Análisis del lenguaje no verbal de Melania en la investidura de Donald Trump
El 70% de la comunicación humana es no verbal
Ayer fue un día muy importante para EEUU y para el propio Donald Trump y su esposa, Melania
Analizamos el lenguaje no verbal de ella
El 70% de la comunicación humana es no verbal, todo está en los gestos y en el lenguaje oculto, todo lo que no se dice y callan, podemos averiguarlo si lo observamos en cada persona. Ayer fue un día muy importante para EEUU y para el propio Donald Trump, el cual eligió ser investido exactamente a las 11:47h porque coincidía con que él es el presidente nº 47 de los Estados Unidos. Un número muy simbólico para él y por el que ha modificado el protocolo de todo el Capitolio.
La tradicional toma del té entre el expresidente y el nuevo con sus esposas
Al principio de la mañana, veíamos cómo Trump y Melania llegaban a la Casa Blanca a tomar el té con Biden y su esposa, un acto simbólico tradicional en la democracia estadounidense.
Nada más bajar del coche oficial, el aspecto de Melania nos impactaba como siempre. Llevaba un traje con falda larga muy ceñido, de color negro, símbolo de seriedad, sobriedad, poder y elegancia. Y sobre todo, ese gran sombrero, que le ha estado tapando el rostro en todo momento. Es obvio que Melania sabía que este sombrero tan grande iba a tapar casi por completo su cara, y el hecho de haber elegido llevarlo puesto no es una decisión que se haya dejado a la improvisación.
Su marcado carácter soviético, frío y calculador, la ha puesto en alerta y sabía perfectamente que, junto con su marido, ella iba a ser el blanco de todas las miradas. Lejos de querer lucirse, lo que ha optado ha sido por ocultarse, y precisamente, porque quizás esté harta de las críticas, por eso quería hacerlo así, y también, por querer hacer la contraria, por no querer que las críticas y las miradas se centren en su físico, de ahí que, ocultarlo por completo, haya sido su elección.
Acompañados por las gélidas temperaturas que se estaban viviendo en ese momento en Washington, Melania y Trump han protagonizado varios momentos fríos como el hielo, y uno de ellos ha sido este primer encuentro con Biden y su esposa. El apretón de manos de Melania y de Trump ha sido absolutamente serio, totalmente motivados por el protocolo, pero no porque fuera algo que ellos quisieran hacer de forma natural. Lo vemos sobre todo en la foto que se han tomado justo después.
La pose más forzada del matrimonio Trump
Mientras Biden y su esposa mantenían la misma sonrisa falsa y forzada, como si la hubieran ensayado juntos en casa frente al espejo antes de salir a recibir a Trump y Melania, por su parte, tanto Melania como su marido se mantenían totalmente estáticos y sin expresión.
Postura: La postura, en especial la de Melania, no sólo estaba cargada de tensión, sino que también la envolvía un halo de total hastío e indiferencia. Melania estaba sintiéndose muy incómoda posando para esta foto, porque no le gusta ser el foco de atención por el poder. No quiere estar en esta foto por el poder que representa ser la nueva primera dama de Estados Unidos. Por eso, todo lo que tiene que ver con los protocolos sociales del cargo le resultan tan aburridos, porque a ella no le importa el cargo ni el poder, sino la posición económica que le brinda estar ahí.
Expresión de su cara: Como ya apuntaba, podemos hablar de esa especie de sonrisa, que ni siquiera se esfuerza en parecer forzada, como la de Biden y su mujer. Melania simplemente enseña los dientes tratando de esbozar lo que el resto de seres humanos conocemos como sonrisa, pero que ella no es capaz ni de fingir en ese momento, algo también muy característico de su carácter esloveno, reservado, frío e introvertido.
Su hijo, su principal preocupación
Ya dentro del Capitolio, creíamos que Melania se quitaría ese enorme sombrero y podríamos, por fin, fijarnos en su mirada, pero no ha sido así.
Y es que, si Melania quería llevar ese sombrero para ocultar premeditadamente su expresión, también ha sido porque le preocupa mucho su imagen física. Siempre ha mostrado un gran interés en mantener una imagen sofisticada y altamente controlada al milímetro. Su apariencia meticulosa y su apego a la moda reflejan una gran preocupación por la percepción que los demás tenemos de ella. Estos rasgos podrían sugerir cierto grado de narcisismo, donde la autovalidación se encuentra en proyectar una imagen inalcanzable e impecable.
Postura: Es sólo junto a su hijo Barron donde se siente relajada de verdad. Lo podemos ver en la curva que hacen sus hombros hacia abajo, como señal de que tiene mucha menos tensión que antes.
Sonrisa: Además, junto a su hijo Barron, sí podemos ver cómo esboza una sonrisa mucho más sincera y relajada. Y es que, aunque sea una persona fría y emocionalmente distante, su debilidad siempre ha sido su hijo Barron. Melania siempre ha sido una mujer muy selectiva con sus amistades y con las personas con las que se relaciona, y sin duda, la persona más importante para ella es su hijo, al que le concede todo tipo de caprichos y atenciones.
Barron representa su única alegría real dentro de esa jaula de oro en la que se encuentra desde que se casó con Donald Trump, algo que se nota en los gestos que dedica a Trump en público, que podemos interpretar como indicativos de resentimiento reprimido hacia su él y el rol que la vida pública le ha impuesto. Este resentimiento puede haber crecido con el tiempo, y aunque no lo expresa verbalmente, podría salir a la luz en forma de lenguaje corporal defensivo, expresiones faciales rígidas o en sus ocasionales desplantes públicos hacia Trump.
La ‘cobra’ y el no beso de Melania a su marido
Otra vez, ese sombrero de la discordia fue el motivo principal de que Melania le hiciera una cobra muy disimulada a su marido. Trump se acerca a besar su mejilla, pero al toparse con el ala de ese enorme sombrero, del cual no hace cualquier atisbo de recolocar o de quitarse en ningún momento, ese beso presidencial no llega a producirse, se quedan en el aire, los dos, sin que Trump consiga llegar a besar la mejilla de su mujer.
Distancia física con Trump: Si Melania no es capaz no de facilitar que su esposo la bese en la mejilla en un acto tan importante, cabe pensar cuál será la verdadera distancia física y emocional que tendrán en su vida privada cuando las cámaras no están grabando.
La expresión de su cara: Lejos de ser una expresión cálida y sincera, Melania tiene una expresión que casi roza el rechazo que siente cuando Trump se le acerca a besarla. Puede que haya elegido llevar este sombrero, no para que no analicemos su cara en profundidad, sino porque sabía que así, su marido no iba a poder darle en público.
La palmadita en el hombro: el único contacto físico entre Melania y Trump
Cuando Trump ya ha sido investido, se estaba dando un baño de aplausos y miradas cómplices, quería sentir el calor y el afecto de su mujer, pero ella no se ha acercado más que para tocarle el brazo en algún momento, siempre manteniendo esa distancia física entre ella y su marido. De ahí que él haya colocado su mano sobre el hombro de ella buscando, quizás, un cálido acercamiento de su esposa, pero sin éxito.
Melania ni se ha inmutado, ni siquiera se ha girado a mirar a su marido, ni a acompañado el gesto de Trump cogiéndole de la mano.