Andrea Casiraghi: La discreta madurez del Grimaldi más rebelde
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Fue, durante muchos años, uno de los rostros más perseguidos del panorama internacional. Andrea Casiraghi, hijo mayor de Carolina de Mónaco y Stefano Casiraghi era una de las figuras más buscadas del mundo, al igual que en el pasado ocurrió con su madre. El joven que, a pesar de pertenecer a la familia Grimaldi no ostenta ningún título -una cuestión que no ha supuesto importantes diferencias para su vida, más allá de no tener un papel institucional-, pero ello no ha sido óbice para que haya tenido una vida al estilo royal.
Aunque ahora mantiene un perfil discreto, durante una época, Andrea se parecía más a un Hannover que a su propia madre. Y es que acostumbraba a mantener una actitud rebelde, con continuos viajes y fiestas en Ibiza -uno de los destinos predilectos de Ernesto de Hannover-. Sin embargo, esa etapa hace mucho tiempo que ha quedado atrás gracias, en parte, a su mujer, Tatiana Santo Domingo.
De ser un joven de aspecto desaliñado, con gafas de sol y asiduo a las fiestas de la Isla Blanca, el primogénito de la saga Casiraghi se ha convertido en un discreto miembro de la familia Grimaldi, cuya vida ha estado marcada por los focos, las luces y las sombras, encarnadas especialmente en la trágica muerte de su padre, Stefano Casiraghi, cuando él apenas tenía seis años.
Hasta poco antes de los veinte años, Andrea vivió alejado de los focos, en el idílico refugio de la princesa Carolina en la Provenza, pero era imposible que no llamara la atención. Su porte entre regio y descuidado y su atractivo le hicieron seguir la estela de su madre en lo que respecta al aspecto sentimental. Durante un tiempo se pensó que Andrea había heredado la ‘maldición Grimaldi’ que tanto persiguió a la princesa de Hannover. Una teoría que pone en el punto de mira las dificultades de los miembros de la familia para encontrar el amor. Algo que, a día de hoy, sigue ‘persiguiendo’ a Carolina, pero no así a sus hijos, ya que todos ellos han logrado encontrar la estabilidad en este ámbito.
Fue precisamente en Ibiza donde puso punto final a sus romances anteriores, con figuras como la española María Jurado. La multimillonaria Tatiana Santo Domingo se cruzó en su vida en una noche de fiesta y tras siete años de noviazgo, Casiraghi dijo adiós a su soltería. Una boda discreta en el Principado en 2013 y religiosa en Gstaad un año después, privada, pero con la asistencia de importantes figuras internacionales.
La pareja tiene tres hijos y, a pesar de que mantiene un perfil bajo -sin dejar de lado algunos pequeños escándalos-, no deja de participar en algunos actos oficiales, sobre todo, relacionados con el mundo del motor y grandes actos. Andrea es uno de los apoyos del príncipe Alberto, con el que se lleva muy bien, aunque su papel institucional resulta anecdótico. No hay que olvidar que, hasta el nacimiento de Jacques y Gabriella, las esperanzas de la sucesión estaban puestas en él. Un ‘príncipe’ en la sombra que habría seguido la estela de su madre.