proceso de venta se haga lo más discreto posible. La nieta de Franco ha preferido trasladar la intención de vender esta vajilla a algunos íntimos que le han aconsejado hacerlo por mediación de algún anticuario en Lisboa, Madrid, París y Sevilla. Dichos profesionales tienen permiso para enseñar ‘el producto’ por fotografías y sin desvelar precios ni a quien pertenece. Solo cuando algún cliente muestra un interés en firme se le cuenta la historia que da valor a la vajilla en cuestión.
Según cuenta una fuente conocedora del proceso en exclusiva a LOOK, la madre de Luis Alfonso de Borbón pide 12 mil euros para deshacerse de esta parte del ajuar que nunca ha usado ni va a usar. La misma fuente asegura que de momento la vajilla, que se encuentra desde hace más de un año en busca de nuevo dueño, no ha encontrado comprador: «No la vende por necesidad económica. Carmen está muy bien situada en este momento. De hecho, económicamente está mejor que nunca, pero es una vajilla que ni le viene ni le va. Creemos que nunca ha sido usada y solo ocupa espacio. Carmen ha heredado piezas mucho más bonitas y que le importan más».
Sea como fuere, no deja de ser un misterio la forma como la que estaba llamada a ser duquesa de Franco se quiere deshacer de este pedacito de historia. Después de tanto escándalo, parece que la nietísima ha aprendido que la discreción es una gran virtud.