La gran fiesta del Real Madrid… primera parte
60.000 personas celebran en Madrid el título de Liga número 36 del equipo blanco
Una semana después de entonar el alirón en diferido, el Real Madrid celebró el título número 36 de Liga por las calles de la capital de España. 60.000 personas, según la Delegación del Gobierno, se congregaron en Madrid para celebrar con la plantilla este gran título conseguido la semana pasada, pero celebrada este domingo tras pasar también a la final de la Champions League.
La jornada empezó pronto para Ancelotti y sus chicos. A las 9:30 horas, Pedro Rocha, presidente de la Federación Española de Fútbol, entregó en Valdebebas el entorchado a Nacho Fernández, capitán del conjunto blanco. El acto careció de la calidez de un estadio de fútbol, pero así lo quiso el organismo federativo y así lo provocó el inmovilismo de la Liga de Tebas, principal responsable de que los madridistas conquistasen el campeonato en diferido al no unificar el horario del partido ante el Cádiz con el que midió a Girona y Barcelona.
Tras esto, la plantilla al completo se montó en el autobús del equipo para dirigirse a la Puerta del Sol, donde Isabel Díaz Ayuso esperaba a los flamantes campeones en la sede de la Comunidad de Madrid. Aquí el buen ambiente reinó con la presidenta madrileña, reconocida madridista. Discursos, entrega mutua de obsequios y aparición en el balón para que todos los madridistas y turistas, muchos, pudiesen ver a los campeones y el título.
«El Madrid es triunfo sin complejos, lleva la marca España por todo el mundo. El Madrid ha demostrado ser espectáculo, constancia y fe», dijo Isabel Díaz Ayuso en un extenso discurso. La presidenta se puso la camiseta del Real Madrid, regalada por Florentino Pérez: «Enhorabuena Madrid, cómo no te voy a querer».
La siguiente parada estaba cerca de la Plaza de Cibeles, centro neurálgico de las celebraciones madridistas. En el Palacio de Correos, donde está el Ayuntamiento de Madrid, esperaba José Luis Martínez-Almeida. Con el alcalde madrileño las relaciones son igual de cercanas que con Ayuso, aunque aquí sí se respira la rivalidad de la capital. El aficionado del Atlético de Madrid tuvo que homenajear y felicitar a los jugadores de su eterno rival. Por cierto, su club, la entidad colchonera, no lo ha hecho públicamente.
Consciente de esa rivalidad, Almeida no quiso ponerse la camiseta del Real Madrid (y no fue porque no se lo pidieron los presentes en el Ayuntamiento), aunque sí reconoció la grandeza del equipo blanco: «Este es un título extraordinariamente merecido. Es el gran mérito de estos jugadores, que tienen un palmarés inigualable. Jamás se rinden y siempre quieren ganar. Son un ejemplo para todos».
Almeida, el talismán madridista, también añadió que «espero que ésta no sea la última camiseta del Real Madrid que recibo este año» en referencia a la próxima final de Champions que el conjunto blanco disputará el próximo 1 de junio en el estadio de Wembley de Londres.
La gran celebración con la afición
Y ya por fin llegó el gran momento. La hora de reunirse con la afición. Tras abandonar el consistorio, los jugadores del Real Madrid se subieron a un autobús descapotable preparado para la ocasión y, tras recorrer las calles de la capital, llegaron a la Plaza de Cibeles, donde miles de madridistas esperaron a sus campeones de Liga.
Aquí se vivieron los momentos más divertidos. Ancelotti pidió bailar con Camavinga, varios jugadores arengaron a los aficionados con sus cánticos y hubo varios mensajes de alegría y comunión entre plantilla e hinchada. La sobriedad anterior se perdió en la Cibeles, donde la fiesta fue completa hasta que Nacho se subió a la diosa para coronarla con una bandera del Real Madrid y una bufanda. Tras este gesto tan tradicional, se puso punto final a una jornada festiva llena de madridismo.
Tras terminar la fiesta en Cibeles, la primera plantilla del Real Madrid se marchó a Valdebebas para comer junto a sus familiares, como ya hicieron en 2022 tras levantar el título de Liga número 35.
Jugadores y Ancelotti pudieron, por fin, celebrar la Liga. La felicidad, como decían en el club, se tuvo que congelar durante unos días, ya que por delante estaba la vuelta de las semifinales de la Champions contra el Bayern. Tras lograr el objetivo de clasificarse para la final de Wembley, llegó el momento de festejar con el deseo de repetirlo el próximo 2 de junio con la Decimoquinta en sus manos.
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