La confesión más ‘picante’ de Karlos Arguiñano
Karlos Arguiñano se ha convertido en una de las figuras más destacadas de la pequeña pantalla. El vasco es uno de los cocineros mejor valorados del panorama nacional, por sus recetas sencillas y aptas para todos los públicos, su sentido del humor y su aire natural y campechano, que conecta con facilidad con el público.
El chef Karlos Arguiñano en una imagen de archivo. / Gtres
Día tras día se pone al frente del espacio Cocina abierta en Antena 3 y entretiene a los espectadores con sus platos fáciles, ricos y cargados de espontaneidad: “rico, rico”, como él mismo dice de manera habitual.
El vasco lleva ya tres décadas ante las cámaras, lo que le ha hecho ganarse el cariño de la audiencia y no duda en mostrar su opinión sobre las cosas que pasan en el mundo e incluso, en ocasiones, revelar detalles desconocidos de su vida privada. Esto es precisamente lo que ha ocurrido esta semana durante la emisión de su programa.
Karlos Arguiñano posando en Madrid. / Gtres
El chef ha preparado una receta típica del sudeste asiático, ya que el programa tenía como protagonista a Tailandia. Karlos Arguiñano ha mostrado los pasos a seguir par poder cocinar un delicioso cerdo caramelizado al jengibre y, de manera espontánea y natural, ha desvelado una anécdota muy íntima de su vida.
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Hablando de los caramelos de jengibre, el chef ha dicho que guarda una anécdota especial de un viaje a Tailandia: “yo tengo un recuerdo muy bonito de los caramelos de jengibre”, ha comenzado diciendo sin dejar de picar unas chalotas. “En Tailandia me acuerdo de que hacía mucho calor, pero te servían sopa caliente. Te ponían una brasita encima de un cuenco de hierro y la sopa estaba hirviendo, muy curioso. Mucho calor sí, pero combaten el calor con picante y con más calor, muy curiosa la historia”, ha revelado el vasco, que inmediatamente ha contado que en Tailandia fue donde concibió a uno de sus hijos: “allí hice un hijo yo. Allí hice a mi hijo Charly. Me pareció un sitio bonito para hacer un hijo. No me ha salido con ojos achinados, pero muy parecido a su madre, con muy buen pelo y muy buen carácter”, ha asegurado el cocinero entre risas antes de continuar con la elaboración de la receta.
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Karlos Arguiñano y su mujer son padres de siete hijos, Zigor, Martín, Eneko, María, Karlos, Joseba y Amaia. De ellos, solo dos, precisamente Karlos y Amaia, han desarrollado su carrera al margen de la pasión por los fogones. En el caso de Amaia, es especialista en telemetría, aunque en los últimos años ha adquirido responsabilidades en el negocio familia. De Karlos es del que menos cosas se conocen. Se sabe que durante un tiempo trabajó en el mundo del cine.
El resto de los hermanos está muy vinculado al negocio familiar. Zigor y María son los jefes de cocina, mientras que Martín se ocupa de coordinar el restaurante y el hotel y Eneko está al frente de la sala. Joseba suele participar en el programa de su padre en Antena 3 y está especializado en los platos más dulces, la repostería y la panadería. Es el único de los hijos del chef que ha seguido sus pasos en el mundo de la pequeña pantalla y ha heredado de él su carisma.