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Tras sus pasos

Iker Casillas pone freno a su futuro inmediato

El cambio de vida del marido de Sara Carbonero pasaba hace poco por una incorporación al organigrama del Real Madrid que él mismo ha demorado fruto de sus dudas. ¿Por qué?

  • Alberto Ardila
  • Periodista especializado en crónica social, exclusivas y televisión.
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El 4 de agosto de 2020 será un día que el mundo del deporte nunca olvidará. Iker Casillas dejó para siempre el fútbol, colgó los guantes, las botas y se resignó a que el maldito infarto que puso en jaque su vida en 2019 le iba a privar del sueño de llegar a los 40 añ0s en activo. A decir verdad, su adiós se produjo aquel fatídico día, pero Iker libró durante un año un pulso a su salud y a los médicos por volver a ponerse los colores del Porto y despedirse sobre el campo. No se merecía menos. El anuncio de su retirada coincidía en tiempo con su decisión de dejar Oporto y regresar a Madrid. Dos importantes cambios que iban a dar un importante giro en su vida. No fue fácil dejar la ciudad donde durante cinco años el portero y Sara Carbonero han vivido un cuento de hadas.

¿Y ahora, qué? Esa era la pregunta más repetida cuando se trataba de arrojar algo de luz sobre el futuro a corto plazo del matrimonio. Su vuelta a la que había sido su casa antes de emigrar a Oporto abría un interesante abanico de opciones profesionales para ellos. Sara daba buenas señales sobre su estado tras haber superado el cáncer de ovario por el que fue intervenida e incluso se especuló con que podría retomar su puesto en la sección de deportes de Mediaset. Por su parte, Iker Casillas había abandonado la idea de presentarse a las elecciones de la Real Federación Española de Fútbol, un proyecto fallido sobre el que había depositado muchas ilusiones.

Fue entonces cuando al guardameta campeón del mundo le surgió una propuesta muy atractiva: formar parte del organigrama del Real Madrid. Era la ocasión propicia de volver al club de sus amores, al que le formó y le hizo leyenda. En la prensa deportiva se entendió este movimiento como un gesto de reconciliación de la entidad presidida por Florentino Pérez después de que su salida en 2015 fuera un tanto austera para un jugador que ha marcado época. Nada podía salir mal.

Iker Casillas y Florentino Pérez, el día de su despedida del Real Madrid / Gtres

El diario ‘Marca’ confirmaba a mediados del pasado mes de julio que Casillas se iba a incorporar de inmediato a la planta noble del Santiago Bernabéu. Su labor iba a ser la de asesor del presidente, un consejero en toda regla. Un cargo que, por cierto, también ocupó en su día Zinedine Zidane, hoy entrenador del primer equipo. Tampoco se descartaba que Iker fuera nombrado embajador del club blanco. Sus caminos parecían destinados a encontrarse sobre todo cuando el equipo blanco aprovechó su retirada para dedicarle unas bonitas líneas: «Iker Casillas pertenece al corazón del Real Madrid y así será para siempre. El Madrid quiere transmitirle a él y a su familia el afecto de nuestro club, que es el club de su vida».

Las dudas de Casillas

Las dos partes quedaron en mantener una reunión para terminar de cerrar los últimos flecos y anunciar por todo lo alto esta buena nueva. Y al final ni una cosa ni la otra, ni asesor ni embajador. Han pasado tres meses, la temporada se inició hace ya cuatro semanas y el fichaje no ha cristalizado. ¿Qué ha pasado?

Gtres

Las dos partes han guardado silencio todo este tiempo y da la sensación de que no habían llegado a un acuerdo. Sin embargo, hace escasos días hemos podido saber que la decisión de no enrolarse en el Real Madrid, al menos de momento, es del propio Casillas. En una conversación informal con Vicente del Bosque, publicada en el diario ‘El País’, el marido de Sara Carbonero deja caer de manera sutil el motivo por el que todavía no ha aceptado la oferta.

Según apunta el periódico, el mostoleño tiene dudas acerca de cuál sería su papel. No ve claro que su día a día pase por estar en un despacho. El cuerpo todavía le pide salsa. No obstante, descarta ser entrenador y da pistas de hacia donde podrían estar encaminados sus pasos: «De entrenador no, no tengo ese aguante, esa paciencia. Doy la imagen de chico agradable, de chico majete y tal, pero yo me transformo en el vestuario. Me vería más útil en formación. Formando a los chicos más jóvenes, a los que empiezan. Me sacaré el título por aprender más, porque me gusta el fútbol. Intentaría transmitir a la gente siendo quien he sido en el mundo del fútbol y convencer a los jóvenes de dónde se puede llegar con esfuerzo, ilusión», cuenta en ‘El País’.

Mientras se decide, Iker Casillas dedica su tiempo a jugar al pádel, a viajar a Navalacruz (su pueblo en Ávila), a atender a compromisos que le van surgiendo y a la educación de sus hijos. Sabe que pronto deberá dar un golpe de timón a su futuro profesional, pero no quiere precipitarse y caer en el error.

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