Crónica de una bala y un historial imparable: 13 años del primer gran escándalo de Froilán
Se cumplen 13 años desde que Froilán se disparara accidentalmente en el pie
Felipe Juan Froilán de Todos los Santos se disparó accidentalmente en el pie con una escopeta de caza


Tal día como hoy hace 13 años, España despertaba entre titulares que mezclaban estupefacción y sorna: Felipe Juan Froilán, nieto del entonces Rey Juan Carlos I, se había disparado accidentalmente en el pie con una escopeta de caza. Tenía 13 años. Era menor de edad y, por tanto, no debía manipular armas de fuego. Pero si hay una constante en la vida del primogénito de la infanta Elena es que las normas -sean del sentido común, del protocolo o del Código Penal-, parecen siempre escritas para otros. Aquel disparo en el pie fue, con perspectiva, más que un accidente: fue el prólogo involuntario a una biografía marcada por los escándalos. Doce años después, el episodio no sólo sobrevive en la memoria colectiva como meme nacional, sino que funciona como metáfora perfecta del camino errático que ha seguido uno de los miembros más díscolos de la familia Borbón.
Fue en plena Semana Santa. Froilán se encontraba junto a su padre, Jaime de Marichalar, en una finca familiar de Soria. Aquel día, el adolescente quiso participar en una jornada de caza, actividad común en su entorno familiar y casi tradicional en la aristocracia española. Lo que no era tan común era que un menor de 14 años estuviera manipulando un arma de fuego. Pero nadie se lo impidió. Según las versiones oficiales, Froilán manejaba una escopeta del calibre 36 cuando, de forma accidental, se le escapó un tiro que fue a parar directamente a su pie derecho. El proyectil le produjo una herida de cierta gravedad que requirió intervención quirúrgica en la Clínica Quirón de Madrid. Las imágenes del joven entrando en silla de ruedas al hospital, acompañado de su madre, dieron la vuelta a los telediarios y se multiplicaron en los portales de noticias.
Felipe Juan Froilán de Marichalar durante una corrida de toros. (Foto: Gtres)
La Guardia Civil abrió diligencias, como es obligatorio en este tipo de incidentes, pero no se tomaron declaraciones a fondo ni se investigó la posible negligencia. No hubo sanción ni para Froilán ni para Jaime de Marichalar, pese a que la Ley de Caza prohibía expresamente el uso de armas a menores de 14 años, incluso bajo supervisión adulta. El caso se archivó rápidamente, pero lo cierto es que aquella herida en el pie, más allá del daño físico, dejó un rastro simbólico. Fue el momento en que Froilán se convirtió, casi sin quererlo, en figura pública de pleno derecho. El escopetazo lo situó en el mapa mediático, y desde entonces, rara vez ha salido del radar.
El colegio como campo de batalla
En lo académico, la adolescencia de Froilán fue todo menos ejemplar. Repetidor en más de una ocasión, sus años escolares estuvieron marcados por la inestabilidad y los cambios de centro. Pasó por colegios como el Santa María del Valle, en Sevilla, del que fue expulsado, según diversas informaciones. Su paso por las aulas era tan errático como su comportamiento y como medida correctiva -y también para sacarlo del foco mediático español-, fue enviado a la Blue Ridge School, un internado masculino de élite en el estado de Virginia, Estados Unidos. La apuesta parecía firme: disciplina estricta, régimen de internado, bosques infinitos para respirar lejos de las cámaras. Pero ni el silencio de los Apalaches ni la educación estadounidense lograron aplacar su temperamento volcánico. El plan de «reconducción» duró lo justo, y a su regreso a España, el perfil de Froilán ya estaba más asociado al descontrol que a la redención.
La era del Froilán de fiesta en fiesta
Con la mayoría de edad llegó también la libertad de movimientos, y con ella, una nueva avalancha de titulares. Discotecas, reservados, afters y locales de lujo se convirtieron en escenario habitual de sus apariciones. Las salidas nocturnas acababan, en más de una ocasión, en enfrentamientos verbales -y a veces físicos- con clientes o miembros de seguridad. Se hablaba ya no sólo de un joven de la familia del Rey Felipe VI, sino de un habitual de la noche madrileña con fama de problemático. Entre sus greatest hits: peleas en discotecas, desplantes a trabajadores, expulsiones de fiestas privadas, grabaciones incómodas en las que aparecía alterado o discutiendo con escoltas. Las cámaras de los móviles eran su peor enemigo.


Felipe Juan Froilán de Marichalar durante una salida nocturna. (Foto: Gtres)
Uno de los episodios más inquietantes tuvo lugar en 2022. Durante una fiesta privada celebrada en una discoteca de Marbella, se produjo un tiroteo que dejó varios heridos. Aunque Froilán no estuvo implicado directamente en el suceso, se confirmó que se encontraba en el local y que mantenía vínculos con algunos de los asistentes, varios de ellos relacionados con ambientes delictivos.
Las tarjetas black y el «puticlub de lujo»
El nombre de Froilán volvió a saltar a los titulares poco después por su supuesta vinculación -a través de un amigo cercano-, con el uso de tarjetas opacas para pagar servicios en locales de lujo, incluido un prostíbulo conocido frecuentado por políticos, empresarios y personajes del faranduleo. Aunque Froilán negó cualquier implicación directa, los medios no tardaron en relacionarlo con el caso, dando pie a titulares donde su nombre aparecía junto a términos como «tarjetas black», «sauna de lujo» o «fiestas prohibidas». Para entonces, la imagen pública de Froilán estaba menos ligada a la Casa Real que al universo de los excesos y el desenfreno.
Abu Dabi: la ‘salvación’ de Froilán
En un intento por preservar la imagen de la institución, la infanta Elena y Jaime de Marichalar recurrieron a una receta conocida en la historia borbónica: poner tierra de por medio. Así, Froilán fue «invitado» a establecerse en Abu Dabi, donde reside su abuelo Juan Carlos I, a principios de 2023. De forma oficial, el traslado se presentó como una oportunidad profesional: prácticas en una empresa energética con presencia en la región del Golfo. Pero bajo esa narrativa, muchos leyeron lo que parecía una retirada estratégica, un «exilio» discreto para evitar que sus escándalos siguieran salpicando a la imagen de la Corona.


Felipe Juan Froilán de Marichalar en Las Ventas. (Foto: Gtres)