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Luces y sombras

Iker y Sara: aprendiendo a vivir el uno sin el otro

  • Alberto Ardila
  • Periodista especializado en crónica social, exclusivas y televisión.
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No vamos a descubrir a estas alturas a Iker Casillas ni a Sara Carbonero. Se cumplen seis meses desde que la expareja anunciara el fin de un matrimonio que parecía eterno, algo que no ha hecho que dejen de ser personajes públicos que generan bastante interés. Su separación sí ha hecho que ambos prosperen en sus carreras con un éxito desigual. Desde que comenzaron su relación han invertido las tornas de cara a la opinión público y a nivel profesional quizás estén algo lejos de lo que ambos pudieran esperar.

Hay que remontarse al 2009 para encontrar el primer acercamiento entre Iker y Sara. Él era el mejor portero del mundo y para muchos de la historia. Su papel en el Real Madrid y la Selección Española era muy protagonista. Sus paradas le habían hecho leyenda sin ni siquiera haberse retirado. Mientras que Sara Carbonero era una periodista que cubría la información del equipo blanco para el telediario de Telecinco. Su tonteo fue mayúsculo y notorio pero hubo que esperar al famoso beso del Mundial de Sudáfrica 2010 para confirmarle delante de toda España.

Iker Casillas y Sara Carbonero / Gtres

El lustro que va desde 2010 a 2015 se fue cociendo a fuego lento un cambio de roles. Casillas fue descendiendo de esa posición de privilegio que tenía, pero Carbonero hizo lo contrario. La manchega empezó a tener identidad propia como personaje público sin necesidad de estar ligada a la figura del exportero. Sus seguidores en redes se multiplicaban exponencialmente y desde allí influenciaba y sentaba cátedra con su estilo tan característico.

La figura de Iker Casillas empezó a sufrir grietas en cuanto perdió su sitio como titular en la portería del equipo madrileño. La afición del Madrid se dividió en ‘pro’ y ‘anti’ Casillas. Un tiempo duro que terminó con una mudanza a Oporto. Durante su estancia en la ciudad portuguesa los dos suavizaron la atención mediática. Pusieron kilómetros de por medio a la presión de los medios. Pero allí tuvieron que encajar las dos peores noticias de su vida: el infarto de miocardio de Iker y el tumor ovárico que le diagnosticaron a Sara.

No es ningún secreto que las enfermedades de ambos hicieron mella en la relación. El desgaste sufrido era evidente y ellos no lo escondían. A su regreso a Madrid hubo cierta empatía y condescendencia con ellos. A fin de cuentas era la vuelta de una de las parejas favoritas de nuestra crónica social. Pero su separación fue un punto de inflexión para ellos y para su imagen.

Sara Carbonero se ha humanizado y ha dejado atrás ese búnker emocional en el que estaba metida. Ha subido vídeos riendo, bailando y ha vivido el verano con la intensidad de un adolescente gracias a su romance con el cantaor Kiki Morente. Felicidad para dejar atrás años muy duros en lo emocional. A eso hay que sumarle su vuelta a los medios de comunicación de la mano de Radio Marca, una emisora ‘modesta’. La radio del deporte cuenta con una audiencia de 388.000 oyentes de lunes a viernes, según el EGM de julio 2021. Pero allí se siente en casa, querida y realizada. No le hace falta, así que…’que siga el baile’.

Da la sensación de que la comunicadora ha sabido encontrar su hueco en la vida pero con los pies en la tierra. Algo que a Iker Casillas le está costando más. Desde que dejase el fútbol ha dado el salto a las tertulias del corazón por sus supuestas infidelidades a Sara Carbonero, un mundo que él detesta. A nivel laboral, lleva casi un enrolado a la Fundación Real Madrid pero con un cargo prácticamente invisible y es que son pocas las veces que se ha dejado ver ejerciendo de director adjunto. Ahora, ha extendido sus negocios a Dubái abriendo una escuela de porteros y buscando mejor suerte.

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