La fiebre de la pecas: de Kendall Jenner a Meghan Markle
El secreto de belleza tras el espectacular posado en bikini de Pilar Rubio
¡Fiebre por el amarillo! El maquillaje más sorprendente de Bella Hadid
«Quiero una base de maquillaje que sea natural». Esta es una de las muchas afirmaciones habituales en las perfumerías cuando se busca un producto de belleza que no resulte muy cubriente. Pero ¿qué podría ser considerado como natural? La última que ha sacado a la luz su particular visión de la naturalidad aplicada al rostro ha sido Kendall Jenner. Una de las reinas de las brochas se ha deshecho de ellas por unos segundos de ‘story’ en Instagram. Las imágenes han permitido que se descubra que, al igual que su hermana Kylie, tiene la piel cubierta de pecas.
Con la excusa de querer aprovechar el sol y broncearse el cuerpo, la modelo dejó atrás el ‘make up’. «Besé al sol, el sol me besó» escribía junto a su ‘selfie’ más veraniego. De esta forma, consciente o inconscientemente, la ‘top’ se unía al ‘boom’ de las pecas que ya inició Meghan Markle y que continuó la pequeña de la saga Kardashian-Jenner publicando en esta misma red social una imagen con menos cosméticos de los que acostumbra en su rostro. Después de aquello, Kylie, protagonizaba un videotutorial sobre su rutina de belleza -en más de 30 pasos- para Vogue USA, donde dejó entrever el que será el nuevo fenómeno de la temporada: «Aunque me maquille mucho me gusta que se noten un poco mis pecas, por eso difumino siempre muy bien», explicaba.
Por su parte, desde que la mujer del Príncipe Harry alcanzara la repercusión mundial, todos los focos se habían centrado en sus prendas, hasta que se analizaron sus secretos de belleza. Durante su boda destacaron sus cejas -ya replicadas por numerosos fans- gracias al maquillaje sencillo que igualmente dejaba ver las citadas manchas y lunares como un detalle más de su dulzura. Tal vez, este fuera el detonante que la convirtiese en la embajadora del #fakefreckless -el hashtag que encierra esta corriente-. Tanto es así que ya hay quien apuesta por tatuarse sus propias pecas, ya sea con henna, micropigmentación (con una duración de hasta tres años) o con tinta.
Pero, esta obsesión tiene un riesgo: si bien están provocadas por la actuación del sol en la piel, mejor siempre pintarlas con un lápiz marrón que arriesgarse a exponerse a las altas temperaturas del verano. Sea natural o fingido, la ironía es que hasta las que más presumían de capas y capas de pigmentos son ahora las que se han convertido en todas unas expertas en resaltar estas marcas faciales. Una buenísima noticia para quienes verdaderamente persiguen un aspecto natural, o lo que es lo mismo, una base ligera y una apariencia real.