La Policía desmantela un narcopiso de la banda latina de los Ñetas en Parla (Madrid)

Los primeros fueron los DDP y ahora la Policía Nacional ha desarticulado un narcopiso de otra banda latina, los Ñetas, en la localidad madrileña de Parla, en Madrid. Los agentes han detenido a los cinco «miembros probados» de la banda latina de los Ñetas que gestionaban esta nave donde menores de edad acudían a comprar marihuana y hachís. Es el segundo narcopiso desmantelado en Parla en unas semanas, y después de las dos intervenciones en esta localidad, los agentes han acabado con un tercero ubicado en la Cañada Real Galiana.

El narcopiso de banda latina de los Ñetas fue localizado tras una investigación policial que arrancó en el mes de noviembre y finalizó hace seis días con la entrada y registro en la narconave y la detención de los cinco pandilleros. En el local, la Policía Nacional intervino 64 dosis de marihuana, más de 120 cigarros de la misma sustancia, 43 dosis de hachís, dinero en metálico y un machete de grandes dimensiones. Por todo ello pasaron a disposición de la autoridad judicial como presuntos responsables de un delito contra la salud pública.

Unos días antes la Policía había desmantelado un primer narcopiso en Parla que funcionaba las 24 horas al día y donde los agentes sorprendieron a los moradores tirando la droga por el inodoro. Las pruebas correspondientes determinaron que la sustancia que habían arrojado se trataba de cocaína. Los policías intervinieron también droga oculta en diferentes botes de cristal, así como en el interior de los canapés casi 1.000 gramos de marihuana, dinero fraccionado en billetes pequeños y dos pistolas eléctricas. Los agentes detuvieron a tres personas por un delito contra la salud pública y otro de tenencia ilícita de armas.

Un tercer ‘narcopiso’ en la Cañada

La Policía Nacional desarticuló un tercer narcopiso, esta vez en la Cañada Real Galiana de Madrid. Se trataba de una casa prefabricada que funcionaba como centro de venta y consumo de droga todo el día, los 365 días al año. La narcocabaña contaba con numerosas medidas de seguridad. También tenían puertas acorazadas y realizaban la venta a través de una pequeña ventana reforzada con rejas para deshacerse de la droga antes de que la Policía accediera al interior.

Esta organización tenía una estructura piramidal con una clara distribución de tareas. En el exterior de la parcela se encontraban los aguadores encargados de alertar la llegada de la Policía y en la puerta de la finca se encontraba el responsable de seguridad que decidía si permitía la entrada o no de los consumidores o compradores. Ya en el interior era la dueña del negocio la que se ocupaba de la venta de la droga facilitando el acceso al fumadero, lugar donde los clientes podían consumir la sustancia.

Una vez detectaron la presencia policial, los traficantes llenaron un bidón con sosa cáustica donde arrojaron rápidamente toda la droga y otros efectos para no dejar rastro de su actividad ilícita. Esto provocó que los agentes tuvieran que salvar a un menor cuya vida corrió peligro por la reacción química provocada al destruir la droga.

El registro dio como resultado la incautación de restos de sustancias estupefacientes, cocaína y heroína, dinero, dos básculas de precisión y armas de fuego largas y cortas con diversa munición. Los agentes detuvieron a seis personas, dos de ellas menores, como responsables de los delitos contra la salud pública, pertenencia a organización criminal y tenencia ilícita de armas.