El hombre que dio la vuelta al mundo en Elcano con Colate: "Hicimos amistad para toda la vida"
Primeras imágenes de la guardiamarina Leonor de Borbón ‘escalando’ los mástiles de Juan Sebastián Elcano
El Juan Sebastián Elcano casi se hundió en la zona del Titanic
Eduardo Zamácola (Madrid, 1973), propietario junto a su familia hasta hace dos años de la famosa marca de moda infantil Neck&Neck, vivió una de las mejores experiencias de su vida en 1996 cuando le tocó hacer la mili a bordo de Juan Sebastián Elcano. Ese año coincidió, además, con la novena vez que el buque escuela daba la vuelta al mundo (la ha dado 11 veces en casi 100 años de historia). En la travesía hizo amigos para toda la vida y entre ellos, casualmente, estaba Nicolás Vallejo-Nágera, más conocido como Colate, del que guarda infinidad de recuerdos así como del resto de la tripulación. Nos cuenta cómo fue esa dura y maravillosa travesía.
El sábado 11 de enero Leonor de Borbón zarpará del puerto de Cádiz para hacer algo muy similar a lo que Zamácola y Colate hicieron en su vida y decimos similar porque esta 97 travesía que está a punto de hacer la Princesa de Asturias «sólo» durará seis meses y no dará la vuelta al mundo. Pero será suficiente tiempo para que aprenda lecciones «que nunca olvidará». Conocerá los sinsabores e incomodidades de la vida de un buque escuela pero también coleccionará amistades que probablemente le durarán el resto de su vida y experiencias exentas de todo protocolo en el que podrá disfrutar de la libertad de ser una más y, por si todo esto fuera poco, con la suerte de contemplar durante días y noches la belleza de estar en medio del mar sin ver tierra durante incluso semanas. Aprenderá qué implica compartir espacios pequeños, durezas climatológicas y el sentido del deber y el compañerismo. Sin duda una experiencia que le servirá para mucho en su futura vida como Jefa del Estado.
Todos los detalles de la vida a bordo
Sin lugar a dudas las personas que mejor pueden hablar de cómo se vive en un barco como Elcano son aquellas que han vivido la experiencia. No es ninguna casualidad que todas ellas tengan como uno de sus temas de conversación favoritos narrar esta experiencia. «Para mí ha sido la más importante de toda mi vida y de la que más lecciones he sacado para siempre». «Salimos del puerto de Cádiz el 8 de diciembre de 1996 y llegamos al mismo punto en agosto de 1997. Nueve meses increíbles que recuerdo perfectamente como si hubiera sido ayer. Era la novena vez que Elcano daba la vuelta al mundo y la travesía fue totalmente diferente a la que hará la Princesa de Asturias», comenta emocionado.
Pregunta: ¿Cómo es la vida a bordo de un barco como Juan Sebastián Elcano?
Respuesta: Pues en primer lugar es «incómoda» porque piensa que somos 295 personas para un buque que tiene 113 metros de eslora (largo) por 13,154 de manga (ancho). Esto en lo primero que se traduce es en que los camarotes son muy pequeños. Al menos en mi época lo eran.
P: ¿Cómo es el barco?
R: A grandes rasgos, y a pesar de la infinidad de huecos que luego descubres en una travesía tan larga, el buque se divide en dos grandes zonas, la de popa (parte más ancha y trasera) y proa (delantera y más estrecha). La de popa es prácticamente la del Comandante. Ya en la parte de proa hay dos sollados a ambos lados donde se sitúan los camarotes y zonas comunes, una para los que son marineros rasos, como fue mi caso, es decir, los que están haciendo la mili y el otro para los que están haciendo la instrucción, los oficiales, los guardiamarinas, como es el caso de Leonor de Borbón.
P: ¿Cómo son los camarotes?
R: De mi época a ahora ha cambiado todo básicamente porque cuando yo hice la mili no había mujeres y ahora, sí, por lo que se ha modificado para hacer dos partes diferenciadas por sexo. Me consta que la parte femenina cuenta con camarotes donde hay menos tripulantes que en la de los chicos, digamos que ellas disponen de más espacio (se ríe). Pero son literas muy pequeñas, tanto el espacio que tienes de ancho como el que te separa de la litera de arriba que es tan poco que si te das la vuelta, te das contra el techo. No son muy cómodas, la verdad. Además, es que tu litera, es también tu armario, es decir, que ahí guardas tus cosas que, por supuesto, son muy pocas. Sé también que ahora en los camarotes de las mujeres hay un baño incorporado. En nuestra época compartíamos entre muchos un baño externo.
P: ¿No había ninguna mujer a bordo?
R: En mi travesía había dos pero ninguna haciendo la instrucción, una era la enfermera y la otra una oficial cuya misión era la de dar clases de inglés a los oficiales.
P: ¿Tanto ha cambiado, le consta, entonces?
R. Sí y es lógico. De mi época a ahora han cambiado muchas cosas, pero es que han pasado ¡más de 25 años! Piensa que tiene casi 100 años, en los principios no había ni neveras, se llevaban a bordo animales vivos y todo. Ahora, lógicamente, todo ha ido mejorando y aunque la vida sigue siendo incómoda a bordo, lo es menos que hace 50 años.
«Para la convivencia del barco es fundamental tener a la tripulación siempre haciendo algo, hay poco tiempo para el ocio»
P: ¿Cómo es el horario? ¿Y las famosas guardias que todo el mundo tiene que hacer independientemente de su rango, ¿cómo se viven?
R: El horario es lo más disciplinado dentro del barco y es normal, hay que tener la mente ocupada de tantas personas que conviven durante 24 horas al día y que si tienen demasiado tiempo libre hay más posibilidades de roces y problemas. Para la convivencia del barco es fundamental tener a la tripulación haciendo siempre algo, hay poco tiempo para el ocio, por eso está todo milimetrado y la disciplina es exhaustiva, de hecho saltarte el horario aunque sea un minuto es una causa muy común para los arrestos de los que ¡sólo un 10% se libra!
P: ¿Cómo puede ser eso posible?
R: Como lo oyes, es muy fácil cometer una falta. No todas son iguales, claro, pero casi nadie se libra de uno o varios arrestos a lo largo de la travesía. Piensa que la mayoría son jóvenes entre 20 y 25 años, en plena efervescencia hormonal, encerrados en un barco durante, días, semanas, meses…con guardias, malas noches, cansancio acumulado, roces y una mala contestación a un superior o quedarte dormido dos minutos en una guardia…pues supone en una sanción que se traduce en arresto que puede ser, según la gravedad, en mar o en puerto, que son infinitamente más duras, por cierto, porque el castigo supone que no bajas a tierra.
P: ¿Qué tal se come en el Sebastián Elcano?
R: Pues, la verdad es que muy bien, sobre todo las primeras semanas que hay de todo. Luego, a medida que pasa el tiempo y hasta que no llegas a puerto de nuevo y se carga más comida fresca, se tira más de lata, pero comer, se come muy bien.
P: ¿Cómo son esas llegadas a puerto?
R: De los momentos más emotivos de la travesía y también de muchísimo trabajo, sobre todo para los que estamos haciendo la mili (no para los oficiales o guardiamarinas). El barco hace singladuras de hasta 32 días de navegación y para cuando llega a puerto tiene que estar impoluto, así que se hace una «regeneración», esto es, lijarlo, pintarlo, barnizarlo. El barco sale impecable de un puerto y así tiene que llegar al siguiente y de eso se encarga la marinería, el marinero raso, el de reemplazo, el que está haciendo la mili. Un barco se estropea muchísimo por el impacto del mar y si no se cuida y mantiene no duraría nada. Ese trabajo es de los más duros pero tiene la recompensa de verlo reluciente y la fiesta que hay cuando entras a puerto y ves siempre a tanta gente esperándote.
P: Entiendo que la Princesa de Asturias no hará eso…
R: No, pero porque no es marinero raso, es guardiamarina. Su formación es diferente y es muy dura también. En el buque cada persona tiene muy bien asignada su misión y qué hacer a diario. En lo que sí participamos todos es cuando hay que hacer lo que se llama una maniobra del barco, un viraje, por ejemplo. Si en un barco pequeño de vela virarlo conlleva un trabajo en equipo, imagina en un velero como este donde hay tantas velas, tanto trabajo, es algo grandioso que requiere un enorme esfuerzo que se hace entre muchísimas personas y para el que hay que estar muy atento, de hecho cuando se hace todo el mundo para lo que está haciendo para atender esto que es una absoluta prioridad. El barco no vira porque sí, se vira por las condiciones climatológicas o cualquier otra causa que así lo indique y la decisión puede ser repentina.
P: Y además siempre va a vela (o casi siempre)
R: Siempre va a vela salvo que no haya nada de viento y apremie el tiempo para llegar a puerto ya que tiene un itinerario con unos días que cumplir. El barco es, además, una embajada flotante, cuando llega a puerto hay eventos, recepciones con autoridades así que si el Capitán ve que no se llega a tiempo se pone el motor pero es excepcional.
P: ¿Cómo son las «temidas» guardias»?
R: Terribles (se ríe). Son de cuatro horas y te pueden tocar varias en cuatro días. Quedarte dormido en una, como te dije antes, puede suponer un arresto en tierra que es que al llegar a puerto no te dejen bajar del barco, ¡imagina el castigo! Todo el mundo tiene que hacerlas, son absolutamente obligatorias. En el barco, aunque haya jerarquías, la disciplina es idéntica para todos y va del Capitán hacia abajo, no se la salta nadie.
P: ¿Cómo definiría lo mejor de esta travesía?
R: La mejor y más dura experiencia de mi vida, la que me enseñó muchísimas cosas, entre ellas el orden y la disciplina, la humildad y el tener que aprender a callarte ante un superior aunque creas que no tiene ni idea, el conocer todo tipo de personas con las que convives y que se convierten en amigos para toda la vida. Ves vidas muy dispares, hay personas que nunca han salido de su pueblo y de repente visitan países de todo el mundo. Es un aprendizaje que se te queda para siempre. Es maravilloso.
P: ¿Sigue quedando con sus compañeros de travesía?
R: Por supuesto, nunca hemos dejado de hacerlo, tenemos un grupo de wassap, muy activo por cierto, y nos vemos por lo menos una vez al año, mantenemos esa camaradería de haber compartido casi un año entero de nuestras vidas. De hecho hemos vuelto al barco y nos hemos hecho fotos con el que en su día fue nuestro capitán que, por cierto, llevaba de tripulación a su hijo en nuestra travesía.
P: ¿Le daría algún consejo a la Princesa de Asturias?
R: Estoy seguro de que su padre, el Rey Felipe, le habrá hablado mucho porque él ya pasó por esta experiencia pero yo lo que le digo es que disfrute esta vivencia a tope donde, por cierto, no va a tener ningún trato de favor, jajaja, al contrario, va a tener que demostrar mucho más que los demás. Ella, como nos ha pasado a todos, hará amistades que serán para toda la vida. Y acumulará recuerdos que jamás olvidará y que, estoy seguro, le ayudarán en su futura etapa como jefa del Estado. El ejército te impregna de una gran disciplina para toda la vida.