La lección patriótica del Madrid al Barça en la reforma del Bernabéu
Mientras el Real Madrid adjudicó las obras del Santiago Bernabéu a empresas nacionales, el Barça delega la construcción de su nuevo Camp Nou a Turquía
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El Real Madrid y el FC Barcelona son como una especie del yin y yang, el alter ego de cada uno, rivales dentro y fuera de lo terrenos en una rivalidad ya clásica desde que se conoce el fútbol español. Como en el fútbol, donde el rendimiento de los blancos en la última década es excepcional, superlativo en lo referente a grandes títulos, también lo es en los despachos y a nivel institucional: la reforma de los estadios de ambos clubes es una nueva lección del Madrid al Barça.
Madrid y Barça muestran también grandes diferencias en lo que a la gestión de la reforma de sus estadios se refiere. El equipo blanco fue un ejemplo en cuanto a la adjudicación de sus obras. De hecho, todo ha ido avanzando bajo la gestión de compañías nacionales –españolas– que garantizaron el correcto transcurso de las obras y que la millonaria inversión se quedase en territorio español con el actual aspecto espectacular que presenta el Santiago Bernabéu. El Barça, en cambio, ha decidido dejar la mayor parte de la construcción y gestión de sus obras en manos de una empresa turca, Limak Holdings.
El Real Madrid está siendo todo un modelo en este sentido con las obras del Santiago Bernabéu. Desde la propia constructora y encargada de llevar a cabo toda la reforma, hasta los fabricantes de acero inoxidable para la cubierta y la fachada y por supuesto todas las empresas que se ha ido encargando de los diferentes tipos de grúa o la cimentación de todo lo nuevo construido. Todo, absolutamente todo, tuvo denominación de origen español.
Para empezar, la constructora que lideró las obras del nuevo Santiago Bernabéu fue la longeva Fomento de Construcciones y Contratas (FCC), un grupo español que tiene a sus espaldas más de 120 años de historia y, por ende, experiencia para afrontar un proyecto como el madridista, directo hacia la vanguardia de los estadios europeos. Cabe destacar que actualmente es propiedad del magnate mexicano Carlos Slim. Entre la terna de candidatas también habría otras empresas españolas como Ferrovial, Acciona o Grupo San José.
A FCC, la que más peso está llevando durante toda la gestión de las obras del nuevo Santiago Bernabéu que pueden estar finalizas este próximo verano, hay que añadirle otras empresas españolas como son Acenirox, Grúas Aguilar, Rodio Kronsa o Cimentalia, todas españolas y con un papel importante en diferentes aspectos del estadio blanco. Ese denominador común de todas ellas ha sido una de las marcas del Real Madrid.
La que se ha encargado de revestir la cubierta y la fachada del estadio ha sido Acerinox, una empresa líder en la fabricación de acero inoxidable con sede en Cádiz. Por otro lado está Rodio Kronsa, compañía española de gran prestigio en cimentaciones y tecnologías de suelo que ha llevado a cabo la cueva invernadero con la que el Santiago Bernabéu tendrá el ansiado césped retráctil.
El Barça apuesta por Turquía
El Espai Barça, como han denominado el proyecto del nuevo Camp Nou, correrá a cargo de Limak Holdings, la empresa turca que ganó la adjudicación por delante de otras opciones españolas que estaban en la pomada. La adjudicación de las obras por la empresa turca provocó un polvorín en el Barça con la dimisión de Jordi Llauradó, directivo responsable del Espai Barça, que dejó su carga dos días después de adjudicación en la que ni votó ni delegó el mismo. La empresa turca sólo había participado en la construcción de un estadio hasta la fecha: el Mersin Arena de la ciudad con el mismo nombre, en Turquía.
Joan Laporta reconoció que su elección fue meramente económica, ya que la empresa turca ofrecía mejor precio y garantías: «¿Por qué Limak? Porque su planning de obras se ajusta a lo que queríamos en el Barcelona. Han aceptado las condiciones contractuales, que son más exigentes que las del mercado. Las garantías que han hecho son muy fuertes. La financiación que obtenemos del Espai Barça es en base estadounidense y Limak las ha aceptado todas. Limak tiene un mejor precio, similar al del resto, pero la diferencia está en los aspectos no ligados en el precio de la obra. También había diferencias importancias en las contingencias. Limak fijó unas más adecuadas y además si hay otras no las facturan. Habían una serie de circunstancias que nos llevaron a elegir a Limak».
La presidenta de Limak Ebru Özdemir, en declaraciones para El Periódico, ha reconocido que su empresa no pretende subcontratar ciertos trabajos con empresas del «terreno local» explicándose así: «Simplificar, en usar equipamiento propio limitando la subcontratación en el terreno local, y de aportar materiales, incluso partes construidas del estadio, para ser ensambladas en Barcelona desde Turquía y otros países. Tenemos una gran capacidad en equipamientos para la construcción y somos muy flexibles para poder traerlo a España sin retrasos».
La obra del Camp Nou, por la que el Barça tiene previsto gastar 1.500 millones de euros, no va a dejar apenas retorno económico en las empresas españolas. El Madrid, en cambio, ha procurado que todo el dinero que gaste en su reforma quede en territorio nacional. Los blancos pueden decir sin miedo a equivocarse que le han dado una lección patriótica a los culés, algo que, por otra parte, no es nada nuevo.