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El revés silencioso de Isabel Preysler a su revista de cabecera tras el enfado de Íñigo Onieva

Íñigo Onieva estaría molesto por no aparecer en la portada del bautizo del hijo de Ana Boyer y Fernando Verdasco

Isabel Preysler se ha pronunciado sobre el supuesto enfado de Íñigo Onieva tras el último acontecimiento familiar

En la portada del bautizo del hijo de Ana Boyer y Fernando Iñigo Onieva es el único ausente

  • Marta Menéndez
  • Televisión, moda y corazón. Periodista de vocación y comunicadora de formación, me he movido entre estudios de radio, redacciones digitales y bastidores de redes sociales. He narrado la actualidad en la 'Cadena SER', seguido la pista a las nuevas tendencias en 'El Independiente' y escrito sobre lifestyle y empresas en la 'Revista Capital'. En 'Diez Minutos', combiné redacción y estrategia digital como Community Manager. Ahora escribo en LOOK, donde cubro actualidad televisiva, moda, celebrities y realeza.
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Este 26 de junio, en el programa de Sonsoles Ónega, Pilar Vidal lanzó una de esas píldoras que, aunque pueda parecer menor, revela mucho más de lo que parece: según la periodista, Íñigo Onieva estaría molesto por no haber aparecido en la portada de ¡Hola! con motivo del bautizo de Martín, el hijo pequeño de Ana Boyer y Fernando Verdasco. Un gesto que, en una familia donde las portadas funcionan casi como diplomas de pertenencia, no habría pasado desapercibido para el yerno de Isabel Preysler.

La portada en cuestión muestra una escena idílica con Ana Boyer y Fernando Verdasco posando junto a sus tres hijos en un entorno cuidado al milímetro. Pero no están solos: también aparecen Isabel Preysler y Tamara Falcó, perfectamente integradas en la estampa familiar. Y es precisamente esa presencia la que hace aún más llamativa la ausencia de Íñigo Onieva. Porque si Tamara está, ¿por qué no él? El evento, al fin y al cabo, reunió a toda la familia, y Onieva, pese a sus altibajos públicos, había sido en los últimos meses presentado como un yerno plenamente aceptado en el círculo Preysler. Su ausencia en la imagen no es un simple olvido: en este universo de posados, donde cada presencia se negocia y cada gesto comunica, lo que no se muestra también dice mucho.

Sea como fuere, lo cierto es que cuando los medios han abordado a Isabel Preysler para confirmar o desmentir el supuesto enfado, su respuesta no ha sido precisamente una defensa entusiasta de su yerno. «Preguntadle a ¡Hola!», ha dicho a Gtres, en una frase breve pero con muchas capas. Porque lejos de desmentir la información o zanjar el asunto con un simple «eso no es verdad», Isabel ha optado por pasar la responsabilidad a la revista que, durante décadas, ha sido su escaparate principal. No se trata de señalar culpables ni de dramatizar lo que, en apariencia, podría parecer una simple elección de encuadre fotográfico. Pero sí conviene observar con atención el contexto y lo que implica, especialmente para alguien como Isabel Preysler, que ha construido su imagen pública con precisión milimétrica y cuya relación con ciertos medios ha sido siempre estratégica.

En este caso, Isabel Preysler se encuentra en una posición delicada: por un lado, preservar esa alianza editorial que ha sido clave en su trayectoria; por otro, gestionar las susceptibilidades dentro de su propio entorno familiar, donde las ausencias, aunque sean en una foto, se sienten como gestos cargados de significado. Lo sorprendente es que, lejos de suavizar el malestar de su yerno o aclarar que su ausencia no tiene mayor importancia, Isabel ha optado por apartarse por completo del tema y derivar la responsabilidad.  Quizás lo fácil habría sido negar categóricamente el enfado o restarle importancia. Incluso una frase del tipo «no es cierto, no tiene ningún sentido» habría bastado para calmar las aguas. Pero Isabel ha escogido no hacerlo. Y esa omisión se convierte, paradójicamente, en una confirmación suave de que, efectivamente, algo de resquemor podría haber.

Isabel Preysler, Íñigo Onieva y Tamara Falcó en un evento. (Foto: Gtres)
Con todo, cabe preguntarse también qué papel ha jugado ¡Hola! en esta ecuación. ¿Ha sido una decisión editorial autónoma el dejar fuera a Onieva? ¿O hubo indicaciones por parte de los protagonistas del reportaje de centrar el foco únicamente en los padres y los niños? Sea como sea, el resultado es que Íñigo no aparece, y eso no pasa inadvertido para nadie que conozca los códigos de esta familia tan mediática.

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