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Mi casa es la tuya

Al filo de la muerte y una violación: así ha sido la entrevista más dura de Ainhoa Arteta

  • Elena Boluda
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Ainhoa Arteta ha sido la nueva invitada del programa más visto de la noche del sábado, Mi casa es la tuya. La soprano se ha sentado junto a Bertín Osborne para hablar de su vida y, abriéndose en canal, ha dejado para el recuerdo una de las entrevistas más duras del programa. Allí, se ha sincerado y ha relatado cómo volvió a nacer, cuándo la violaron y cómo es la relación con sus hijos, entre otras muchas cosas. “Me llamaban Lady Corcho porque no me hunde nadie”, ha sido una de sus declaraciones.

El día que volvió a nacer

La guipuzcoana ha comenzado la entrevista relatando el que ha sido el año más complicado de su vida. Tras superar el Covid, la soprano sufrió una grave infección que le llevó al filo de la muerte: “A mí me salvó Andalucía, la Seguridad Social y el hospital Virgen del Rocío. No tengo palabras para agradecer a médicos, enfermeras…”. Su relato se remonta al verano pasado cuando, a consecuencia de una septicemia, provocada por un cólico nefrítico que se complicó, la soprano volvió a nacer. “Casi me muero, aunque yo no me enteré prácticamente hasta después”, ha comenzado diciendo. Debido al fallo multiorgánico que sufrió, Arteta tiene que ser trasladada en helicóptero al hospital, en un intento de salvar su vida. “Llegué por los pelos y no me enteré de mucho más. Me indujeron a un coma. Estuve seis días de coma inducido y me dieron tres horas de vida”, ha contado con un nudo en la garganta. 

Una vez ingresada, los sanitarios se dieron cuenta que el cuerpo de la soprano no reaccionaba a ningún antibiótico, por lo que decidieron probar con la penicilina, a la que era alérgica desde pequeña. “La suerte que tuve es que la penicilina me hizo una alergia cutánea, pero me salvó. De esto no me enteré hasta que salí del coma. Fue entonces cuando me dijeron lo que había pasado”, ha comentado. Desde aquel momento, la vida de Ainhoa cambió y fue entonces cuando se dio cuenta de que había vuelto a nacer: “Yo desde entonces, Bertín, celebro la vida”.

Ainhoa Arteta en ‘Mi casa es la tuya’ / Telecinco

Siguiendo el hilo de la conversación, la protagonista ha contado los detalles de la etapa más complicada de su vida: “Recuerdo que después me operaron. Salí con todas las extremidades sin riego”. Señalándose las amputaciones que tiene por su cuerpo y los injertos a los que se tuvo que someter tras tan complicada enfermedad, Ainhoa ha querido celebrar su nueva vida. “Hay mucha gente que no ha tenido la suerte que he tenido yo, me considero muy afortunada. Yo ahora vivo”, ha concluido. También ha contado que, a raíz de la entubación, se le cerró un ganglio de la cuerda derecha que le dejó sin voz: “No podía ni hablar ni cantar. En noviembre me operaron a cuerda abierta y, gracias a Dios, la operación salió bien. Todavía estoy en recuperación”. A pesar de todo, la soprano nunca ha perdido la sonrisa. “Lo he pasado muy mal, pero tengo una familia y unos amigos que han sido mi apoyo. Gracias al amor estoy aquí”, ha sentenciado.

Una terrible violación

Ainhoa Arteta ha acudido al espacio televisivo dispuesta a dejarse conocer mejor y a hacer público su lado más personal e íntimo. Sacando fuerzas de flaqueza, la soprano ha hablado de los momentos más duros de su vida, como cuando la violaron en Nueva York. Después de bromear con lo “poco ligona” que ha sido toda su vida, Arteta ha recapacitado y ha analizado los momentos más traumáticos que ha tenido, por desgracia, que vivir. Con tan solo seis años de edad, la guipuzcoana vivió un intento de abuso y, años más tarde, viviría una violación, de la que ha hablado sin tapujos: “Esas cosas te dejan muy marcada”. El terrible acontecimiento sucedió cuando llegaba de noche a casa en la ciudad americana cuando, sin darse cuenta, una persona se coló en el portal donde vivía. “No recuerdo lo que pasó. No sé si estuve una o dos horas tirada en el suelo y no podía reaccionar, solo temblar. Era la época en la que estaba Rudy Giuliani como alcalde de la ciudad y tu vida valía una mierda”, ha declarado con total sinceridad. Suerte que la cosa no fue a más y pudo salir viva de aquello, algo de lo que está tremendamente agradecida: “Soy una persona afortunada. He podido dedicarme a lo que me apasiona desde pequeña. El sueño americano famoso a mí me ha ocurrido. He tenido hijo, no me he dejado nada en el tintero. Bueno, sí, me he dejado amantes en el tintero”, ha bromeado.

Para la soprano, estas dos experiencias han marcado su vida hasta el punto de ser mucho más reticente a las relaciones, como ella misma ha confesado a Bertín. Además, ha manifestado que no tiene ninguna intención de enamorarse a corto plazo: “Mis amigas me lo tienen prohibido y tienen razón. Hasta que no tenga el corazón en la cabeza, eso no se contempla”.

Ainhoa Arteta en ‘Mi casa es la tuya’ / Telecinco

La relación materno-filial

La invitada de la noche, natural de Guipúzcoa, tiene una biografía impresionante. Con tan solo cinco años, Arteta ya escuchaba los discos de María Callas y, desde bien pequeñita, sus padres se encargaron de inculcarle el interés por la música. Gracias a su profesión como soprano, ha podido pisar los escenarios del Metropolitan House neoyorquino, el Covent Garden londinense, el Bayerische Staatsoper muniqués y los más destacados teatros líricos del mundo. En cambio, su vida íntima no ha tenido la misma suerte y, tras cuatro matrimonios fallidos, la artista está soltera pero con unos hijos que le adoran.

Madre de dos hijos, la mayor de 21 años y el pequeño de 12, Arteta ha reconocido que su trabajo le ha quitado mucho tiempo de estar con ellos, algo que se ha planteado justo después de volver a nacer. “Ellos han nacido en mi vida, no es que la entiendan. Mis hijos tienen una relación de amor-odio con mi profesión y el pequeño chilla cuando canto en casa”, ha explicado. Aunque ellos nunca le han reprochado nada, sí ha quiero recordar uno de los momentos más difíciles que ha vivido con su hija mayor: “Un día, justo después de fallecer mi madre, antes de actuar se tenían que llevar a mi hija y ella se agarró a mi falda y no se soltaba. Tener que arrancarte llorando a tu hija de la falda y salir al escenario a cantar es un momento que se me ha quedado grabado para siempre”. A pesar de todo, ella nunca le ha echado en cara este acontecimiento: “Mi hija nunca me lo ha reprochado, al revés, cuando he flaqueado ella siempre me ha animado a seguir. Ella no me concibe de otra manera. Sabe que soy feliz cantando”.

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