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Ha fallecido Massimo Stecchini, el último gran amor de Marisol. Estuvieron más de treinta años juntos y el empresario italiano siempre ha respetado la decisión que tomó la artista: retirarse del foco mediático. En un primer momento nadie lo entendió, pero con el paso del tiempo han ido saliendo a la luz algunos datos que ayudan a comprender la postura de Pepa Flores. Así quiere que le llamen, pues ya no se siente identificada con su nombre artístico. Lo cierto es que ha atravesado situaciones muy delicadas porque saltó a la fama cuando era solo una niña y no tenía la capacidad de operar por sí misma.
Marisol posó en una mítica revista en 1979 y aprovechó para desvelar los obstáculos a los que tuvo que enfrentarse cuando se hizo famosa. Era una niña prodigio que disfrutaba de un reconocimiento a nivel internacional, pero ¿qué pasó hasta llegar a este punto? Cuando era muy pequeña sus padres firmaron un contrato para que Manuel Goyanes, el empresario que la descubrió, pudiera sacar un mayor rendimiento de su talento. El problema fue que esta vinculación laboral se convirtió en la gran pesadilla de Pepa Flores. Tuvo que separarse de su madre, quien vivía en una pensión. Durante todo este tiempo ella dormía en la casa de Goyanes y tuvo que acatar sus normas.
La voz de Marisol sedujo a todo el país y Manuel Goyanes, su representante y responsable laboral, se dio cuenta de que estaba delante de un diamante en bruto. Lo que vendía era la imagen de la cantante siendo una niña, así que no quería que expresase ningún síntoma de evolución. Por ese motivo Marisol, que realmente quería ser Pepa Flores, tuvo que teñirse y vendarse el pecho. No solo eso. Tampoco podía relacionarse con ningún hombre ni tener ningún amigo especial porque Goyanes no quería que la prensa se hiciese eco de ningún romance que pudiera desvirtuar la imagen que estaba creando del artista.
Marisol contó su verdad: «Yo estaba como secuestrada»
Es cierto que la vida artística de Marisol ha estado plagada de éxitos. Siendo solo una niña, su voz era conocida en muchos países y ganó tanto dinero que en la actualidad no tendría necesidad de seguir trabajando. El problema es que estos ingresos no solamente fueron para ella o para sus padres, hubo demasiadas personas que sacaron rendimiento de su talento. Por eso cuando cumplió 36 años decidió desaparecer de la vida pública y solamente se ha sabido de ella en contadas ocasiones.
Para entender la determinación que tomó, es necesario recordar la entrevista que dio en Interviú hablando de Goyanes. «Yo estaba como secuestrada. Cuando ya siendo mayor quería conocer chicos me lo prohibían. Y si de los que conocía me gustaba alguno, me lo aislaban inmediatamente. Yo era intocable, ¿entiendes?, era su negocio», declaró. Por eso, en 1969 se casó con Carlos Goyanes, hijo de su descubridor. En aquella época Marisol solo tenía 21 años.
El verdadero amor de la artista
El matrimonio de Marisol con el hijo de Manuel Goyanes no llegó a ningún lado y con el paso del tiempo inició una relación con el bailarín Antonio Gades. Se casaron en 1982 en Cuba y el padrino de la boda fue Fidel Castro. A pesar de que todo parecía ir bien, el matrimonio duró cuatro años. Con el paso del tiempo se enamoró de Massimo Stecchini, el verdadero hombre de su vida. El italiano era uno de los pocos que conocía el infierno que atravesó Pepa Flores cuando era artista. Hay muchas leyendas y ella ha confirmado algunas, pero todavía hay reparos en hablar sobre ciertos temas de una forma clara.