El marrón de Laporta con Riqui Puig

Riqui Puig es un marrón para Joan Laporta. El canterano culé será una de las grandes decisiones que deberá tomar el nuevo presidente culé. En condiciones normales, y a tenor del rendimiento y edad del centrocampista, la decisión podría ser bien sencilla de cara a este verano. Una cesión o salida sería la postura más lógica a tomar con él. Pero la realidad es otra bien diferente ya que el de Matadepera no es un futbolista cualquiera en el contexto del Fútbol Club Barcelona.

«La Masía es la clave de todo», «tenemos que trabajar con los deportistas que tenemos en casa», «La Masía es prioritaria y fundamental», «fuera buscaremos a jugadores diferenciales, lo que no tengamos en casa», «La Masía será la base nuclear de nuestro proyecto», «La Masía es, para nosotros, el eje vertebrador del club. Con mucho trabajo haremos que La Masía vuelva a la excelencia», fueron algunas de las frases que pronunció Joan Laporta durante el acto de presentación de su modelo deportivo antes de que los socios y socias le eligieron como nuevo presidente del Barça.

Joan Laporta ha reiterado una y otra vez durante estos últimos meses la importancia que tendría en su proyecto La Masía, en el nuevo Barcelona que quiere moldear y en el que quiere usar a los canteranos como sustento. La cantera es su emblema y el futuro de la entidad. Esto choca diametralmente con Riqui Puig y la decisión final que tome el presidente con el futbolista ya que su venta o cesión supondría una severa contradicción con todo lo que ha defendido para volver al cargo que ya ostentó.

Por otro lado, es una realidad aplastante que Riqui Puig no ha cuajado. El centrocampista, en su primera temporada como jugador del primer equipo está teniendo una participación muy residual en los esquemas de Ronald Koeman pese a tener una plantilla corta y varios lesionados en su puesto. El catalán solo ha disputado 195 minutos en Liga este curso, repartidos en 10 partidos y solo dos titularidades. El curso pasado, que alternó con el filial, jugó 11 partidos, cinco como titular, y 507 minutos en total. Sí es cierto que ha tenido minutos en la Supercopa (dos partidos y 53′), Copa del Rey (cuatro duelos y 163′) y Champions League (cuatro partidos y 86′).

Koeman le ha dado minutos, le ha tenido como una alternativa en según qué contextos. Fue durante el mes de enero cuando más apareció el catalán, aunque pronto quedaría eclipsado por el debut de otro canterano como Ilaix Moriba, que le ha ganado terreno y está consumiendo los minutos que podría ir destinados para él. De hecho, Laporta usó a Ilaix durante su toma del cargo recordando unas palabras suyas. Un claro guiño hacía él y no por Riqui. En su falta de minutos con el holandés puede tener peso la discusión que tuvieron a principios de temporada. Koeman le llamó «filtrador».

El futbolista además tiene contrato hasta 2023, lo que resta de temporada y otras dos campañas más. Es evidente que aún no ha explotado en los esquemas del equipo como sí lo ha hecho Pedri, con el que comparte puesto en el césped y con el que rivaliza por los minutos de la titularidad. En ese difícil terreno se debe mover el de Matadepera, que tuvo opciones para salir el verano pasado, empujado en parte por Koeman, pero decidió seguir y luchar por su sueño que de momento parece estancado.

Si no es el propio futbolista el que decide unilateralmente probar en otro equipo, deberá ser Joan Laporta y la dirección deportiva la que hagan entender a Riqui Puig que se queda sin sitio en la plantilla. Su aportación ha sido tímida y la continuidad de Koeman parece a día de hoy segura en el club, por lo que su salida es la vía deportiva más positiva para todas las partes. Pese a esto, sí significará un revés para el discurso del nuevo presidente culé, que deberá dar de lado a La Masía desde muy pronto en su nueva etapa.