Vezenkov saca a relucir las flaquezas del Real Madrid y Olympiacos impide su primer triunfo a domicilio
Un mal último cuarto condenó al Real Madrid en el infierno de El Pireo (79-69)
Las pérdidas, despistes defensivos y la insistencia en el triple condenaron a los de Chus Mateo
Todo ello, sumado a un Vezenkov intratable (23 puntos y máximo anotador)
El Olympiacos sacó a relucir todas las debilidades del Real Madrid, esas que había dejado de mostrar en su fortín, pero que en el primero de cuatro partidos a domicilio se dispararon de nuevo (79-69) para acabar perdiendo en el Pireo en la jornada 6 de la Euroliga. Un Sasha Vezenkov en su punto (máximo anotador con 23 puntos), guiado por el tino de Thomas Walkup (12) y el descaro de McKissic (15 y nueve rebotes) aguaron todas las opciones del equipo blanco que cortocircuitó en el último cuarto de su tarde más floja de anotación. Gaby Deck fue el que más encestó de los visitantes (12), que no penetraron y sólo lo intentaron desde el triple para un horrible porcentaje de 35,5% de acierto.
Los blancos reaccionaron a tiempo con un parcial de 0-9 en los minutos finales del primer cuarto para comenzar mandando en El Pireo (17-21). Serge Ibaka y Mario Hezonja contrarrestaron el martillo de Vezenkov y enseñaron a su equipo el camino hacia el triunfo saliendo de inicio en un quinteto distinto al que venía plantando Chus Mateo que formaban Facundo Campazzo, Dzanan Musa y Deck, además del congoleño y el croata, ya mencionados.
El Real Madrid seguía rotando y moviendo bien la pelota y gracias a eso pudo seguir manteniendo e incluso la ventaja respecto a un Olympiacos errático desde el exterior, salvo cuando era Vezenkov el que lo intentaba. Hasta que con un parcial de 9-0 el infierno se calentó y el equipo de casa se reenganchó con la entrada de Alec Peters, el máximo anotador de la semifinal de la Final Four de Berlín.
Fuerzas igualadas, partido apretado y de defensas, pero marcador a favor de los griegos al descanso (36-34). Lo positivo para el Real Madrid es que supo sobrevivir cuarto y medio sin Campazzo, que se cargó con dos faltas, alternando la posición de uno entre dos jugadores de garantías como Alberto Abalde y Sergio Llull. El argentino regresó para el tercer parcial por la puerta grande con una asistencia a Deck sin mirar que entra en las mejores jugadas de la Euroliga.
Vezenkov, Walkup y McKissic, reyes del infierno
Los visitantes dieron su mejor cara en esos minutos de pura magia obrada por el dúo argentino y estiraron la ventaja a una máxima de nueve puntos (46-55). Olympiacos sobrevivió gracias al rebote y a un gran Walkup, al que su entrenador Georgios Bartzokas le pidió mucho más en la segunda parte y el base griego se desató en el tercer cuarto con ocho puntos. Vezenkov se volvió a sumar a la fiesta y el marcador volvía a estar igualado con vistas al asalto final (56-59).
La remontada se consumaba en el inicio del cuarto parcial con una racha de 10-0 para los de casa y un McKissic intratable. El Pireo se caía con el arreón de sus jugadores y el Real Madrid más que nunca pisaba territorio hostil con la difícil misión de volver a darle la vuelta al resultado ante el Olympiacos para lograr su primera victoria como visitante. Las pérdidas condenaban al equipo blanco, que afrontaba la última fase con la única alternativa exterior que daban Campazzo y Llull.
Olympiacos remata al Real Madrid en el último parcial
Pese a todas las concesiones, el Real Madrid se plantaba dos abajo (67-65) en los últimos 4:13 minutos. Un auténtico milagro que querían llevar a buen puerto contra su víctima favorita en este tipo de situaciones. A diferencia de los blancos, McKissic sí que lo enchufaba todo desde el triple y el veterano base estadounidense ampliaba a cinco puntos la distancia cuando el reloj bajaba los tres minutos.
Vezenkov mató el partido a 1:37 tras el enésimo error en ataque en una jugada muy mal defendida por los de Chus Mateo. Se ponía en 21 puntos el búlgaro y el Olympiacos aumentaba a diez puntos su máxima (77-67) antes de los segundos finales. El Real Madrid no pudo escapar del laberinto de errores en el que él mismo se había adentrado y se quedó sin rematar su gran oportunidad de lograr un gran triunfo lejos del WiZink Center.