Un disparo lejano de Asensio con esa zurda que es un arma de destrucción masiva sirvió para que el Real Madrid derrotara caminando al Getafe. Ancelotti dio descanso a medio equipo y repartió minutos entre los titulares con la cabeza puesta en el Etihad. El plan B les bastó a los blancos para solventar sin apuros el duelo ante el equipo de Bordalás gracias a un suplente que es gran reserva: Marco Asensio.
Ancelotti tenía que rotar porque lo contrario habría sido una temeridad. Lo hizo. Pero, si me permiten el juicio personal, se quedó corto. Puso a cuatro de los presuntos titulares en el Etihad –Courtois, Militao, Camavinga y Valverde– y reservó al resto. Y a rezar porque ninguno sufriera ningún percance. Enfrente estaba un Getafe rocoso y exigido, dirigido de urgencia por Bordalás con el encargo de salvarse por lo civil o por lo criminal. Si había un día propicio para rascar algo del Bernabéu era hoy.
Era un día para la reaparición de Mendy, que lleva media temporada convaleciente, e incluso para la titularidad de Hazard, que no salía de inicio desde el día del Cacereño. Lo del belga es uno de esos casos más propios para un exorcista que para un entrenador. Por situar el escenario el Real Madrid saltaba con el siguiente once: Courtois; Lucas, Militao, Nacho, Mendy; Tchouaméni, Ceballos, Camavinga; Valverde, Hazard y Asensio.
En estas y otras reflexiones nos dieron las nueve y empezó el fútbol. Fue el Getafe el que mostró más prisa por abrir el marcador. El Madrid asistía como espectador al dominio visitante. Maksimovic, en el primer minuto, ya se había asomado al área de Courtois con un disparo cruzado que no encontró portería. Los de Bordalás presionaban arriba con interés y el Real Madrid no encontraba el modo de sacar la pelota.
Les cuento que Mendy había salido a hacer de las suyas como en sus mejores tiempos. Perder el sitio, despistarse, regatear cuando toca pasar y convertir cada jugada en una película de terror. El otro que daba miedo era Hazard, una oda a la impotencia. Con lo que fue otrora ya no está ni para ser titular con los veteranos.
Manda el Getafe
Poco después de los diez minutos Aleñá dio el segundo aviso del Getafe al desaprovechar con una volea chunga un mal despeje de cabeza de Nacho. Respondió el Real Madrid con una incursión por la derecha de Lucas Vázquez, cuyo centro raso no alcanzó a conectar Asensio en boca de gol. El partido no valía nada. Los de Ancelotti deambulaban por el campo y los de Bordalás eran un quiero y no puedo.
Las caras de Carletto en el banquillo eran un poema con rima asonante. No le gustaba un pelo lo que estaba viendo. El Getafe estrechaba el campo y el Madrid no hacía demasiado por ensancharlo. El único ancho en el equipo de Ancelotti era Hazard. Alguno bostezaba en el banquillo. Y en la grada. Y en el sillón de casa, el que no hubiera cogido ya el mando para poner Eurovisión.
El Real Madrid fue cocinando el partido a un juego tan lento que hasta a Hazard le daba para aparecer y empeorar cada jugada. Replegaba el Getafe que empezaba a notar la media hora de carreras por el Bernabéu. Digamos que el encuentro era soso y feo como un programa de Televisión Española. Casi sin querer los de Ancelotti fueron inclinando el partido hacia el área del Getafe. Sin ahogar, eso sí.
Con el ritmo cansino y aburrido, como un notario recitando una hipoteca, y un inane 0-0 en el marcador nos fuimos al descanso. Del que regresamos con un cambio en el Real Madrid: Kroos por Mendy. Pues nada, Ancelotti que seguía metiendo a jugar a futbolistas que estarán en el Etihad. Volvía al lateral izquierdo Camavinga. En realidad, el lateral zurdo fue Kroos y el francés se fue casi de extremo.
El Getafe dio varios pasos atrás y entregó la pelota al Real Madrid, que cercó el área de Soria. Bordalás apostaba por mantenerse en el bloque bajo y dejar pasar los minutos. Demasiado riesgo y más si a Ancelotti le daba por sacar a jugar a Vinicius en cualquier momento. El brasileño empezaba a calentar en la banda al lado de Modric. En el 49 fue Mayoral el que tuvo en su cabeza el 0-1, pero su remate a la salida de un córner (que se comió Militao en un salto a destiempo) se fue al limbo.
Se estira el Madrid
Un disparo lejano de Asensio, que se envenenó con el bote, fue el primer aviso del Madrid en el 58. Fue entonces cuando Ancelotti se marcó un triple cambio: Modric, Vinicius y Mariano por Valverde, Ceballos y Hazard. El Real Madrid tenía media hora para acabar ganando el partido a pesar del manifiesto desinterés que había mostrado desde el inicio.
Vinicius tardó dos jugadas en hundir al Getafe y meter el miedo en el cuerpo a los de Bordalás, que se marcó un cuádruple cambio de golpe en busca de insuflar a su equipo el oxígeno perdido. Fuera los tres delanteros y más vigor para apuntalar el empate. Seis defensas de diez jugadores de campo. En el 65 un disparo seco de Iglesias lo sacó a mano cambiada un Courtois que, como la funeraria, siempre esta de guardia.
Bordalás, que puso un marcaje triple a Vinicius, acabó pagando cara su racanería. El cobro lo pasó Marco Asensio, que armó su zurda en un pispás, disparó, rozó en Maksimovic y logró el 1-0. El duodécimo gol, nueve en Liga, de un futbolista al que se le caen los goles como a Pedro Sánchez las mentiras: sin querer.
Al Real Madrid aún le quedaba un cuarto de hora más el alargue para hurgar en la herida del Getafe, aunque no parecía muy por la labor. El colegiado anuló bien un gol a los blancos por fuera de juego de Vinicius en el inicio de la jugada. El peligro para los visitantes estaba en ese costado donde ni el brasileño ni Camavinga saben conjugar el verbo dosificar.
En el 77 tuvo Asensio el 2-0 en su cabeza después de un centro medido de Kroos. El gol lo abortó David Soria con una imponente mano abajo. Respondió el Getafe con una incursión de Munir que desbarató Courtois. El partido estaba roto y esa era una muy mala noticia para el Geta. Como lo era la participación constante de Vinicius en cada ataque del Madrid.
La mala noticia para Ancelotti fue que Camavinga recibió una tarascada postrera que obligó al técnico madridista a retirarle del campo. Los últimos minutos transcurrieron, a Dios gracias, sin más contratiempos que el del francés y el Madrid abrochó una victoria cómoda e insulsa ante un Getafe que demostró que está abajo en la tabla por deméritos propios.