Pionera en sostenibilidad y heredera de Balenciaga: Sybilla, maestra del último éxito de Letizia
La Reina ha elegido un vestido negro de Sybilla para un acto en Madrid
Un modelo discreto y sofisticado con el que ha derrochado elegancia

Un vestido negro, con escote palabra de honor, largo midi y falda ligeramente acampanada fue la elección de la Reina Letizia para presidir, junto al Rey Felipe, la última entrega de premios periodísticos en la que se reconoció, entre otros, el trabajo de Carlos Alsina. Un modelo sencillo, sofisticado e impecable que elevó gracias a una de las piezas más importantes del joyero de los Borbones, el collar de 37 perlas que forma parte del lote de joyas de pasar que en 1846 Francisco de Asís regaló a Isabel II y que fue recuperado por Alfonso XIII en una subasta.
El vestido es un modelo de Sybilla, ajustado en la parte superior mediante corsé interior y elaborado en crepé de seda negro. Es la primera vez que la Reina Letizia recurre a esta diseñadora, una de las más importantes de la moda española y considerada, por muchos, como la más influyente que ha dado nuestro país en el siglo XX. De hecho, se la compara con Cristóbal Balenciaga.
La Reina Letizia en unos premios vestida de Sybilla. (Foto: Gtres)
La carrera de Sybilla Sorondo
Nacida en Nueva York en 1963, de padre argentino y madre polaca, Sybilla inició su carrera como diseñadora en Madrid en 1983, pero aprendió de manera autodidacta y observando el trabajo de su madre, que hacía trajes para niños.
Tras la muerte de su madre -cuando ella tenía solamente 17 años- se marchó a París, donde trabajó como aprendiz en el taller de Yves Saint Laurent antes de volver a España, en plena etapa de la Movida de Madrid. Ella siempre se ha sentido muy vinculada con nuestro país.
Muy pronto destacó por sus formas innovadoras y los colores elegantes de sus modelos, que combinan los calores clásicos de manufactura con un estilo único. Sybilla ha sido capaz de llevar los estándares de la alta costura al prêt-à-porter, lo que le dio reconocimiento internacional rápido.
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Tras su primera presentación en un desfile en Barcelona en 1986, Sybilla colaboró con empresa italiana Gibó, lo que fue el comienzo de su proyección internacional, que llegó más allá de Europa, hasta Tokio. De hecho, en 1992 centró su carrera en Japón, donde obtuvo un gran éxito comercial, con colecciones de accesorios y para jóvenes.
La diseñadora se tomó una pausa de una década en la que centró su actividad en proyectos relacionados con la sostenibilidad, una cuestión en la que ha sido una auténtica pionera. En 2009 creó Fabrics For Freedom, una fundación para la promoción de las fibras naturales, la sensibilización de un consumo textil responsable y el apoyo a proyectos artesanos. Sybilla quería hacer moda que perdurara, no ropa de consumo rápido.
En 2014 le otorgaron la Medalla de Oro en Bellas Artes y en 2015 el Premio Nacional de Diseño. En el año 2022, el Canal de Isabel II de Madrid le dedicó una retrospectiva, en la que se repasaba su legado creativo. El pasado año retomó sus raíces con un laboratorio creativo en Madrid que pone el foco en la conexión entre las personas y la creación artesanal.
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Muy discreta con su vida privada, Sybilla es un nombre conocido, pero no un rostro famoso. En alguna ocasión ha hecho referencia a esta cuestión: «He tenido la suerte de que nadie me ha conocido por mi cara, han conocido lo que hacía. Sybilla no es una persona, es un grupo de personas, y no me siento cómoda cuando el foco de atención viene hacia mí», dijo hace algunos años en una entrevista con motivo de la exposición en el Canal de Isabel II.
Relevo de Balenciaga
Cuando la Reina Letizia posó hace más de un año para el retrato que Annie Leibovitz realizó para el Banco de España lo hizo vestida con dos piezas vintage de Cristóbal Balenciaga, el couturier por excelencia, en palabras de los expertos y de sus propios coetáneos. Chanel decía de él que era el único auténtico couturier, porque era capaz de diseñar, cortar, montar y coser un vestido de principio a fin. Por su parte, otro de los grandes de la historia de la moda, Christian Dior, hablaba del de Guetaria como el maestro de todos los que llegaron después.


Cristóbal Balenciaga en su taller. (Foto: RTVE)
Exigente hasta el extremo, Balenciaga aseguraba que «un buen modista debe ser arquitecto para la forma, pintor para el color, músico para la armonía y filósofo para la medida». Talentos que, todos juntos, no son fáciles de encontrar en una misma persona, pero que sí ha demostrado tener a lo largo de su trayectoria Sybilla.
Ella misma habló de estas cualidades en unas declaraciones a la revista Elle en el año 1987, en las que aseguró que veía el proceso creativo como algo divertido: «Manejo los colores como un pintor, creo formas como un escultor y, al igual que hace un ingeniero, estoy obligada a responder con algo práctico que sirva para cubrir una necesidad», dijo la modista.