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Francina Armengol: la farmacéutica detrás del blindaje político de Pedro Sánchez

Francina Armengol Rosselló no es sólo la presidenta del PSOE en Baleares ni una farmacéutica reconvertida en política

El nombre de Francina Armengol resuena con fuerza en los pasillos del poder nacional porque es, sin duda, la mano derecha de Pedro Sánchez

Francina Armengol nació en Inca, Mallorca, el 11 de agosto de 1971

  • Marta Menéndez
  • Televisión, moda y corazón. Periodista de vocación y comunicadora de formación, me he movido entre estudios de radio, redacciones digitales y bastidores de redes sociales. He narrado la actualidad en la 'Cadena SER', seguido la pista a las nuevas tendencias en 'El Independiente' y escrito sobre lifestyle y empresas en la 'Revista Capital'. En 'Diez Minutos', combiné redacción y estrategia digital como Community Manager. Ahora escribo en LOOK, donde cubro actualidad televisiva, moda, celebrities y realeza.
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Francina Armengol Rosselló no es simplemente la presidenta del PSOE en Baleares ni una farmacéutica que dio el salto a la política. Hoy, su figura resuena con fuerza en el escenario nacional como una de las aliadas más leales y eficaces de Pedro Sánchez. En los momentos más delicados de la legislatura, cuando las presiones políticas y mediáticas amenazan con desestabilizar al Ejecutivo, es Armengol quien ha sabido tejer con habilidad una red de contención institucional para proteger al presidente. Discreta pero contundente, su papel ha sido clave para blindar al líder socialista frente a las embestidas parlamentarias más duras.

No es casualidad que haya conseguido posponer, desde principios de junio hasta septiembre, las comparecencias y mecanismos de control al presidente del Gobierno en el Congreso de los Diputados. Una maniobra milimétrica que ha permitido a Sánchez tomar aire en medio del vendaval político, y que demuestra quién tiene realmente el pulso del calendario parlamentario. Esta capacidad para dilatar los tiempos, desactivar las crisis y contener el daño político no es fruto de la improvisación: es el resultado de una trayectoria marcada por la paciencia, la táctica y el conocimiento profundo del poder institucional.

Francina Armengol en una comparecencia. (Foto: Gtres)

Nacida en Inca, Mallorca, el 11 de agosto de 1971, Francina Armengol se formó como farmacéutica en la Universidad de Barcelona, donde también cursó un posgrado en Dermofarmacia. Más tarde, completó estudios de Derecho en la Universitat Oberta de Catalunya, influencia directa de su padre, Juan Armengol, quien fue alcalde de Inca entre 1991 y 1995 y a quien ella reconoce como su primer referente político. Durante cuatro años trabajó en la farmacia familiar, una etapa que le enseñó, en sus propias palabras, el valor de la disciplina, la atención al detalle y la escucha activa, tres pilares que hoy traslada a su gestión política.

Su entrada en la vida pública fue progresiva pero constante. En 1998 fue elegida concejala en el Ayuntamiento de Inca, y un año después ya estaba sentada en el Parlament balear, donde participó activamente en comisiones clave como Asuntos Sociales, Turismo o Salud. En 2007 dio el salto al ámbito insular, convirtiéndose en presidenta del Consell de Mallorca, cargo que ocupó hasta 2011. Esta experiencia le permitió conocer y gestionar todos los niveles institucionales de su comunidad: municipal, insular y autonómico. Finalmente, en 2015 hizo historia como la primera mujer en presidir el Govern de les Illes Balears, cargo que revalidó en 2019, consolidando su liderazgo en el PSOE balear, donde hoy reina sin apenas contestación interna.

Pedro Sánchez y Francina Armengol en un acto. (Foto: Gtres)

Su perfil bajo contrasta con la contundencia de sus decisiones. Casada y madre, Armengol ha sabido compaginar una vida familiar estable con una carrera política de largo aliento, lo que le aporta una serenidad que se traduce en su forma de ejercer el poder: prudente, analítica y alejada de los focos innecesarios. Amante del mar y la naturaleza, Francina encuentra en su tierra natal, Mallorca, el equilibrio que le permite mantenerse firme frente al desgaste del poder central.

Hoy, como presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol ha alcanzado una de las cimas institucionales más altas del país. Su papel va mucho más allá de la moderación de los debates: es una figura clave en la arquitectura parlamentaria del sanchismo. Es la que marca el ritmo, negocia los silencios y traduce las tensiones del Ejecutivo en decisiones institucionales. Una estratega en la sombra, cuyo poder se mide no tanto por sus declaraciones como por los efectos concretos de sus movimientos. En un PSOE cada vez más tensionado por las alianzas, las causas judiciales y la presión mediática, Armengol se ha convertido en algo más que una aliada: es el muro de contención de Pedro Sánchez.

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