De Hollywood al Parlamento Europeo: las consecuencias del tuit que dinamitó el acoso sexual
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Dos palabras y un móvil. Estos son los sencillos ingredientes que han hecho estallar lo que ahora todos se apresuran a definir como un ‘secreto a voces’. Cuando saltó a los titulares el escándalo Weinstein, Emma Thompson aseguró que era tan solo la punta del iceberg, pero un tuit de la también actriz Alyssa Milano propició que emergiese a la superficie el resto. Y es que casos como el del todopoderoso productor de Hollywood o el del afamado fotógrafo Terry Richardson son solo dos de los ejemplos más mediáticos de una lacra, el acoso sexual, que afecta a cerca del 50% de las mujeres en su trabajo, según datos de Naciones Unidas.
If you’ve been sexually harassed or assaulted write ‘me too’ as a reply to this tweet. pic.twitter.com/k2oeCiUf9n
— Alyssa Milano (@Alyssa_Milano) 15 de octubre de 2017
(Sugerencia de un amigo: «Si todas las mujeres que han sido acosadas o agredidas sexualmente escribiesen ‘Yo también’, le podríamos dar a la gente una idea de la magnitud del problema». || «Si has sido acosada o agredida sexualmente escribe ‘yo también’ en respuesta a este tuit»)
La iniciativa de Alyssa Milano -quien curiosamente trabajó en la serie Embrujadas con una de las víctimas de Weinstein, Rose McGowan- generó una reacción en cadena. Los comentarios, testimonios y retuits se contaron por miles en tan solo unas horas. La etiqueta #metoo (#yotambién) resucitaba un movimiento puesto en marcha hace una década por la activista Tarana Burke, pero en plena era digital las numerosas víctimas del acoso sexual, anónimas o famosas, ya no están por la labor de permanecer en silencio, afortunadamente.
¿Por qué se hacía oídos sordos ante un delito tan flagrante? Angelina Jolie, Gwyneth Paltrow o Lady Gaga son solo algunas de las superestrellas que han reconocido haber sido acosadas o violentadas sexualmente en su profesión. Pero estas prácticas no se circunscriben ni mucho menos al mundo del celuloide. Terry Richardson, el conocido fotógrafo de las estrellas, está pagando, ahora, las consecuencias de sus extralimitaciones con las mujeres que retrataba. La iniciativa, #NoMoreTerry, suscitada por los testimonios de varias modelos que se habían sentido violentadas trabajando con él, alertó ya en 2014 de las dudosas prácticas de Richardson. Pero ha tenido que saltar el caso Weinstein, para que el mundo de la moda se decida a vetarle.
Las palabras de Matt Damon a raíz del escándalo Weinstein evidencian, de igual modo, la ceguera voluntaria ante el acoso sexual en Hollywood: “Harvey era un imbécil, él estaba orgulloso de eso. Sabía que era un mujeriego, no me habría casado con él. Pero no me imaginaba este nivel de depredación sexual”. Como si un menor número de víctimas -más de medio centenar hasta el momento- fuera más tolerable.
El problema ‘oculto’ en las cloacas de la meca del cine ha trasladado el foco hacia la industria española, por lo que, a petición de varias actrices españolas, la Academia del Cine estudiará la creación de un órgano contra esta lacra. La protagonista de ‘El Ministerio del Tiempo’, Aura Garrido, se pronunció recientemente en redes sobre los mecanismos del acoso, pero a su tuit acompañó un agrio enfrentamiento con el director de cine porno Torbe. Leticia Dolera ha ido más allá y ha confesado en una carta el episodio de agresión sexual que marcó sus primeros pasos como actriz. Ella no lo denunció en su momento, como sucede en el 80% de los casos, a pesar de que se produce uno cada hora y media, según datos del Instituto de la Mujer.
De Hollywood al Parlamento Europeo
Las autoridades europeas tampoco pueden dar la espalda ya ante un secreto que también ha removido sus cimientos. El periódico Sunday Times llegó a definir el Parlamento Europeo como “un hervidero de acoso sexual”. Los testimonios de varias trabajadoras víctimas de estos abusos han obligado al propio presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, a salir a la palestra y comprometerse a actuar con mano dura con los parlamentarios implicados.
Pero además, el pasado jueves 26 de octubre, el pleno del Parlamento aprobó una resolución instando a la Comisión Europea y a los Estados Miembros a elaborar una estrategia integral para luchar contra todas las formas de violencia de género, con especial atención al acoso y los abusos sexuales, y garantizar la financiación de los programas de sensibilización.
Puede que estemos aún muy lejos de la total erradicación del acoso sexual, pero lo que ha llegado a su fin, con total seguridad, es la era del silencio. Que levanten la mano…