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Eugenia Martínez de Irujo cumple este sábado 54 años y lo hace en un momento de luces y sombras. Esta misma semana era premiada en una gala organizada por una revista femenina, que reconocía su labor como diseñadora para Tous desde hace 25 años, haciendo hincapié en el lado ecologista que ésta alberga. Sus líneas de joyas gustan y en ese mercado ha encontrado la horma de su zapato.
La duquesa de Montoro no dudó en dedicar el premio a las dos personas más importantes de su vida: «Porque nunca lo he hecho, y me hace ilusión, le quiero dedicar este premio a mi hija, que es lo mejor que tengo, mi mejor joya, y a mi marido Narcís Rebollo, al que adoro. Sin los dos no podría estar hoy aquí». Su pareja ha sabido hacerse un hueco en su corazón y junto a él vivía otro momento que recordará por y para siempre.
Fue hace una semana, cuando viajaron hasta Las Vegas para estar presente en los Grammy Latino -él es productor musical- y aprovecharon para renovar sus votos matrimoniales con una espectacular fiesta en la que se disfrazaron de John Travolta y Olivia Newton -John al más puro estilo Grease. Cabe destacar que la primera vez que contrajeron matrimonio fue en otra divertidísima fiesta el 17 de noviembre de 2017, cuando se dieron el sí quiero vestidos como Marilyn Monroe y Elvis Presley.
Las sombras de Eugenia
Pero no es oro todo lo que reluce en sus joyas ni en su vida. La relación con su familia no pasa por su mejor momento. Uno de los motivos que ha separado a Eugenia Martínez de Irujo de sus hermanos, especialmente de Cayetano, ha sido a raíz del fallecimiento de la madre de todo el clan. El jinete ha encabezado siempre los homenajes a la figura de su progenitora cada 20 de noviembre en la iglesia del Cristo de los Gitanos de Sevilla, pero sus hermanos no han secundado nunca esta bonita iniciativa.
En el caso de la duquesa de Montoro, se ha venido mostrando muy firme en su postura cuando se le ha preguntado por este tema. Esta misma semana recogía el premio Mujer Hoy y era preguntada por su ausencia, a lo que la empresaria contestaba con rotundidad «Yo solo fui a la misa funeral del año que murió y al año siguiente. A partir de ahí no voy a ir a ninguna misa porque no me hacen falta misas para recordar a mi madre, que la llevo en el corazón. Lo mejor que le puedo dedicar fue el día tan feliz que pasé volviéndome a casar y lo feliz que estoy. Creo que eso es mucho más importante que veinte mil misas», dijo con rotundidad.
Un discurso que lleva manteniendo tiempo, puesto que hace unos meses se le volvió a requerir su postura acerca de esto y su opinión era la misma: «Yo creo que es raro siete años haciendo misas. Yo creo que el primer año, segundo, fenomenal, pero todos los años… Yo siempre digo que para recordar a mi madre no me hacen falta misas, yo la llevo aquí (señalando el corazón) con lo cual quien quiera ir a misa, perfecto, pero quien no, no pasa nada, que cada uno haga lo que quiera». Ella prefiere acordarse de la duquesa de Alba en voz baja o con post en su cuenta de Instagram.