Autoridad, contundencia y enigma: las claves del retrato de Melania Trump analizados por una experta
La primera dama ha prescindido del color
Quiere transmitir valores muy diferentes a los del año 2017
Melania Trump estrena su cuenta de Instagram con la imagen del primer posado como primera de dama de Estados Unidos. En menos de 24 horas, la publicación roza los 400.000 likes y supera los 15.000 comentarios. Se trata de un retrato oficial en blanco y negro, obra de la fotógrafa belga Regine Mahaux, la misma que se encargó de inmortalizar a la mujer de Donald Trump durante su primer mandato. Melania aparece en una de las estancias del segundo piso de la Casa Blanca, la Sala Oval Amarilla, detrás de una mesa sobre la que apoya las manos. De fondo, el característico obelisco del Monumento a Washington que dejan ver los amplios ventanales.
Lenguaje no verbal de Melania
Imelda Rodríguez Escanciano, Doctora en Ciencias de la Información y licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y especialista en Comunicación e Imagen Política, ha analizado qué hay detrás del nuevo retrato de Melania y destaca cinco códigos de comunicación. En primer lugar, la ausencia de color en la fotografía «ayuda a multiplicar el peso de las emociones e ideas que se quieren transmitir. En este caso: presencia, dinamismo y autoridad. Asimismo, la convierte en una foto más icónica y aumenta el valor de todos los símbolos y códigos que contiene la escena retratada».
La autora del libro Imagen Política. Modelo y método, compara el retrato de 2025 con el del mandato anterior en 2017, este año «Melania aparece apoyada sobre una mesa transparente en un despacho, con una ventana a su espalda, desde la que se observa el Obelisco de Washington. Es el despacho situado justo encima del despacho Oval, según señalan en el comunicado que acompaña a la foto, el llamado despacho oval amarillo. No es casual este escenario. Simboliza una intención de acción».
Imelda Rodríguez ha observado que en este último retrato no cruza los brazos: «Los abre y los hace reposar sobre la mesa, símbolo de apertura y contundencia, dos impulsores de la autoridad. Esa posición (la mano sobre las esa), la hemos visto en otras figuras públicas de poder, como el Rey Felipe VI en su retrato oficial, junto a la Reina Letizia, en el año 2016. Vemos que es el Rey el que reposa los yemas de los dedos sobre la mesa. Este es el rasgo estético no verbal que identifica esa intención de comunicar poder y solidez».
La experta en comunicación analiza también la expresión del rostro de la primera dama estadounidense. «Si en el retrato anterior Melania esboza una ligera sonrisa, en el actual aparece una sonrisa simétrica, con labios más tensos, aunque reforzada por el brillo remarcado en sus ojos. Es una sonrisa a lo «Mona Lisa», destinada a crear enigma. Aquí trasladan sensaciones vinculadas a la seriedad y la energía para actuar. Me llaman la atención las piernas, ligeramente ladeadas, que refuerza esta idea de movimiento para la acción».
En el retrato de una primera dama no se deja nada al azar, y la vestimenta también dice mucho de lo que se quiere transmitir. La autora del blog Authentikós explica que la mujer del presidente de Estados Unidos «reproduce la estética de los años 50. Todo un símbolo, ya que es una estética destinada a remarcar la independencia y la identidad de las mujeres. En su caso, las solapas anchas de la chaqueta, el fajín y la blusa blanca conectan con una estética masculina utilizada para reforzar esta nueva idea que nos quieren trasladar: la de una Melania que tomará sus propias decisiones».
Por otro lado, destaca que «el cabello rompe con esa estética masculina, para marcar su feminidad». En su primer retrato lucía el anillo de pedida y el de casada, pero este año ha prescindido de las joyas. «Esta decisión estilística está destinada a generar más empatía con la opinión pública general», cuenta la Doctora en Ciencias de la Información.
Análisis psicológico del retrato
La psicóloga Lara Ferreiro explica que Melania proyecta «empoderamiento personal y confianza en sí misma que refleja un interesante cruce entre su vida privada, su rol público y su peculiar personalidad». En cuanto a los tonos elegidos cuenta que «el blanco y negro simboliza la belleza, elegancia y poder infalible de lo clásico».