Iñaki Urdangarin las prefiere rubias: su ex y su novia confirman el fetiche del excuñado del Rey
Su ex es la infanta Cristina, hija del rey emérito Juan Carlos I, y su nueva novia es Ainhoa Armentia, abogada vitoriana
Con la segunda que mantiene una relación desde 2021
A la hora de elegir pareja todos repetimos patrones, pero en el caso de Urdangarin el suyo está tan marcado que asusta
Podría parecer el título de una comedia clásica de Hollywood —Los caballeros las prefieren rubias—, pero en este caso la trama no transcurre en Broadway ni está protagonizada por Marilyn Monroe, sino en Vitoria, con un excuñado incómodo del rey Felipe VI como protagonista. Porque si algo ha quedado claro en la vida sentimental de Iñaki Urdangarin, es que las prefiere rubias. Y quizá esa sea la única constante en una biografía marcada por todo lo contrario: los giros bruscos, las caídas estrepitosas y las reinvenciones forzadas.
Exduque de Palma, exdeportista de élite, exyerno del rey Juan Carlos I y, en suma, ex de tantas cosas que ya empieza a definirse mejor por lo que fue que por lo que es. Desde aquel 1997 en que se casó con la infanta Cristina en Barcelona, la trayectoria del navarro ha sido un manual de ascensos y caídas: del Palacio de la Zarzuela a la celda de Brieva, de los salones regios a las gradas de un polideportivo en Irún. Y ahora, dicen, convertido en un hombre “zen”, como si hubiera encontrado la iluminación al final del túnel penitenciario.
Lo cierto es que su nueva vida tiene un aire de novela americana: como Jay Gatsby al final de El gran Gatsby, retirado a contemplar las ruinas de su propio esplendor. Urdangarin reaparece sereno, pacificado, hablando de madrugones, rutinas sencillas, desayunos tranquilos, lecturas y deporte. Del golf y los palacios al yoga de la vida cotidiana, como si los barrotes hubieran destilado en él un monje laico de Vitoria. En la entrevista que concedió recientemente, repite las palabras mágicas de todo nuevo converso a la sencillez: “orden”, “rutina”, “aprovechar el tiempo”. Y es fácil imaginarlo recitando mantras domésticos mientras dobla la colada junto a Ainhoa Armentia.
Todo cambia, menos el rubio de sus parejas
Y hablemos de ella. Porque la vida de Iñaki, como la estética, también exhibe patrones. Y en cuestión de gustos femeninos, parece no desviarse demasiado: las prefiere rubias. Cristina, ayer. Ainhoa, hoy. Dos estilos distintos, sí, pero con la misma esencia: melenas luminosas, tonos cálidos, cortes fáciles de mantener y un aire de sobriedad elegante. El peinado de doña Cristina cortado a capar con la raya al lado, reflejos dorados y brushing natural, desprendía discreción aristocrática. El de Ainhoa, midi recto, versátil y pulido, proyecta frescura. ¿En resultado? Dos mujeres, distintas biografías, mismo código estético: naturalidad sin estridencias, refinamiento sin artificio.
El detalle del cambio de look de Ainhoa no pasó desapercibido. El pasado 21 de septiembre, la pareja viajó desde Vitoria hasta León para acompañar a Pablo Urdangarin en un día señalado de su carrera deportiva. Allí se dejaron ver sonrientes y relajados, y fue entonces cuando la prensa reparó en la melena midi de ella, un corte sencillo y luminoso que simbolizaba, como suele ocurrir en estas narrativas de redención, un nuevo comienzo vital. La coincidencia no es menor: también la infanta Cristina, tras su separación en 2022, se cortó el pelo y renovó su imagen, con un estilo más juvenil y ligero, como si el cambio capilar funcionara como rito de paso.
El exduque de Palma podrá reinventarse como zen, monje urbano o aficionado de grada, pero en su vida sentimental no hay iluminación que valga: siempre acaba en el mismo color de pelo, cuando se trata de mujeres.