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El blog de Paloma García-Pelayo

La vuelta más triste de Kiko Rivera a Cantora

Su abuela materna, Ana, fallecía la madrugada de este miércoles e Isabel Pantoja, su propia madre dio órdenes expresas de que no avisaran a nadie. Kiko entraba en ese nadie. La herida abierta hace ya más de un año entre madre e hijo a causa del reparto y administración de la herencia de Paquirri se abría en canal en el momento que Kiko supo por un tercero que su “yaya”, como cariñosamente la llamaba, acababa de fallecer. Sin noticias de Cantora. Isa Pantoja era otro nadie. Lo cierto es que a ella le han negado durante años el pan y la sal de cariños y afectos en la familia. La propia Isa lo ha declarado públicamente.

Isabel Pantoja, devastada tras perder a su madre / Gtres

La madre de Isabel Pantoja, Ana Martin Villegas dejó siendo muy joven el negocio de fruta de la familia para bailar, su verdadera vocación. Fue miembro de la compañía de Juanita Reina, pero al casarse con Juan Pantoja en 1952 lo dejó todo y se dedicó a criar a sus 4 hijos: Bernardo, Juan, Agustín e Isabel. De las estrecheces que pasaba la familia, sobre todo una vez fallecido el padre en los setenta, les sacó la niña Isabel. La familia se mudó a Madrid y los primeros años vive en un piso de la calle O’Donnell. Isabel comenzaba a triunfar y se convirtió en el sustento de la familia. Su madre era muy consciente. “Siempre supo que, gracias a Maribel, los hombres de la casa saldrían adelante”, me asegura alguien que lo vivió de cerca. Se convirtió en la guardiana de la artista, de su Maribel, de esa moza “en edad de merecer” que era su hija cuando comenzó a triunfar en la canción. Atesoró y vigiló su imagen de castidad como a ella también le habían enseñado. Eran tiempos de dictadura, de estricta moral; mucho más para la mujer. Se entregó a impulsar su carrera y apoyarla en todo. Ver cómo se casaba con Francisco Rivera en abril de 1983, el torero más importante de la época fue uno de los sueños de su vida. Sin embargo, la vida de su Maribel dio después muchas vueltas y siempre le dijo claro quién le gustaba y quién no. Mantenían una relación muy estrecha. Nunca le gustó su amiga Encarna Sánchez, según me aseguran en su entorno más íntimo. De su amistad con María del Monte supo doña Ana por boca de su hija y fue en esos años cuando la artista inició los trámites de adopción de la pequeña Isabel. Dulce la Piedra ya trabajaba en casa Pantoja, pero sería su amiga María quien amadrinaría a esa niña. Doña Ana nunca entendió esa decisión. En su forma de pensar no entraban algunos caminos que su hija tomó. Quizá ahora se entienda que el “rechazo” que la propia Isa dice haber sentido en su familia, parta desde el mismo día en el que Isabel decidió ir a buscar a su hija a Perú y compartiera esa ilusión con María.

A Diego Gómez le tomó cariño después de las primeras desconfianzas. Le preocupaban las intenciones de cada quién que se acercara a su hija, pero llegaba un hombre con el que viviría Maribel una etapa muy estable. Con Julián Muñoz todo fue bien. Las penas con pan son menos penas y en la casa marbellí de Julián e Isabel no faltaba de nada.

Me cuentan que a quién verdaderamente adoraba Ana Martín era a su hijo Agustín. Su nieta Isa siempre la ha respetado y nunca ha explicado que pasó realmente entre las dos y su tío Agustín, más allá de que se sintiera discriminada afectivamente frente a Kiko, el favorito.

Kiko Rivera se ha despedido de su abuela doña Ana / Instagram

Consumida por una enfermedad degenerativa que la aisló día a día de la realidad, doña Ana fallecía la madrugada de este miércoles junto a Isabel y Agustín. Su delicado estado de salud ha tenido en vilo a la familia en los últimos años. Para Isabel Pantoja, ella era lo más grande, “después, todo lo demás”. Se atrincheró en Cantora para cuidarla, aunque, en mi opinión, le sirvió también de excusa perfecta cuando decidía no afrontar los problemas. Recuerdo cómo me dijo que “no podía ir a ver a su hijo Kiko” tras la entrevista que los enfrentó públicamente durante una llamada telefónica al programa Sábado Deluxe en octubre pasado: “Él sabe que no puedo moverme de aquí”. Una empleada interna se ocupaba de doña Ana y Agustín también vivía en Cantora. El cisma enfrentó a madre e hijo, pero Agustín entraba de lleno en conflicto. Su sobrino lo ha denunciado judicialmente por apropiación indebida y estafa.

Doña Ana e Isabel Pantoja / Gtres

Ha llegado el triste día. La abuela ya no está. Amén de la pena inmensa de perder a una madre, Isabel Pantoja se enfrenta a la realidad: 1 año y un mes de ruptura con su hijo. Es como otra condena. Tanto Kiko como Isa emprendieron este miércoles viaje de vuelta desde La Graciosa en donde tenían previsto asistir a la boda de su prima Anabel prevista para este viernes. Llegó el triste día. “Kiko está muy tocado”, me dicen. Tras la puerta de la finca, su madre rota. Madrugada de dolor y reencuentro. “Es momento de aparcar ciertas cosas y tirar hacia adelante”, declaró el dj visiblemente emocionado.

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