Raquel Arias (Miss Madrid), sobre la tiranía por la extrema delgadez: "Jamás aceptaría esa cláusula, comer es un placer"
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Raquel Arias es una mujer de sueños cumplidos y de valores inamovibles. Esta Miss Madrid, de 25 años, tiene muy claro lo que quiere en la vida, pero, sobre todo, aquello que no quiere. Siente verdadera devoción por su profesión de modelo, algo que se percibe nada más verla en persona. Se podría decir que Raquel tiene dos sueños pendientes, vitales para coronarse como una persona tocada por la varita de la suerte: convertirse en Miss Universo Spain y abanderar su país allá por donde vaya y dignificar su trabajo extirpando todos los prejuicios que se respiran en el mundo de la moda. «El que piense que solo se muestra un cuerpo o una cara bonita, es injusto. Hay una belleza integral aparte de la física. La moda es un trabajo como otro cualquiera», ha defendido Raquel en LOOK. Cuando quedan justo seis días para que se celebre la gran final del certamen que la catapultaría como la representante de España-el 24 de septiembre-, este medio ha podido entrevistarla en exclusiva en la terraza del hotel ME Madrid Reina Victoria y allí ha departido sobre los claroscuros que habitan en su profesión: «Hay cláusulas que nunca aceptaría por deshonestas. El respeto empieza por uno mismo».
Aunque solo tiene 25 años, Raquel lleva desde los 16 batallando por hacerse un hueco en su pasión. La maniquí es consciente de que en este camino hay piedras duras de vadear, pero mantiene que lo imprescindible son los valores personales y ser inflexible con determinadas tiranías, como aquella que obliga a las modelos a estar excesivamente delgadas.
«Me parece fatal, comer un placer y nadie debería quitártelo. Que se quite de la sociedad esa idea. Estoy absolutamente a favor de las curvas. Soy una chica apasionada del deporte, desde pequeña siempre he jugado al tenis. Sigo haciendo deporte y no aceptaría que me pidieran quitarme el músculo. Tengo este cuerpo y no aspiro a tener otro. Jamás aceptaría esa cláusula», ha asegurado Raquel en este medio. Tiene claro que ese camino, el de la imagen famélica sobre la pasarela, no lleva a nada, tan solo a destruirte.
Entre las bambalinas de la moda no solo la delgadez sobrevuela la profesión, sino que existe otro factor que Raquel Arias batalla por extirpar: la frivolidad. ¿Le molesta esa imagen de inculta que se asigna a las modelos? ¿Se da por aludida? «En absoluto. Depende de cada persona, una modelo se debe preparar mucho y en todos los sentidos. Es cierto que por uno o varios casos hemos sido juzgadas las demás, pero hay mucho más allá. Hay que cuidar tanto el cuerpo como la mente».
Cuando LOOK aborda el estigma que también deben soportar las modelos, aquel que las relaciona con hombres famosos como único trampolín hacia el éxito, Raquel no da crédito: «Nunca dejaría de ser fiel a mis principios. Me valoro mucho y quiero conseguir las cosas por mis méritos propios. De nada me serviría liarme con un famoso como hacen otras. Para luchar contra eso he estudiado una carrera».
Raquel y el amor, ¿un buen tándem?
Pese a su belleza, esta madrileña reconoce no tener buena suerte en el amor y eso que su único requisito en un hombre es algo, en apariencia, fácil: «En un hombre pido que me haga reír, que tenga sentido del humor, que sea más mi amigo que mi pareja. Pero no, no tengo novio». ¿Echa de menos la presencia de un chico? «Ahora mismo no, siento que quiero recorrer este camino sola. Es un momento en que debo encontrarme a mí misma y dar la mejor versión de mí. Pero, vamos, nunca se sabe. Estoy abierta a encontrar el amor», ha aclarado entre risas.
Está receptiva, pero deja claro su principal escollo en el amor: «Mi vida es muy cambiante y encontrar a alguien que acepte ese ritmo de vida es complicado. En estos momentos que respeten mi vida y mi espacio es complicado. Necesito a alguien que me sume y no que me reste y que confíe en mí».
Sus inicios en el mundo de la moda
No todo el mundo tiene claro a los 16 años que su destino está en la moda. Raquel Arias, sí: «Desde esa edad me gusta, pero mis padres tenían miedo a ese mundo. Recuerdo un día que a los 16 me pararon por la calle cuando iba con mi madre y me preguntaron si me quería presentar a un concurso de belleza. Dije que sí sin pensarlo y no dejaba de mirar a mi madre para ver qué decía».
Ahí empezó todo para ella, cuando vio los vestidos, los maquillajes y los peinados se enamoró: «Me apunté para vivir la experiencia porque era menor y no podía ganar. Fue en 2012 cuando a los 18 fui al certamen internacional de Miss Turismo Internacional de Malasia. Tras esa experiencia, me quedé estancada». Entonces quiso formarse y no dudó en graduarse en Turismo.
Hasta hoy, donde solo tiene la mente puesta en el teatro La Fortuna de Benalmádena (Málaga). ¿Qué supone para Raquel representar a España? «Mucha responsabilidad y nerviosismo. Ser la embajadora de tu país a nivel internacional y mostrar la cultura no es cualquier cosa», ha asegurado a este medio. Está nerviosa y no lo oculta, esos nervios que nacen desde la profesionalidad. LOOK le ha deseado buena suerte para el próximo 24 de septiembre, aunque la suerte va con ella.
*Agradecimientos al hotel ME Madrid Reina Victoria