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Este 19 de abril ha estado marcado por dos hechos clave: la llegada de Juan Carlos I a Sangenjo y la publicación de El chico de las musarañas, el libro que comenzó a escribir Aless Lequio y terminó de dar forma Ana Obregón. Dos momentos que quedarán grabados para la posteridad española y que, sin embargo, podrían tener un nexo en común totalmente inesperado hasta ahora y que aparece plasmado en la obra literaria en cuestión, en la cual la presentadora ha dejado entrever el gran cariño que tiene al padre de Felipe VI por haber sido de gran ayuda en la cura del cáncer que padecía su hijo.
Cabe destacar que el hijo de Alessandro Lequio y sus progenitores se desplazaron hasta el otro lado del charco para dar pistoletazo de salida a un tratamiento para la enfermedad que padecía y que finalmente acabó con su vida. Después de haber pasado tres meses en Nueva York, Aless tenía que viajar hasta Nueva Jersey para continuar con una cura que había conseguido reducir hasta en un 85 por ciento un tumor que contaba con once centímetros de longitud. Un viaje que no podía tener lugar al no tener un visado actualizado, y así se lo daban a conocer las autoridades al joven por vía telefónica: «Mamá, he recibido una notificación diciendo que el ESTA, el permiso para estar en Estados Unidos, ha caducado. Llevamos aquí más de tres meses y tenemos que regresar la semana que viene a España», decía Lequio a su madre, que no podía creer lo que estaba escuchando: «No puede ser, tenemos que hacer aquí tu tratamiento, en España no hay protonterapia», se asustaba, viendo la deportación como una consecuencia que podía llegar a ocurrirles si pasaban más tiempo en América del que tenían previsto en un primer momento y sin avisar a las personas pertinentes.
Lo que tal vez ninguno de los dos podía llegar a imaginar es que su salvador no sería otro que Juan Carlos I, aunque fue Ana quien tuvo la idea de que el conde Lequio llamara a don Felipe: «Nos van a deportar y no curaremos a nuestro hijo. Por favor, llama a Felipe, para algo eres su primo o lo que sea, no estoy pidiendo un favor ni cometer un delito, solamente adelantar una cita para que nos den un permiso médico para estar en Estados Unidos. Estoy desesperada», aseguraba, alegando que «el Rey Felipe tardaba en contestar» a esta importante petición.
Finalmente, y según aparece plasmado en el libro, el colaborador de El Programa de Ana Rosa llamó a su tía Olimpia, prima hermana de Juan Carlos I: «Al rey emérito le faltó tiempo para ayudar a una madre desesperada por salvar a su hijo. Por eso le estoy infinitamente agradecida y no lo olvidaré jamás», zanjaba la protagonista de Ana y los 7, demostrando así que el marido de la Reina Sofía hizo por ella, por su hijo y por el padre de éste un movimiento que nunca olvidará