La final de la Copa del Rey sirvió para confirmar que el Real Madrid atraviesa un bache que va más allá de lo baloncestístico, en referencia a los encuentros directos con su eterno rival. El Barcelona tiene tomada la medida a los blancos y se impuso por cuarta vez consecutiva, de las cinco en las que se han visto ya las caras en lo que va de campaña. Y en esta ocasión, además, con un panorama crudo, jugando a lo que quería el Madrid y remontando sin demasiada brillantez.
«Nos ha faltado acierto en momentos clave», resumía Pablo Laso en la rueda de prensa posterior a la final, donde también mostraba el orgullo por un grupo que compitió hasta el último momento e incluso tuvo una canasta para igualar, con un error claro de Deck con todo a favor. El trabajo fue bueno, mirando sobre todo de dónde venía el equipo y las dificultades de las semanas previas, pero de nuevo el Barça y de nuevo una derrota han caído con dureza en el vestuario.
El Real Madrid comenzó la temporada de la mejor manera posible, con un triunfo para muchos inesperado en la Supercopa Endesa, donde tras superar con dificultades a Lenovo Tenerife, el anfitrión, en semifinales, se completó un partidazo ante el Barcelona. Ahí fue el nuevo Madrid de Laso el que remontó y ganó con Llull en plan estelar, pero a partir de ahí, pese al gran rendimiento del equipo en líneas generales de la temporada, comenzó el apagón en los Clásicos.
Primero fue el duelo de ida de Euroliga, en el Palau, donde el Barça se impuso con cierta claridad, aunque la sensación fue la de competir en el grueso del partido ante un equipo más inspirado en ataque –Mirotic anotó 31 puntos– y como local. Una derrota dentro de la lógica a la que le sucedió, ya en el mes de enero, la primera remontada culé, en este caso en el Palacio de los Deportes y en Liga Endesa, después de un gran inicio madridista.
Sin embargo, la más dura fue la vivida en plena racha negativa madridista, días antes de la Copa del Rey, y de nuevo con la Euroliga como escenario. El Real Madrid caía de forma dramática (68-86) y después de comenzar perdiendo por 20 puntos el primer cuarto de partido. Una caída sin paliativos que buscaba venganza en la final del torneo del K.O., donde no la encontró pese a empezar con un 19-5 favorable y ante un Barça colapsado en ataque.
Próxima batalla, el 10 de abril
La sensación de inferioridad en los duelos directos ante el rival directo calan hondo en un equipo acostumbrado a ganar ante cualquier contrincante y que en el pasado le tuvo tomada la medida al Barça. Ahora, con el mando teñido de azulgrana, se espera a la próxima ocasión en que se enfrenten, el 10 de abril en partido correspondiente a la Liga Endesa, para intentar arrebatarse la maldición de los Clásicos que ha caído sobre sus figuras y comenzar a construir la confianza de cara a la decisión de los dos grandes títulos de la temporada, Liga y Euroliga, donde el Barcelona también apunta a pujar con fuerza.