Conocida por su vínculo con Carlos Falcó, Esther Doña adquirió el título de marquesa de Griñón tras contraer matrimonio con el exesposo de Isabel Preysler en septiembre de 2017. Su boda, celebrada en el discreto Palacio de El Rincón en Aldea del Fresno (Madrid), fue una ceremonia íntima con pocos invitados. Su historia de amor surgió de un flechazo durante un encuentro entre empresarios del mundo vinícola y, a pesar de la diferencia de 40 años entre ambos, el amor floreció. Aunque compartieron varios años juntos, la relación de Esther con los hijos del marqués no siempre fue bien recibida.
A los 43 años Esther Doña se vio convertida en viuda tras el fallecimiento del padre de Tamara Falcó, al que se llevó el coronavirus el 20 de marzo de 2020 con 83 años. Por las estrictas medidas sanitarias impuestas en pleno confinamiento, Doña se enfrentó a un duelo cruel sin poder despedirse de su marido. Por si fuera poco dolor, poco después perdería a su padre por la misma enfermedad. Pero la vida le tenía preparado un nuevo giro: encontró a su siguiente amor en la figura del juez Pedraz. Aunque su compromiso prometía, la boda nunca llegó a celebrarse ya que la relación se desmoronó de manera inesperada tras una discusión intensa. Todo ocurrió apenas tres meses después de anunciar su compromiso en una conocida revista.
La separación se materializó de manera inesperada a través de un mensaje de WhatsApp del magistrado: “Nuestra relación es imposible. Hablamos algún día. Cuídate y besos”. Sin más explicación, el mensaje dejó a Esther en un mar de confusión. “No lo entendía en ese momento. Ahora quizás ya me da igual. Estoy en paz, tranquila, rodeada del apoyo de mis amigos y familia, y me he volcado en la navegación, que es lo que más me ayuda”, dijo Doña en el programa de Y ahora Sonsoles, asegurando también que desde ese último mensaje no ha vuelto a tener contacto con el magistrado.
Desde aquel momento, la vida amorosa de Doña ha sido como un enigma bien guardado. En sus redes sociales, siempre tan generosa con su cotidianidad, la veíamos compartir fotos de sus aventuras en solitario. Pero, ¡oh sorpresa! Ahora nos ha dejado boquiabiertos con una publicación en sus historias de 24 horas que ha dado mucho que hablar.
Primero, parece que Esther está en compañía de alguien especial. Y segundo, ¡se ha fotografiado cogiendo el ramo de flores en una boda en las Islas Azores! Las Azores son un hermoso archipiélago de origen volcánico en el océano Atlántico, situado a unos 1500 kilómetros al oeste de Lisboa, y parte de la región autónoma de Portugal. Aunque no tenemos claro si su nuevo amor es de allí, lo que es evidente es que el romance está en el aire: en la foto, se les ve compartiendo un beso.
En muchas bodas el ramo de flores que la novia lanza a un grupo de invitadas solteras es más que una tradición; la tradición señala que la que lo atrape será la próxima en casarse. Así que, ¿será este gesto una señal de lo que está por venir? ¡Quién sabe! Lo que es cierto es que Esther ha vuelto a llenar nuestras vidas de intriga y emoción con este nuevo capítulo de su historia. Estamos en vilo, esperando ansiosos los detalles de esta intrigante historia de amor