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El blog de Paloma García-Pelayo

Olga Moreno lucha en ‘Supervivientes’ bajo el efecto Rocío Carrasco

Es una de las concursantes estrella, quizá muy a su pesar y no porque no merezca protagonismo como cualquier otro de los 16 concursantes de la nueva edición del reality 'Supervivientes', sino porque su estrella es de esas que pesan tanto. De hecho, estuvo a punto de no acudir a esta cita televisiva tan reclamada por la audiencia que se estrenó este jueves con más de un 30 por ciento de share.

Cada edición de ‘Supervivientes’ supera a la anterior y en esta ocasión es ella, Olga Moreno, la concursante más esperada. Su nombre y su voz llevan la estela de su marido, Antonio David Flores, protagonista absoluto de los presuntos malos tratos psicológicos que Rocío Carrasco detalla en la serie documental ‘Rocío. Contar la verdad para seguir viva’, tras denuncia judicial en diciembre de 2016 en un juzgado penal de Madrid y que el fiscal derivó a los de Violencia de Género. Tras cuatro años de instrucción, la Audiencia Provincial de Madrid echaba para atrás la decisión de la juez de Primera Instancia de abrir juicio oral contra Flores, al encontrar indicios incriminatorios de los presuntos delitos denunciados por Carrasco (lesiones psíquicas y quebrantamiento de los deberes de custodia), y sobreseyó el caso en noviembre de 2018, ratificada después por el Tribunal Supremo en 2019.

Rocío Carrasco en una imagen de archivo./Gtres

Olga ha sido el soporte de Antonio David desde que la conociera en 2001, casi dos años después de separarse de Rocío Carrasco. Fue en Sevilla, su tierra natal, y tras ocho años de noviazgo decidieron casarse y formar una familia. En diciembre de 2012 llegó al mundo su primera hija en común. Cinco meses antes del feliz acontecimiento, Rocío, la hija mayor de su marido se fue a vivir con ellos. Momentos complicados para la adolescente que se marchó de su casa tras una fuerte discusión con su madre, agresión incluida, confirmada por sentencia judicial en 2013 y que buscó refugio en casa de su padre y de Olga, en Málaga. La guapa sevillana la acogió con cariño y dedicación, según ambas cuentan, y es obvio que están muy unidas y que se quieren, tal y como muestran públicamente. Desde entonces, tanto Antonio David como la propia Rocío Flores, han tratado a Olga como su madre en declaraciones a los medios de comunicación y en las redes sociales, porque ejercía como tal. A 600 kilómetros su madre, Rocío Carrasco, libraba su batalla en solitario e intentaba curar la incurable herida, con ánimos destruidos y escasas esperanzas de recuperar a su hija, muriendo día a día, incapaz de sobreponerse. Sí, es cierto, no fue capaz de dar ningún paso firme en busca de su hija. Incapaz. Ahora sabemos de su estado, de su hundimiento psicológico y el “terror” en el que vivía, según el testimonio que ofrece en la serie documental. Entonces tenía consigo a su hijo menor, pero por poco tiempo. Eso, aún no lo sabía.

Olga Moreno en una imagen de archivo./Gtres

Olga fue siempre, que recuerde, una mujer discreta; siempre en segundo plano, una sonrisa en cada foto y sin levantar la voz. Hasta que dejó de serlo. Tras años de declaraciones de su marido destacando el papel de mala madre de Rocío Carrasco, de denuncias cruzadas con su exmujer en los juzgados, Olga se sumaba a esa batalla mediática. Desconozco si le pudo la mala situación económica, si le venció el seguir quedándose un paso atrás llevando esa casa para adelante. Fue un mes antes de la boda de Rocío Carrasco y Fidel Albiac, en septiembre de 2016. La intención de apoyar a su marido era clara y se lanzó a la piscina de los medios, conociendo, supongo, todas y cada una de las circunstancias que había llevado a Rocío hija a vivir con ellos y que Carrasco había reclamado a su hijo para que pudiera asistir a su boda, pese a que su marido denunció en los medios justo lo contrario: que nunca le invitó a esa boda, dejando claro que eso no lo hacia una buena madre. Olga Moreno apostó por los suyos y se sumó a las descalificaciones y críticas de Rocío como madre. “Para los hijos de mi marido no soy su madre, soy su salvación” u “Hoy hablo porque se lo debo a esos niños y, aunque se me pueda criticar, tengo claro que una madre que no quiere a sus hijos no quiere a nadie”, entre otros titulares de entrevistas exclusivas que concedió.

La conocí durante una entrevista en ‘Sábado Deluxe’ y me pareció muy agradable de trato y educada. Sabiendo lo crítica que había sido con la manera de proceder de su marido durante los últimos años, fue correcta y recuerdo que al despedirme le deseé suerte. “Que te vaya todo bien, Olga”, le dije. Sinceramente, creo que le ha tocado vivir un papel muy complicado y que se ha entregado a su marido y a los hijos de este de manera incondicional. Creo también que, como el propio Antonio David, su intención de conciliar ha sido cero. Quizá desconozca algún episodio que pudiera demostrarme lo contrario, pero en sus entrevistas y declaraciones ella también golpea a Rocío en lo que más duele: en su papel de madre. Olga forma parte, también, del procedimiento de alzamiento de bienes por el que se juzgará en breve a su marido. Ella es uno de esos “terceros” mediante los que, presuntamente, Flores desviaba el dinero que facturaba por sus trabajos en televisión, para evitar pagar la deuda contraída hace años con Rocío Carrasco por impago de la pensión alimenticia de sus dos hijos en común. No, no tiro a dar sin más. Es un hecho contrastable. Cooperó en ese presunto engaño. Supongo que fue otra forma de sobrevivir.

Olga Moreno en una imagen de archivo./Gtres

No me quisiera ver en la piel de esta mujer que esta semana ha protagonizado los momentos más vistos de ‘Supervivientes’. Vivirá en Honduras bajo el efecto Rocío Carrasco. Sus palabras no dejan lugar a dudas: su deseo es que al volver su familia permanezca unida como hasta ahora. Se fue sabiendo que Rocío Carrasco ha comenzado a narrar su infierno, el que ella vivió. No debió ser fácil escucharla, si es que lo hizo. Contar la verdad para seguir viva.

A Olga Moreno le avala el cuidado de esos hijos que no son suyos, pero sabe perfectamente, como mamá que es también, que ningún hijo puede ser feliz sin tener relación con su madre. Conciliar es la asignatura pendiente, quizá la única forma de sobrevivir a esta tragedia familiar que dura demasiados años, la única manera de ser una verdadera superviviente. La televisión es un medio potente, sin duda, pero la vida es otra cosa. Para todos.

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