Tragedia en Gran Bretaña

La mina de Aberfan y los bombardeos en Londres, los ‘Paiporta’ de Isabel II de Inglaterra

La mina de Aberfan y los bombardeos en Londres, los ‘Paiporta’ de Isabel II de Inglaterra
La Reina Isabel II visita Aberfan con su marido el duque de Edimburgo. (Foto: Getty).
Gema Lendoiro
  • Gema Lendoiro
  • Directora de Look. Periodista e historiadora.
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Se cumple una semana de la visita de la Reina Letizia en compañía de su marido a Paiporta, el epicentro de la tragedia de la Dana. Es una percepción unánime que la visita de los Reyes ha sido un gesto que les ha hecho ganar la simpatía de los españoles por la humanidad y empatía mostrada. En la Historia reciente hay dos tragedias similares en las que también dos reinas visitaron el escenario del desastre. Uno provocado por los bombardeos de las tropas alemanas sobre Londres en la II Guerra Mundial, y cuyos escombros visitó la reina madre de Inglaterra y el segundo, el resultado catastrófico de la naturaleza como en Valencia, el derrumbamiento de lodo procedente de una escombrera que se deslizó sobre la ladera de Aberfan, una localidad de Gales, matando a 144 personas que no tuvieron tiempo de reaccionar. Isabel II tardó una semana en visitar a los afectados, un error que siempre lamentó. Tanto que en su reinado llegó a visitar la localidad varias veces para reparar un error que los habitantes, por supuesto, supieron perdonarle. Son casos muy distintos pero, a la vez, similares por cuanto de consuelo aportaron las tres visitas.

La Reina Madre

Isabel Bowes-Lyon, calificada por Hitler como la mujer «más peligrosa» de Europa por su papel activo en mantener la moral entre el pueblo durante la II Guerra Mundial fue una mujer con garra, fuerza y el más firme apoyo de su marido, el rey Jorge VI.  Si hay algo que su pueblo grabó y conservó en su retina fueron las imágenes de una reina absolutamente resuelta acompañando a su marido a ver los terribles resultados de los bombardeos de la Luftwaffe (fuerza aérea del III Reich) sobre Londres durante la II Guerra Mundial. Ese acto, unido a que no aceptaron irse de Londres durante los ataques, hizo que se ganaran el respeto y cariño del pueblo para siempre.

Jorge VI y su esposa, la Reina Isabel, visitan la zona bombardeada en Londres. (Pinterest)

Isabel Bowes-Lyon, como Doña Letizia, era la reina consorte. Su determinación y carácter le granjearon el respeto, cariño y amor del pueblo británico. De hecho se convirtió en la figura más popular de la familia real británica hasta su muerte, incluso por encima de su propia hija, la reina Isabel II.

Debajo de su carácter amable, campechano, muy escocés, se escondía una mujer con una voluntad de hierro y un fuerte carácter. Fue, de hecho, el gran soporte de su marido, Jorge VI, que nunca terminó de asumir el hecho de ser monarca, destino que le tocó por la abdicación de su hermano, Eduardo VIII, para casarse con Wallis Simpson. Jorge VI era un hombre tímido y tartamudo e Isabel tenía todos los arrestos que él necesitaba. Aunque fue reina pocos años ya que su marido murió con tan solo 56 años, siempre fue una parte muy importante dentro de la representación de la familia real Británica. De hecho fue también el gran apoyo de su hija, Isabel II durante todo su reinado y hasta su muerte en 2002 con 101 años.

Aberfan, la tragedia que persiguió a Isabel II

Una lluviosa mañana del 21 de octubre de 1966, a las nueva y cuarto de la mañana, en el pueblo de Aberfan, en Gales, una avalancha de lodo proveniente de una escombrera de una mina de carbón, comenzó a deslizarse a tal velocidad que los habitantes apenas tuvieron tiempo de reaccionar. 187 personas murieron en el acto. Como en Paiporta, el pueblo se llenó de lodo y barro.

La mayoría de los fallecidos fueron niños ya que la escuela Pantlas se encontraba en la primera línea de la dirección del barro. Murieron en el acto. Está considerada como la mayor catástrofe minera del Reino Unido y, al dolor de la tragedia, se unió la polémica creada porque la reina Isabel II tardó una semana en reaccionar y visitar a las víctimas. Un error que reconoció y supo enmendar visitando a lo largo de su reinado varias veces el pueblo.

Al día siguiente de la tragedia y en un raro error de cálculo, Isabel II envió a su marido, el duque de Edimburgo, a visitar el lugar, algo que fue duramente criticado y que perjudicó seriamente la imagen de la reina que hasta ese momento era intachable. Ocho días más tarde, y dándose cuenta de su gran error, visitó la localidad donde demostró algo poco común en ella, emoción. Los vecinos pudieron comprobar cómo a su reina se le humedecieron los ojos al leer en la banda de la corona de flores: «De parte de los niños que quedan en Aberfan».

Siempre se arrepintió pero lo enmendó

Ella misma reconoció con los años que había sido uno de los grandes errores de su reinado. Quizás por eso visitó cuatro veces más el pueblo llegando, incluso, a inaugurar una escuela pública en 2012, tal y como les prometió cuando sucedió el desastre.

Isabel II visitando Aberfan en 2012 para inaugurar una escuela con su marido, el duque de Edimburgo. (Foto: Gtres).

Esta confesión de Isabel II se supo gracias a que así lo reveló el corresponsal Gyles Brandreth en un libro que se publicó con motivo del Jubileo de Oro de la reina en 2002. Según el periodista, fue Lord Charteris, secretario privado de la reina, el que le dijo sin pestañear que Aberfan era, sin duda, el error del que más se arrepentía de su vida como reina.  Sin embargo, y según el Paul Moorhouse,  jefe de exposiciones de la National Portrait Gallery, que tuvo lugar por el 75 aniversario del reinado de Isabel II, aquello sirvió para que tanto la monarca como sus asesores se dieran cuenta de que la reina era mucho más querida si se mostraba cercana que distante.

Fue un antes y un después en su reinado, aunque, cierto es, el mundo estaba terminando la década de los sesenta, es decir, estaba en pleno cambio a todos los niveles, pero sobre todo, a nivel social. Y la reina Isabel II supo verlo y actuar en consecuencia.

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