Meghan Markle, una sencilla novia ‘made in Hollywood’
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Es la cuarta vez que Meghan Markle se viste de novia. A su primera boda real se unen las dos veces que la actriz se puso un vestido blanco en la ficción ‘Suits’ pero, sin duda, solo será esta la que pase a la historia.
Con un diseño en blanco impoluto y con un corte mucho más clásico de lo esperado, Meghan ha lucido un traje de novia que ha sorprendido por lo tradicional.
Sencilla, romántica y elegante, la actriz americana ha apostado por homenajear a su nueva patria con la elección de la diseñadora del traje.
De cuello barco, manga francesa y una silueta que se amoldaba a su figura, Meghan Markle ha apostado por la diseñadora británica Clare Waight Keller -actual directora creativa de Givenchy- para dar decir las dos palabras que la convierten en parte de la realeza.
En seda blanca, limpio de brocados o encajes, el vestido finaliza en una cola que, a pesar de ser mayor que la que lució Kate Middleton en su enlace con el Príncipe Guillermo, no es tan larga como fue la de Lady Di.
La nueva Duquesa de Sussex cubría su rostro con un delicado velo de cinco metros, bordado en sus extremos con motivos que representan los 53 países que componen la Commonwealth, que ha retirado una vez comenzaba la ceremonia.
Todo apuntaba a que la mujer elegida por el Príncipe Harry para pasar el resto de su vida elegiría a la firma Ralph&Russo, marca australiana con la que posó en sus primeras imágenes oficiales como prometida del nieto de la Reina Isabel II. A falta de ver cuál será su elección para el cambio de vestuario que efectuará durante la tarde, todo apunta que el homenaje al país que se ha convertido en su nuevo hogar no ha terminado con este primer vestido.