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Bale, rumbo a China, segunda parte. El galés intentará otra vez en el mercado de invierno lo que no logró el pasado verano: fichar por el Shahghai Shenhua, el único club en el mundo (sin contar al Real Madrid) capaz de pagarle los 17 millones euros netos por temporada que cobra de blanco. La noticia, adelantada este lunes por la edición digital de Marca, sería un alivio para Zidane, para el vestuario y para el club.
Este lunes Gareth Bale se marchaba a Londres con permiso del Real Madrid. Detrás de los motivos personales que se esgrimieron como coartada oficial bien podría estar una reunión con su agente, Jonathan Barnett, el mismo que lo llevó al Madrid, y el que lo ha vuelto a ofrecer al Shanghai Shenhua de la Liga china.
Aunque Barnett y el propio Real Madrid intentaron colocar a Bale este verano en varios grandes europeos, la fama de sus lesiones le precede. En seis temporadas y media de blanco el galés ha jugado solamente el 53% de los minutos por culpa de las 26 lesiones que le han tenido K.O. 86 partidos. La falta de continuidad y su delicada salud han sido las principales lacras de Bale para consolidarse como un jugador franquicia en el Real Madrid.
El contrato del siglo
El Shanghai Shenhua vuelve a ser el equipo que más interés (y más dinero) está dispuesto a poner para llevarse a Bale a China, que vuelve a partir de marzo. Igual que ocurrió el verano pasado. El equipo que entonces dirigía Quique Sánchez-Flores le ofreció un contrato de tres temporadas y 25 millones netos por año, ocho más de los que gana en el Real Madrid.
El cambio en la legislación de China, que entonces obliga a los clubes de fútbol a pagar la misma cantidad que gasten en fichar estrellas extranjeras en impuestos para destinarlos a un fondo para el desarrollo del fútbol base chino, frustró la operación porque el Real Madrid no percibía ni un euro de traspaso. Ni a Bale ni a su familia les disgustaba irse a Shanghai.
Aparecería después el Jiangsu Suning, que nunca tuvo demasiadas opciones de fichar a Bale porque vivir en una ciudad Nankín era algo que no convencía a su mujer. El resto de la historia ya la saben: el galés se quedó a la fuerza… y ahí sigue, en el Real Madrid, ni demasiado cómodo ni demasiado a disgusto, con la cabeza puesta en sus cosas… como el golf.
Ahora parece que este invierno a la segunda puede ir la vencida y Bale podría acabar en Shanghai. Ni Zidane ni sus compañeros le echarían demasiado de menos.