Liga Santander: Real Madrid - Celta

Los Reyes son Lucas y Asensio

Lucas y Asensio, Asensio y Lucas, tanto monta, monta tanto para este Real Madrid tan necesitado de goles y de sonrisas. La conexión entre ambos resolvió el triunfo de los de Zidane ante un Celta que inquietó poco a Courtois. Después del traspié ante el Elche, los blancos se reencontraron con la victoria en su mano a mano por la Liga con el Atlético.

Como la Preysler en sus mejillas Zidane hacía retoques leves y superficiales en la alineación del Real Madrid. Volvía Mendy por Marcelo, otrora jugador capital y hogaño bulto sospechoso. Nacho, empleado del mes los doce meses del año, reemplazaba al ausente Ramos. Y chimpún. El resto, los que no le pudieron al Elche, que eran casi los mismos que llevan jugando sin parar desde noviembre, así, sin descanso ni conocimiento, igual que si estuvieran en la rave de Llinars.

El Real Madrid, instalado en su nueva era anti-rotaciones, recibía a un Celta resucitado por El Chacho Coudet porque a veces las crisis sí son culpa de los entrenadores. El argentino cogió a los vigueses últimos y los tiene a tiro de la Champions después de cinco victorias y un empate desde que está en el banquillo olívico.

En un ambiente gélido en Valdebebas arrancó el duelo al trantrán. El Real Madrid trataba de estirar las posesiones como Pedro Sánchez la legislatura. El Celta, bien plantado y con jugadores de buen pie, replicaba con un fútbol algo más vertical y directo. Eran minutos de tanteo, de armisticio fingido que rompió Iago Aspas con un gran desmarque a la espalda de Varane. No definió bien, Nacho sacó bajo palos y se cumplió la ley del fútbol: si perdonas, pagas.

En la vuelta el Real Madrid penalizó al Celta con el 1-0. Fue una jugada en la que Marco Asensio demostró esas virtudes que lucía antes de su lesión de rodilla. Potencia en la carrera, regate y precisión en el centro. La puso medida al segundo palo donde Lucas Vázquez, mal defendido por Olaza, cabeceó a la red. Hasta el meta Rubén pudo hacer más.

Lucas marca el paso

El tanto tranquilizó al Real Madrid y exigió al Celta tomar las riendas del partido. Los de Coudet se hicieron con la pelota y replegaron los blancos. El objetivo era recuperar la pelota y buscar la velocidad de Asensio y Lucas. El partido se paró de golpe. Sólo Mendy puso algo de diversión con una volea tan defectuosa en la frontal del área que podría salir en un programa de Mister Bean.

Pasaron los minutos y ni el Celta fue capaz de reaccionar ni el Real Madrid tenía prisa alguna por desordenarse. A la media hora pegó otro susto el equipo visitante en un remate a la remanguillé de Santi Mina con la rodilla. Los de Zidane empezaban a jugar con fuego, aunque tampoco es que los vigueses asediaran el área de Courtois.

Una volea de Carvajal que se marchó fuera y un choque entre Brais y Courtois, que se llevó la peor parte, fueron las dos últimas acciones dignas de reseñar en una primera parte anodina, fría y aburridísima. Con el mismo ritmo comenzó la segunda. Tocaba el Celta, buscaba la contra el Real Madrid.

Mendy, un jugador con un descaro inversamente proporcional a su talento, se empeñaba en darle emoción al duelo de Valdebebas. Sus disparos son tan defectuosos como virales. Pero en el 52 apareció de nuevo Lucas Vázquez para que el Real Madrid encarrilara quién sabe si definitivamente el partido. Modric recuperó una pésima entrega de Murillo. Casemiro asistió a Lucas, que sentó a Murillo (dos veces retratado en la misma jugada), y el gallego vio el desmarque de Marco Asensio que batió a un Rubén algo destapado en su media salida.

Asensio sentencia

El 2-0 fue una estocada demasiado profunda para un Celta afeitado tras la lesión muscular de Iago Aspas. El partido era del Madrid. Benzema perdonó el 3-o tras una buena asistencia de Toni Kroos mientras Hazard calentaba en la banda. Luego Zizou también metió a prepararse a Ödegaard, desaparecido en el último mes. Y después a Fede Valverde para hacerles compañía.

Hazard fue el primero en comparecer en Valdebebas. Zidane le daba un cuarto de hora al belga, que salía más abrigado que si fuera a jugar contra el Rosenborg. Mientras el partido se encaminaba a su final sin síntomas de que nada fuera a cambiar. A Hazard le siguieron Ödegaard, Fede Valverde y Vinicius en el 83 por Carvajal (que forzó la amarilla), Kroos y Modric. Eran minutos de la basura para tres jugadores que deberían ser importantes en este equipo.

Lo intentó el Celta en los minutos postreros del partido pero resistió bien el Real Madrid, bien sostenido por unos solventes Nacho y Varane, que se ha acostumbrado a sobrevivir sin Sergio Ramos, al menos para las batallas más mundanas. Los blancos se llevaron una victoria gris y solvente que les mantiene vivos en la carrera por la Liga con un Atlético que, a día de hoy, sigue teniendo ventaja.

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