El Madrid sigue en obras
Este Real Madrid, igual que el Bernabéu, sigue en obras. Los blancos remontaron ante el América un partido al que salieron dormidos, pero los mexicanos igualaron el partido con un penalti inexistente. Benzema volvió por la puerta grande con un golazo digno de un Balón de Oro, pero el equipo de Ancelotti sigue teniendo plomo en las piernas. Hazard jugó otra vez de falso nueve en la segunda parte y otra vez fue intrascendente.
Pretemporada del Real Madrid, capítulo 2. Contra el América de México que no es el Barça ni se le parece. Ancelotti agitó el árbol de su alineación hasta el punto de que sólo repitieron tres jugadores de los que salieron de inicio en el Clásico: Lucas Vázquez, porque Carvajal sigue lesionado, Rüdiger, porque el Madrid no tiene otro defensa igual, y Vinicius, que es el gran agitador de este equipo. El resto, todos nuevos.
Jugaba hasta Lunin de portero. A la defensa, además de Lucas y Rüdiger, entraban Mendy en la izquierda y Nacho en el centro. En el centro del campo volvían los tres mosqueteros, Casemiro, Kroos y Modric. Arriba, Asensio ocupaba el costado inverso a Vinicius y Benzema recuperaba su silla de líder indiscutido e indiscutible de este Real Madrid.
Así que con este once tan reconocible, plagado de titulares y vacas sagradas, arrancó el Real Madrid su segundo test de pretemporada ante el América de México, un equipo con algún que otro viejo conocido de la Liga española. Y lo hizo dormido, soñoliento, como si estuviera en horario español. No tardó ni cinco minutos en encajar gol después de una jugada en la que Rüdiger se despistó y lo aprovechó Henry Martin para fusilar a Lunin.
Al Madrid le tocaba nadar contracorriente en la bahía de San Francisco, pero no se había puesto ni el bañador. El América presionaba arriba y recuperaba la pelota ante la pasividad de los blancos, con plomo en las piernas, imprecisos en el pase y lentos en el balance defensivo. El partido se jugaba en campo del equipo de un Ancelotti, que se dejaba los empastes mascando chicle con cara de mosqueo.
En los primeros veinte minutos no compareció el Real Madrid al duelo ante el América, que tenía un punto más en lo físico que el equipo de Ancelotti. Pero entonces emergió Benzema. Karim, desaparecido hasta entonces, conectó con Asensio en el pico del área grande, el balear le devolvió la pared y el futuro Balón de Oro la colocó de primeras con una rosquita maravillosa pegado al palo largo de El Memo Ochoa. Fue un gol calcado al que Benzema hizo al Athletic en San Mamés en la última Liga.
La comba de Benzema
El gol desperezó al Real Madrid, que recuperó el control del juego y empezó a girar el partido hacia el área del América. Sin mucho interés ni intensidad, tampoco se vayan a pensar que no estamos ni en agosto. Pasaron cosas paranormales, como el cambio de portero en los mexicanos, y otras normales como la amarilla a Casemiro. Y pasó el tiempo sin que pasara gran cosa camino del descanso.
En los minutos postreros una incursión de Vinicius, un disparo en semifallo de Rüdiger con la zurda y otra delicatessen de Benzema, con un quiebro en la frontal que dejó malparados a los dos centrales del América, fueron las acciones con las que el Real Madrid cerró en alto un primer tiempo discreto. Estamos en pretemporada, ya saben.
Ancelotti, igual que el día del Clásico, removió su once al descanso. Entraron Militao, Alaba, Tchoaméni, Camavinga, Ceballos, Valverde, Rodrygo y Hazard, cuya figura a quien esto escribe no le parece tan apolínea como la pintan. Por cierto, que el belga volvía a ser falso nueve. Y fue precisamente Hazard el que tuvo la primera ocasión del Real Madrid en la segunda parte con un disparo dentro del área.
Carrusel de cambios
El América decayó en su presión y el Real Madrid, con un ubicuo e intenso Ceballos, se adueñó de la pelota. Y fruto de ese dominio llegó la jugada del penalti. Protagonista un tal Reyes, con el 206 a la espalda como si fuera un Peugeot, que atropelló a Lucas Vázquez en el área. La pena máxima la ejecutó Hazard sin carrerilla pero con precisión de cirujano. El Madrid consumaba la remontada.
El tanto de Hazard espoleó al Real Madrid y dejó tembloroso a un América irreconocible en la segunda parte tanto por los cambios como por su actitud. Ancelotti metió a Vallejo por Rüdiger, que se ha hecho el jefazo del equipo nada más aterrizar. En el 64 la tuvo Ceballos, pero su disparo al muñeco lo despejó con el muslo el meta Jiménez.
El Real Madrid, suelto y sin presión, cercó el área mexicana con un Alaba empoderado desde el lateral izquierdo. El austriaco es tan bueno que donde le pongas rinde. Esa es la buena noticia para Ancelotti. La mala, es que Tchouaméni le está costando adaptarse. Pero que no cunda el pánico, que le sobra tiempo.
En la recta final del partido Rodrygo tuvo una clara ocasión tras un pase filtrado por Ceballos. El brasileño no llegó a conectar con la pelota y le pegó al aire. Y en la jugada de vuelta el joven Vinicius Tobías picó en una jugada dentro del área con Fidalgo, que exageró en la caída y engañó al colegiado. Era más piscina que penalti, pero el árbitro señaló la pena máxima. La paró Lunin, que se adelantó cuatro o cinco pueblos. Su acción fue tan descarada que el árbitro ordenó repetir el penalti. Lo ejecutó otra vez Fidalgo y esta vez, aunque el meta del Madrid punteó la pelota, el tiro acabó en gol.
Aunque fuera de penalti injusto el Real Madrid se había dejado empatar. Reaccionaron con rabia en los minutos finales los de Ancelotti en busca de su primer triunfo de la temporada, pero les faltó puntería. Rodrygo y Camavinga y Alaba desperdiciaron tres ocasiones dentro del área y al final los blancos tuvieron que conformarse con un empate en otro partido del que no se pueden sacar grandes conclusiones. Y si me apuran, ni pequeñas.