Liga Santander: Leganés – Real Madrid

El Real Madrid desciende al Leganés

El Real Madrid abrochó una vuelta casi perfecta y de paso selló, casi sin quererlo, el descenso de un Leganés heroico. El 2-2 final mandó a Segunda a los de Javier Aguirre, que nunca dejaron de intentarlo. Los de Zidane, que habían llegado a Butarque con los deberes hechos, no forzaron el acelerador.

Con la Liga en el bolsillo Zidane estaba más relajado que Fernando Simón en un día de surf. Quizá por eso la alineación del Real Madrid tenía más ausencias que un equipo de funcionarios un viernes por la tarde. No estaban ni Courtois, ni Varane, ni Marcelo (lesionado), ni Kroos, ni Modric, ni Hazard… entre otros. Enfrente estaba un Leganés con tanta necesidad como falta de puntos. Sólo una victoria ante el Real Madrid y un pinchazo del Celta ante el Espanyol podría salvar a los de Aguirre.

Areola defendía el arco del Real Madrid escoltado por una zaga inédita con Lucas Vázquez y Mendy por las bandas, Militao y Ramos en el centro. Por delante Casemiro, Valverde e Isco y, para abrochar el once, estaban Asensio, Vinicius y Benzema. Y con estos mimbres quisieron los de Zidane hacer un cesto al Leganés a las primeras de turno.

Un paradón de Cuéllar a disparo de Valverde en el minuto 5 evitó que el Real Madrid encarrilara el partido a las primeras de cambio. A la segunda no pudo. Fue una falta lateral que ejecutó a la perfección Isco y que cabeceó Sergio Ramos libre de marca en el punto de penalti. El Madrid encarrilaba su undécima victoria consecutiva y enterraba al Leganés en Segunda.

No se arrugaron los de Aguirre, dispuestos a morir con las botas puestas y la presión alta. Sin embargo, las ocasiones seguían cayendo del lado de los de Zidane. Quizá por eso Benzema perdonó el 0-2 al filo del cuarto de hora. Con todo el Leganés no le perdió la cara al partido y no cejó en su empeñó de cercar el área de un segurísimo Areola.

Ramos marca al trantrán

Los minutos seguían condenando al Leganés a una Segunda ineludible. Eso y un Real Madrid tan sólido y concentrado como de costumbre. Manejaban el juego los de Zidane con una comodidad aplastante, igual que Pablo Iglesias en Podemos. Llegamos a la pausa de hidratación sin grandes ni pequeñas cosas que contar. Sí una falta de Casemiro en el 36 en la frontal que ejecutó Recio por abajo y desvió Isco casi bajo los palos. El Lega había estado cerca del 1-1.

Siguieron insistiendo los de Javier Aguirre hasta que obtuvieron su merecido premio al filo del descanso. Lo obtuvo Bryan Gil, el jugador más incisivo del Leganés, que se aprovechó de la autopista vaciada a la espalda de Lucas Vázquez y, con un control algo largo, batió a Areola en su media salida. El Leganés se iba al descanso vivo (o medio muerto) con el 1-1 en Butarque.

Con el 0-0 en Cornellá, el Leganés volvió del descanso a un gol de la permanencia. El Real Madrid tampoco iba a ofrecer una resistencia enorme. Aguirre metió de golpe a Óscar (uno de los mejores jugadores de la cantera de Valdebebas en años) y a Guerrero para meter toda la carne en el asador de la permanencia. Difícil, muy difícil, pero no imposible. Zidane respondió con un cambio para ayudar: Nacho por Sergio Ramos.

El Real Madrid dominaba sin forzar con la sensación de los mayores de curso jugando contra los pequeños en el patio del colegio. No necesitaban forzar más los de Zidane. El Leganés tenía tiempo para echarse al monte. Bueno, o eso creían los de Aguirre hasta que Isco encontró a Marco Asensio emboscado a la espalda de la defensa local. El mallorquín se plantó solito ante Cuéllar y no perdonó para anotar su tercer gol después del confinamiento…  de su lesión de rodilla.

Asensio hunde al Leganés

El Leganés no se rindió y se echó al monte dispuesto a vender muy caro su descenso. Sin embargo, los ataques del equipo de Aguirre eran odas a la impotencia. Llegaban hasta las inmediaciones del área de Areola pero sin crear demasiado peligro. El Real Madrid se limitaba a contragolpear sin demasiado interés. En el 60 Zidane metió a Jovic, Brahim y Kroos por Benzema, Asensio y Casemiro.

Al Madrid le sobraba el tiempo y al Lega se le estaba agotando. El partido era un intercambio de golpes en una pelea desigual para los de Aguirre como en un combate de un peso pesado contra uno pluma. Las noticias de Cornellá le daban un respiro al Leganés, pero necesitaban dos goles para el milagro.

Un par de tiros de Óscar Rodríguez, un jugador magnífico para un equipo de Champions, estuvieron cerca de lograr que el Leganés se aproximara al milagro. Lo evitó Areola con sendas buenas paradas, porque el portero suplente del Real Madrid es así, capaz del paradón y de la cantada. Hablando de cantar, las dos acciones de Óscar parecían el canto del cisne del equipo de Aguirre.

Sólo lo parecía porque con Militao en el campo cualquier cosa mala puede ocurrirle al Real Madrid y, por ende, buena para el rival. Eso es lo que pasó en el 78 cuando un centro al área del Leganés no alcanzó a despejarlo el aturullado y descoordinado central brasileño y la pelota le cayó a Asale, que batió por bajo a Areola.

Lo intentó el Leganés hasta el final e incluso reclamó una mano de Jovic en el área del Real Madrid a la salida de un córner. La mano era involuntaria y en un barullo, pero aun así el VAR la revisó. No se cobró el penalti y fue la última ocasión de los de Javier Aguirre antes de ir muriendo de inanición. El 2-2 final condenaba al Lega al descenso a pesar de sus esfuerzos. El Real Madrid, por su parte, había llegado a Butarque con los deberes hechos.

 

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