Consejos para tratar el pelo graso de tu gato

El pelo graso en tu gato puede tener distintos orígenes. Uno de los más comunes es un factor que, considerando las características de estos animales, suele sorprender a muchos. Nos referimos al polvo. Porque si bien es cierto que son animales extremadamente aseados y particularmente meticulosos con su limpieza, también son grandes exploradores. Lo que les lleva a meterse literalmente ‘de cabeza’ en donde sea y terminar llenos de residuos de cualquier tipo.

Por otro lado, el tiempo que transcurre mientras un minino realiza sus rondas exploratorias hasta que se tumba tranquilamente a acicalarse, puede ser suficiente para que las impurezas que lleva encima hagan estragos sobre su cuerpo. Incluso en algunas ocasiones sus propias rutinas de aseo no son suficientes para retirar todo lo que atrapan en el ambiente, dentro del cual se desenvuelven.

Seborrea felina

Claro que hay otras causas más allá de las motas de polvo y una de ellas es la seborrea felina. Se trata de un mal que afecta a los animales a raíz de dos ‘versiones’ diferentes. La primera de ellas obedece a lo que se conoce como queratinización de las células de la dermis, un exceso de grasas que se ‘desplaza’ desde la piel hasta el manto del gato.

Es esta una condición genética que no tiene cura. Sin embargo, siempre que se cuente con la debida supervisión veterinaria, las incomodidades que este desequilibrio genera pueden ser controladas con éxito.

La segunda modalidad de esta enfermedad no es más que una respuesta alérgica a parásitos externos. La mayoría de las ocasiones ácaros que se instalan para colonizar las ‘tierras fértiles’ de los gatos. La presencia de hongos es otra de las fuentes dañinas.

Estrés, causa probable del pelo graso de tu gato

Dentro de los ámbitos de la medicina moderna, al estrés se le considera como la enfermedad del siglo XXI. Lamentablemente las mascotas no escapan de la terrible influencia de esta condición.

El sobrepeso es otro factor de riesgo que puede desencadenar el pelo graso en tu gato. Principalmente porque los ejemplares afectados no son capaces de limpiarse adecuadamente a raíz de la pérdida de flexibilidad corporal. Algunos desórdenes endocrinos y deficiencias nutricionales van incluidos en esta lista.

¿Qué hacer?

Aunque muchos no lo consideren necesario, visitar al veterinario es el paso uno. Descubrir el factor detonante es imprescindible para poder aplicar al animal afectado el tratamiento correspondiente. que le permitirá equilibrar sus niveles de grasas.

Las recetas pueden incluir algún champú antiseborreico. Así como soluciones tópicas que hagan frente a los hongos o eviten la instalación sobre la dermis de parásitos externos. Si el problema está en anomalías alimenticias, las acciones se centrarán casi exclusivamente en el menú.

Los remedios caseros no suelen ser un buen plan. Un peligro mayor supone caer en la tentación de la automedicación, y es que el remedio puede resultar peor que la enfermedad.