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El desgarrador mensaje de despedida de Albert Rivera a su padre fallecido

  • Marta Huertas
  • Periodista especializada en televisión, crónica social y lifestyle.
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Agustín Rivera, padre Albert Rivera, fallecía inesperadamente a los 71 años de edad el pasado domingo en Málaga. Una noticia que sin duda ha vuelto a suponer un giro de 360 grados en la vida del ex líder de Ciudadanos, quien se ha mostrado visiblemente afectado por la pérdida de su progenitor en la puerta del tanatorio, desde donde confesó a las cámaras que atravesaba por uno de los momentos más difíciles que había experimentado hasta ahora. Más allá de esta breve interacción con los medios, el ex político ha querido despedirse de su padre de forma pública a través de las redes sociales, escribiendo una conmovedora carta de despedida que no ha dejado indiferente a ninguno de sus seguidores.

Albert Rivera, destrozado tras la muerte de su padre: «No puede ser un momento más difícil» / Gtres

«La vida es maravillosa, hay que disfrutarla cada minuto. Eso creía mi padre y así me lo inculcó siempre. Pero la verdad, a veces duele, mucho, muchísimo…», comienza a escribir Rivera, confesando que la llamada que recibió de su madre el pasado domingo para informarle del repentino fallecimiento de su padre es uno de los momentos a los que nadie está preparado a enfrentarse. «Rabia, incredulidad e impotencia» fue lo que sintió en los primeros momentos, además de una sensación de que la vida realmente era «injusta y cruel» por haberle arrebatado a su padre.

«Hoy, dos días después, después de despedirnos físicamente, de incluso derrumbarme en tu ataúd antes de incinerarte, con la sensación de que al irte me estaban arrancando parte del corazón sin anestesia, empiezo a ver las cosas de otra manera», continúa explicando, haciendo referencia a que, a partir de ahora, «el legado de valores, instantes y aprendizajes de su padre» comenzará a cobrar sentido. Siguiendo este tono esperanzador, Albert Rivera continúa la carta resaltando todos los puntos favorables que tenía su padre con su círculo más allegado: «Echaré de menos esa manera incondicional de quererme, con pocos ‘te quieros’ pero con ese derroche de amor en tus acciones cada día de mi vida».

De acuerdo con sus palabras, la complicidad entre padre e hijo llegaba al punto de que, aunque no hablaran durante varios días, eran capaces de comunicarse: «Éramos capaces de comunicarnos, nos intuíamos como nadie. Éramos un gran tándem». Aseguraba que se sentía muy afortunado de haber podido disfrutar de su faceta como padre, la cual definía como «la mejor de todas sus versiones»: «Me enseñaste a crecer en la libertad y en la responsabilidad (que son dos caras de la misma moneda), siempre tratabas de que acertara, pero también me dejabas equivocarme para que aprendiera a levantarme», escribía.

Para finalizar, hacía una pequeña promesa a su padre que garantizaba cumplir el resto de su vida: «Eres irremplazable para mí, papá. Así que tengo que llevarte conmigo. Me acompañarás en mis decisiones y estarás presente en los valores que les inculque a mis hijas. Te has ido de mi lado, me faltas, me muero de dolor al pensarlo. Pero te prometo que desde hoy voy a llenar ese vacío con tu esencia y tu legado. Y cuidaré de mamá, tu compañera de viaje desde hace más de cincuenta años. Buen viaje papá. Te amo», concluía.

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