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El blog de Paloma García-Pelayo

Paloma Cuevas, la gran aliada de Enrique Ponce tras su retirada indefinida de los toros

La retirada indefinida de Enrique Ponce llega en un momento extraño en su vida. Nadie lo esperaba y la sorpresa es total. El comunicado que emitió el diestro la noche del pasado lunes también sorprendió a Paloma Cuevas.

Me aseguran que, aunque siguen manteniendo una buena relación y hablan a menudo, Paloma Cuevas no se esperaba la noticia de que Enrique Ponce dejara los toros. Se quedó sorprendida. Y precisamente ahora, en este delicado momento por el que pasa el hombre con quien ha compartido media vida, su todavía mujer es su gran aliada. Llevan un año para firmar el divorcio, las cosas no están como ella pretendía, esto es, tras la separación, divorcio amistoso, cerrar capítulo y cada uno nueva vida. El acuerdo de divorcio sigue sin formalizarse. Sin embargo, no quiere someterle a más presión. No son buenos tiempos para los toros; en realidad, con la pandemia no son buenos tiempos para casi nada. El diestro pasa por un momento crucial en su vida y Paloma, que lo conoce bien, “no va a presionar ni a obligarle a nada. Ella lo cuida”, me explica quien bien lo sabe y me confirma que han mantenido más de una conversación en estos días difíciles para el matador.

Paloma Cuevas en una imagen de archivo./Gtres

Me aseguran, no obstante, que no hay marcha atrás de ninguna manera. Cuevas ha seguido su vida familiar lejos de Ponce y así seguirá. Sus planes son otros y solo le queda obtener el divorcio. Sin embargo, pese a que se está demorando demasiado, no lo llevará a juicio. “Es algo que tiene claro”. Ahora, Enrique necesita tiempo para reorganizar su vida tras su repentina decisión de dejar los toros y Paloma Cuevas, que ya ha comenzado una nueva vida, con un espectacular cambio de imagen incluido, no será quien lo presione. Es una mujer independiente y que siga adelante junto a sus hijas no significa que renuncie a formalizar su situación legal.

La noche del pasado lunes el aclamado diestro de Chiva, con tres décadas de paseíllos y triunfos a sus espaldas, enfundaba el estoque de manera indefinida. Ponce se va, deja los toros y anunciaba su retirada en un escueto comunicado tan indefinido como su marcha. “En este momento de mi temporada 2021 he decidido hacer un alto en el camino y retirarme por tiempo indefinido”. Me dicen que necesita parar. “Te puedo decir que lleva unos meses de nerviosismo máximo”, me confía alguien que lo conoce bien. Se encuentra “muy agobiado” y la misma fuente opina que tanta exposición mediática y en redes sociales de su vida personal junto a su actual pareja le ha pasado una factura que probablemente él no supo medir. “Su vida es diferente. Vive con una chica de 22 años y eso influye mucho”.

Para algunos el declive profesional de Ponce comenzó tras la grave cogida en la feria de Fallas de 2019 cuando se lesionó gravemente la rodilla. Si entonces el toro le dio un aviso cuando iba camino de cumplir los 47, fue su vida personal la que empezó a desmoronarse poco después. Tras media vida junto a su mujer, Paloma Cuevas, el diestro se enamoraba perdidamente de Ana Soria, una joven almeriense, estudiante de Derecho, por la que lo dejó todo. Vivió sus últimos días de matrimonio y familia en la finca que posee en la localidad jienense de Cetrina, en pleno estado de alarma y confinamiento en nuestro país. En esos días difíciles de pandemia la pareja de Paloma y Enrique ya estaba más que acabada. Faltaba tomar la decisión definitiva, separarse y comunicarlo a la familia. En cuanto se permitió el desplazamiento entre comunidades, Ponce puso rumbo hacia la provincia más oriental de Andalucía y a su nueva vida junto a la mujer que lo cambió todo. Nunca más se ha separado de ella. Se instaló en Almería y, pese a la pandemia, se ha mantenido activo en las plazas hasta ahora. Me dicen que no está centrado, que tiene la cabeza en otro sitio y así no se puede torear.

Enrique Ponce en una imagen de archivo./Gtres

Los dos últimos años del diestro han sido un continuo cambio. Otra vida, otra mujer y lejos del toro de manera indefinida. Sin embargo, el divorcio sigue pendiente desde otoño de 2020. El propio Ponce me lo confirmó el 7 de diciembre de ese mismo año cuando le pregunté si problemas económicos le impedían comprometerse a pagar la pensión alimenticia fijada, según mi información, en el preacuerdo. Algo molesto, me contestó que estaban “rematando cosas” y que se firmaría “en poco tiempo”. Un amigo de la familia me asegura que tiene suerte de que Paloma Cuevas no quiera ir a juicio. Lo dicho: “lo cuida”. Una buena aliada.

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