La boda de Francesca Thyssen en Venecia: arte, discreción y la sombra de una ausencia familiar
Francesca von Thyssen-Bornemisza se casó con Markus Reymann en una ceremonia civil íntima en Venecia
La gran ausencia fue su madrastra, Carmen Cervera, lo que volvió a poner de relieve la complicada relación entre ambas
La boda reflejó la pasión de la pareja por el arte, la sostenibilidad y el océano, además de su estilo de vida discreto


El pasado viernes 10 de octubre, Venecia volvió a ser escenario de una historia de arte, aristocracia y discreción. En un ambiente de hermetismo absoluto, Francesca von Thyssen-Bornemisza de Kászon contrajo matrimonio civil con Markus Reymann, gestor cultural y director de la TBA21 Academy, en una ceremonia celebrada en la Sala degli Stucchi de Ca’ Farsetti, uno de los palacios municipales más emblemáticos de la ciudad. La novia, conocida entre sus amigos como Chessie, llegó en góndola vestida con un traje blanco geométrico y minimalista, de botones negros, con el cabello teñido de rojo y rapado a los lados: una imagen moderna y libre, muy fiel a su espíritu.
La boda, discreta pero llena de simbolismo, reunió a la familia y al círculo más cercano de la pareja. Entre los asistentes destacaron los tres hijos de la novia, Eleonore, Ferdinand y Gloria, así como su hermano Borja Thyssen, acompañado por Blanca Cuesta, que posaron sonrientes a las puertas del palacio. También estuvo presente Fiona Campbell-Walter, madre de Francesca, de 93 años, elegantemente vestida de azul. Sin embargo, una ausencia eclipsó todas las presencias: la de la baronesa Carmen Cervera, viuda del barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza y madrastra de la novia.
Francesca Thyssen en un evento en Madrid. (Foto: Gtres)
Su silla vacía fue, en cierto modo, el elemento más comentado de la celebración. Aunque nadie en el entorno de los Thyssen quiso ofrecer explicaciones, la decisión de Tita Cervera de no viajar a Venecia ha reavivado las especulaciones sobre la verdadera naturaleza de su relación con Francesca. Ambas mujeres, unidas por el apellido pero separadas por años de diferencias, han protagonizado una relación marcada por la tensión y la distancia.
En el pasado, cabe destacar, sus desencuentros fueron públicos. Francesca llegó a afirmar en una entrevista que su madrastra «solo pensaba en el dinero», en alusión a los conflictos por la gestión del Museo Thyssen-Bornemisza y las colecciones familiares. Con el paso de los años, y especialmente tras la estabilización de las relaciones entre Tita y su hijo Borja, la situación pareció suavizarse. Incluso se las llegó a ver juntas en actos institucionales y reuniones del patronato de la Fundación Colección Thyssen-Bornemisza, donde ambas participan como patronas. Pero la boda de Francesca ha demostrado que la reconciliación total sigue siendo esquiva.


Francesca Thyssen y Carlos de Habsburgo-Lorena en Madrid. (Foto: Gtres)
Sea como fuere, lo cierto es que el día transcurrió en un clima de calma y elegancia, acorde con los gustos de la novia. Los invitados llegaron en góndolas, acompañados por gaiteros que amenizaron el recorrido hasta Ca’ Farsetti. La ceremonia fue sobria, con un marcado aire contemporáneo: Chessie llevaba un ramo de lirios blancos y un bolso negro acabado en red, mientras Markus Reymann optó por un traje negro con camisa y foulard blancos. Las damas de honor, todas niñas, vestían de blanco con flores fucsia en el cabello, aportando un toque de ternura al evento.
Tras el enlace, los invitados se desplazaron hasta Ocean Space, el espacio creado por la pareja en la iglesia desacralizada de San Lorenzo, donde se celebró la cena y la posterior fiesta. Este lugar, vinculado a la fundación TBA21 de Francesca, reflejaba los intereses y la personalidad de los novios: arte contemporáneo, sostenibilidad y un ambiente íntimo, alejado de los focos mediáticos. Cada detalle estaba pensado para resaltar la unión de la pareja y no el protocolo social o las expectativas familiares.