Líder por definición
El Real Madrid vuelve a ser líder… por definición. En un partido insípido y poco vistoso, los de Zidane recuperaron el liderato merced a los goles de Vinicius en la primera mitad y de Sergio Ramos en la segunda. El Mallorca, que protestó el 1-0 por una carga de Carvajal, mostró su falta de gol y sólo Kubo dejó detalles. A los blancos les quedan siete finales para ganar la Liga.
Zidane, que disfruta engañando al personal más que Pedro Sánchez, se sacó un Bale de la chistera. Y vive Dios que no lo digo por las orejas. Palabra. El galés, que se había pasado repantingado en el banquillo los últimos partidos del Real Madrid, entraba directo al once ante el Mallorca, uno de los tres equipos –amén de Betis y Levante– que le ha metido mano a los blancos en esta Liga.
Como no tenía a Casemiro ni quien se le parezca, a Zizou le dio por poner cuatro delanteros juntos. El ínclito y ya citado Bale, además de Vinicius, Hazard y Benzema. Más madera. En el medio se quedaban solitos Fede Valverde y Modric y descansaba Kroos. Atrás la buena, la magnífica, la soberbia, la extraordinaria noticia era la presencia de Ramos junto a Varane y, por ende, la ausencia de Militao. (Nota mental: guardar el lexatin).
Enfrente llegaba el Mallorca al Di Stéfano exigido por la clasificación que le tiene en esos puestos que le devolverían a Segunda un año después de haber subido. El Real Madrid saltaba al campo con el objetivo de recuperar otra vez el liderato arrebatado, al menos temporalmente, después de la victoria del Barcelona ante el Athletic.
A toda mecha salió el Real Madrid resuelto a encarrilar el partido en un decir amén. Tocaba rápido y presionaba muy arriba. Dos ocasiones consecutivas de Benzema primero dentro del área y de Bale después desde fuera hicieron lucirse a Reina con sendas palomitas. Respondió Courtois con sendos paradones a Baba, el primero a un disparo envenenadísimo desde fuera y el segundo tras una incursión en el área.
Vinicius falla, Vinicius acierta
Vinicius falló para variar un gol cantado en el 17 tras una contra en la que Hazard le dejó solito en el área. En lugar de tirar con la izquierda, cambió la postura del cuerpo y acabó disparando contra un defensor del Mallorca. Un minutos después sí que acertaría el brasileño en una acción similar e incluso más difícil que la anterior. La jugada nació en una recuperación de Carvajal (que perfectamente pudo haber sido falta). El Real Madrid comandó la contra y la pelota llegó a Vinicius que, esta vez sí, eligió bien y la clavó con una vaselina perfecta.
Dos minutos después tuvo el doblete en sus pies el propio Vinicius, pero esta vez su vaselina se estrelló contra el travesaño de la meta del Mallorca. Los visitantes fiaban todas sus opciones de asomarse al área de Courtois en el enorme talento del pequeño Kubo. El japonés se asomaba para iluminar a su equipo en cada jugada, pero Varane y Ramos se bastaban para conjurar el peligro en sus dominios.
Pasaron los minutos y sobrevino el descanso mientras todo el mundo debatía, más que del partido, de la acción de Carvajal antes del gol de Vinicius. El Real Madrid, quizá lastrado por el propio planteamiento de Zidane con tan pocos centrocampistas, no había jugado a nada en toda la primera mitad.
Tontea el Madrid, sentencia Ramos
En la reanudación el Real Madrid siguió levantando las manos del manillar y conduciendo con los ojos vendados y escuchando música. Tonteaba. El Mallorca lo intentaba pero sin crear demasiado peligro, el que sí tuvo Sergio Ramos al ejecutar con maestría una falta directa en el 55. La puso por encima de la barrera y la clavó en la escuadra. El capitán, otra vez al rescate del Madrid.
Zidane, ya con el 2-0, decidió equilibrar a su equipo y metió a Kroos por un Hazard desaparecido. Kubo siguió haciendo de las suyas en la mediapunta mientras precisamente Zizou tomaba notas. Y metía de golpe a Isco y Asensio por los amigos Bale y Modric, también discretos ambos. Bueno, Bale más que discreto, fue invisible.
Pasaron los minutos de un juego intrascendente e insípido con la única noticia del quinceañero Lucas Romero, el jugador más joven en la historia de la Liga en pisar un campo de Primera división. No tuvo demasiado tiempo, pero tiene una cara de jugón que no puede con ella. Al final, el Real Madrid sumó tres puntos más, su cuarta victoria tras el parón del coronavirus, y recuperó el liderato, aunque lo hizo sólo por definición.