Los detalles del vestido de novia de Teresa Urquijo que le ha hecho la ‘prima’ de Almeida
José Luis Martínez-Almeida y Teresa Urquijo Moreno están en capilla. La pareja se encuentra ultimando los detalles de la que ha sido bautizada como «boda del año». Aunque hay cosas que, desde el principio, estaban atadas. Y muy bien atadas. Por ejemplo, el vestido de la novia. En cuanto el alcalde de Madrid se declaró a su futura esposa, la joven de 27 años, analista inmobiliaria y sobrina nieta del rey Juan Carlos, tuvo claro cuál sería su atuendo ideal. Y falta cada vez menos para que se convierta en la novia más fotografiada de España.
Tal y como avanzó LOOK hace varios meses, Teresa llevará en su gran día el vestido que lució su abuela materna, la princesa Teresa de Borbón-Dos Sicilias, en su boda con su abuelo, Íñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna, celebrada el 16 de abril de 1961 en la Real Basílica de Nuestra Señora de Atocha de Madrid que contó entre sus invitados con Don Juan Carlos, primo hermano de la novia. La madre de la próxima ‘primera dama’ de Madrid, Beatriz Moreno de Borbón, lo adaptó gracias a la ayuda del diseñador Eduardo Ladrón de Guevara para el enlace con su padre, Lucas Urquijo Fernández de Araoz, hijo de Piru Urquijo, que tuvo lugar el 16 de junio de 1995 ante la presencia de la entonces reina Doña Sofía, el príncipe de Asturias y las infantas Elena y Cristina.
Lamé bordado en plata, como la reina Sofía
Se trata de un diseño de Pedro Rodríguez, un diseñador valenciano que ha pasado a la historia de la moda por ser el primero en inaugurar una casa de costura en España. También fue el primero en organizar un desfile con modelos. Su clientela fue toda la aristocracia del momento: la duquesa de Alba, Carmen Polo, Aline Griffith, condesa de Romanones… Realizado en lamé bordado de plata, la misma tela que usó la leyenda de la aguja, Jean Dessès, para el look nupcial de la reina emérita en su boda con Don Juan Carlos el 14 de mayo de 1962 en Atenas.
Aunque técnicamente no será el mismo vestido, ya que Teresa Urquijo sólo usará la tela con la que Navascués, el taller fundado hace 40 años por Cristina Martínez-Pardo Cobián, pariente del alcalde, le ha diseñado un traje completamente nuevo que contará con cola. Navascués es una de las firmas más aclamadas entre la savia nueva de la alta sociedad y, recientemente, ha vestido de blanco a Lulú Figueroa, nieta de la condesa de Romanones, o Belén Corsini, condesa de Osorno, mujer de Carlos Fitz-James Stuart, hijo del duque de Alba.
Flores de su tía y… las ¿joyas de María Antonieta?
El ramo de flores lo firmará Aquilea, la floristería de la jet madrileña que gestiona junto a sus hermanas Marta Barreiros Cotoner, nieta del marqués de Mondéjar, primer jefe de la Casa de S. M. El Rey, y casada con su tío paterno, Gonzalo Urquijo Fernández de Araoz, uno de los mejores amigos del Rey Felipe VI. Uno de los grandes misterios de la boda será si como una princesa que es, ya que está familiarmente vinculada con la Familia Real, Teresa Urquijo Moreno llevará alguna tiara.
No podrá lucir la que lucieron su madre y su abuela, ya que esta joya fue subastada hace un tiempo y adquirida por una poderosa familia asiática. Su abuela Teresa heredó de su tía, la princesa María Cristina de Borbón-Parma, numerosas joyas que llegaron a ella a través de la hija de María Antonieta, María Teresa de Francia, conocida como Madame Royale, que entroncó con la familia Parma, de la que también desciende la prometida de Almeida.
En concreto, la familia poseía una magnífica perla de la monarca francesa, que fue guillotinada en 1793 a los 37 años por la Revolución, y que fue vendido en una subasta celebrada en 2018 por 32 millones de euros. Un precio que pagó la multimillonaria austríaca Heidi Goëss-Horten, la cuarta fortuna del país alpino, fallecida en 2022. A su vez, también tenían un broche de finales del siglo XVIII de la malograda esposa de Luis XVI de Francia, que alcanzó dos millones de euros en la citada subasta de 2018, y dos brazaletes de 112 diamantes, que salieron a la venta en 2021 por siete millones de euros.
Tal vez Teresa dé la sorpresa y luzca alguna joya de la reina… o, quizás, haya querido ahuyentar la mala suerte de María Antonieta. Recordemos que el matrimonio quiere ser feliz. Por ello se van de luna de miel a Maldivas y Bután, un reino encalado en el Himalaya, cuya riqueza no se mide por los datos del producto interior bruto, sino por la felicidad de sus algo menos de 800.000 habitantes.