La metedura de pata de Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa que les hace romper el protocolo
La pareja se confundió de ubicación y tuvo que cruzar Madrid para llegar a su cita con la música
Isabel Preysler es el paradigma de la perfección en todos los sentidos. Impecable, bella, elegante, educada, pero es humana y la confusión también forma parte de su vida. Protagonista de los actos a los que acude, anoche no iba a ser menos, aunque fuera por un problema de ubicación. Preysler y su pareja, Mario Vargas Llosa, llegaron tarde a una cita importante no solo para ellos. La reina Sofía reaparecía en la agenda oficial y lo hacía presidiendo el concierto de extraordinario a beneficio de las becas anuales de ampliación de estudios en el extranjero de Juventudes musicales de Madrid. La cita era a las 19:30 en el Auditorio Nacional. Cuando doña Sofía, su hermana Irene y el resto de asistentes ocupaban sus asientos en el interior de la sala de conciertos, Isabel y Mario hacían acto de presencia con mucha prisa.
La puntualidad es una de las grandes virtudes de ambos, pero su retraso se debió a una confusión por la que se trasladaron al Teatro Real, convencidos de que el recital tendría lugar allí. Esta equivocación les hizo romper el protocolo, debido a que la madre del rey Felipe VI ya se encontraba en el interior. Un tanto apurados a su llegada al Auditorio, la pareja pasó el control de seguridad y, tras desinfectarse las manos con el gel hidroalcohólico, accedieron a la sala donde disfrutaron de un recital ofrecido por el pianista Vincenzo Scalera y el tenor Juan Diego Flórez, en el que interpretaron obras de Beethoven, Mendelssohn, Strauss, Bellini o Verdi, entre otros compositores.
Las prisas no son buenas, y fue a la salida del acto cuando Preysler confirmó una vez más por qué siempre es la más elegante. El rojo es una de sus apuestas cuando tiene un evento importante y es la segunda vez que lo luce en las últimas semanas. La primera fue en el homenaje que se rindió a Vargas Llosa en el Instituto Cervantes con motivo del décimo aniversario de su Premio Nobel. Para esa ocasión escogió un sastre con pantalón de pata de elefante y blazer anudada a la cintura. En esta ocasión ha cambiado el pantalón por un elegante vestido de Lola Li de corte midi, con escote cruzado y drapeado a la cintura donde, gracias a un estratégico broche, creaba un volante. Completaban el conjunto un maxi abrigo de piel y complementos en beige. El toque final lo puso la colorida mascarilla de Etro en tonos rojos, blancos, rosas, amarillos y azules, que casaban a la perfección en el look.
Aunque tienen unas dignas herederas de su estilo y de su saber estar en sus dos hijas pequeñas, lo cierto es que Tamara es la única que, por el momento, se ha decantado por el mundo de la televisión para hacer carrera. Algo que no está reñido con ejercer de marquesa de Griñón, título que podrá llevar de manera oficial a partir del próximo 12 de noviembre. En plena cuenta atrás, y recuperándose aún de la tragedia familiar de los Falcó, la diseñadora está feliz compaginando su labor como chef en el programa de cocina de la 1 con su faceta de tertuliana en ‘El Hormiguero’ donde debate sobre temas de actualidad en la mesa que comparte con Cristina Pardo, Nuria Roca y Juan del Val.