Las consecuencias de intentar imitar a los famosos a golpe de bisturí
Someterse o no a una intervención estética es una importante decisión que nunca debe estar motivada por el fenómeno fan o el dictado de la moda
La fiebre por la cirugía estética no es ninguna novedad de los últimos años. Tanto es así que, en la década de los 50, la mismísima Marylin Monroe se operó de la nariz y de la barbilla. El principal objetivo de estas intervenciones es mejorar la apariencia de determinadas partes del cuerpo y paliar los efectos del envejecimiento. Sin embargo, mientras que algunas personas se someten a operaciones con resultados excelentes, otros acaban acaparando titulares por una evidente falta de naturalidad, además de una adicción al bisturí. Basta con recordar los mediáticos casos de estrellas como Renée Zellweger, Melanie Griffith, Meg Ryan, Silvester Stallone o John Travolta.
Al igual que ocurre en la peluquería, cuando mostramos una fotografía del último cambio de look de nuestra estrella favorita, son muchas las personas que recurren a un especialista para tratar de conseguir la apariencia de su ídolo. No obstante, someterse o no a una intervención es una importante decisión que nunca debe estar motivada por imitar a los rostros conocidos o el dictado de la moda. El cirujano estético Moisés Martín Anaya advierte que fijarse en los famosos a la hora de solicitar una cirugía estética es un ERROR y que apunta que para dar el paso se deben evitar, en primer lugar, las falsas expectativas.
1. Cada persona presenta unas características anatómicas concretas y, por lo tanto, requiere soluciones propias. Lo que a Beyoncé le puede favorecer, por su ascendencia latina, a una chica británica le quedará necesariamente mal. Un ejemplo sería un trasero XXL en una contextura delgada, de líneas poco curvas.
2. Si hablamos del rostro, cambiar la forma de una nariz, aumentar el grosor de unos labios o marcar los pómulos dependerá de la armonía del conjunto. Nunca, advierte Anaya, deberá realizarse a imagen y semejanza de algún famoso. La cirugía estética, advierte, no funciona como los recortables.
3. Los famosos se retocan para tratar de retrasar el envejecimiento y parecer más atractivos, pero parten ya de una belleza propia. Esta es la que hay que buscar en cada paciente, sin fijarse en otras personas. Por más que alguien se realice un lifting facial no va a parecerse a Brad Pitt, pero si podrán potenciarse sus mejores rasgos faciales.
4. Las tallas tratan de escogerse a veces según los dictados de la moda o las tendencias. En los años 90, las famosas lucían XXL de pecho, hoy algunas aumentan considerablemente los glúteos. Siempre hay que buscar la proporción con el resto del cuerpo sin fijarse en lo que se lleva o deja de llevarse y es lo que hay que decirle al paciente, recalca el doctor. | [LEER: Hailey Baldwin se transforma en Lady Di]