Hazard resucita en Glasgow: gol y asistencia para volver a sonreír
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Ancelotti había asegurado que su rol esta temporada era el de ser el suplente de Benzema. No hacía falta acudir al mercado porque Hazard podía suplir al francés si se cogía un resfriado. Más preocupante que eso: un golpe en la rodilla derecha le obligaba a abandonar el partido. El entrenador italiano no lo dudó. Era el momento. Una hora en un escenario perfecto para dar un golpe encima de la mesa. La gran oportunidad que Hazard estaba esperando había llegado. Y el belga resucitó en Glasgow.
Hazard saltaba al césped en el minuto 30 de partido después de no haber jugado nada ni contra el Betis ni contra el Espanyol. La falta de rodaje parecía no importarle en el primer balón que tocaba. El belga agarró la pelota, miró hacia adelante y tuvo que ser frenado con una falta para no proseguir con su carrera.
A Hazard le costó un rato cogerle el pulso al partido. El ritmo intenso que le estaban metiendo ambos equipos no era lo ideal para un jugador con tan pocos minutos en sus piernas y con su confianza minada por sus últimas actuaciones. Una señal de ello era un centro en el 38′ de Carvajal al corazón del área que no encontraba rematador. Ahí tenía que estar el belga… y no estaba. Es verdad que el línea había levantado la bandera, pero aún así, el 9 tenía que cazar ese remate.
De menos a más
Apenas dos minutos más tarde, con otra dura falta sufrida entre medias, llegó su mejor ocasión en la primera mitad. Otro centro del lateral derecho madridista hacia el belga, que no fue capaz de rematar limpiamente desde prácticamente dentro del área pequeña. Su disparo mordido se marchó fuera de la meta de Hart.
Hazard creía que su fútbol podía ayudar al equipo a sacar el balón jugado y por ello no dudaba en descolgarse, permitiendo a los centrocampistas llegar arriba y asumiendo labores de construcción. De sus botas nació el ataque más peligroso del Real Madrid antes de ir al túnel de vestuarios. Desde campo propio, el 7 madridista asistió a Vinicius con pase aéreo por encima de la defensa que le dejaba sólo contra la meta rival. Sin embargo, el brasileño no acertó en la finalización.
Y volvió a ser Hazard
La segunda parte esperaba y necesitaba más de un Hazard que no era capaz de acertar en la primera acción en la que tras un gran desmarque no era capaz de entregar bien el balón. Lejos de asaltarle las dudas o la presión, Eden se vino arriba. Era su oportunidad y quería aprovecharla.
No saldrá en la foto del gol de Vinicius que abrió el marcador, ni tampoco le contará como asistencia, pero fue clave en la elaboración de la jugada. Valverde asistió y el brasileño definió, pero antes de eso Hazard ayudó a fabricar la jugada jugando de espaldas y aguantando el balón con el pecho para dejárselo en volandas al Pajarito para que desplegase sus alas por el costado derecho. Su primera aportación ya estaba hecha.
Sí entrará en sus registros estadísticos como asistencia su participación en el gol de Modric. En esa jugada Hazard volvió a ser Hazard. Agarró el balón en la divisoria de los dos campos para lanzarse verticalmente en carrera. El cambio de ritmo recordó al jugador que deslumbraba en la Premier siendo el mejor de la competición y por el que el Real Madrid pagó 100 millones. Después dejó el balón a Luka Modric que, con sus mil recursos y su toque de exterior, anotaba el segundo de los goles madridistas en Celtic Park.
Y todos contentos
Pero aún faltaba la guinda. La jugada que le convirtiese en protagonista y le sacase la sonrisa definitiva que necesitaba un jugador siempre llamado a marcar diferencias. Hazard iba a marcar el 0-3 que finiquitaba la primera victoria del Real Madrid en esta Champions. El belga apareció en la frontal del área escocesa para culminar una jugada impresionante del vigente campeón. Como si de una carambola de billar se tratase, el balón se movió eléctricamente entre Kroos y Carvajal antes de que Hazard, colocando perfectamente el pie, lo enviase a la red.
Hazard estuvo a la altura de lo que se necesitaba de él. La papeleta no era sencilla, pues ocupar la baja del que jugador que va a ganar el Balón de Oro tenía lo suyo. Una asistencia y un gol que insuflan de confianza a un jugador que se sacrificó recorriendo más de 7 kilómetros, que alza la voz y da la razón a Ancelotti… una vez más.