CARÁCTER EMPRENDEDOR

Pauline Ducruet, la heredera de Estefanía de Mónaco capaz de consolidar su proyecto abandonado

La hija mayor de la princesa Estefanía de Mónaco está a punto de cumplir 30 años

Pauline Ducruet está centrada en su carrera como diseñadora, con la firma Alter Designs

Estefanía de Mónaco
Estefanía de Mónaco, en una imagen con su hija Pauline. (Foto: Gtres)
  • Andrea Mori
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De los tres hijos de los príncipes Rainiero de Mónaco y Grace Kelly, la menor, la princesa Estefanía, siempre fue considerada como la más atípica. Apasionada del circo y de la música, la hermana del actual jefe del Estado de Mónaco se ha caracterizado por tener un carácter algo ‘rebelde’ y por llevar un estilo de vida que, en cierta medida, poco tiene que ver con lo que se espera de una princesa, sobre todo, en el ámbito amoroso. Por ejemplo, se enamoró del empresario circense Franco Knie y estuvo un tiempo viviendo en un circo con sus hijos, pero, además, también probó suerte en el mundo del espectáculo como cantante o, incluso, en la industria de la moda. Una de sus muchas aventuras que, ahora, cuando supera el medio siglo de vida, ha podido ver cómo su hija mayor ha convertido en un sueño hecho realidad.

A sus casi 30 años -los cumple este 4 de mayo-, Pauline Ducruet ha conseguido dar continuidad a la faceta de diseñadora de su madre, pero de una forma diferente. La joven fundó en el año 2018 Alter Designs, una marca que apuesta por la moda sostenible, con carácter genderless y que promueve, entre otras cosas, la producción local, la protección del medio ambiente y los diseños cómodos y ponibles. La joven cuenta con todo el apoyo de su familia, en especial de su madre, que no duda en ponerse muchos de los looks de la marca, e incluso tiene al hijo mayor del príncipe Alberto, Alexandre Grimaldi, como modelo.

La moda y los Grimaldi

La relación entre la esfera de la moda y los Grimaldi se remonta varias décadas atrás, en concreto, desde la época de Grace Kelly. La madre de las princesas Estefanía y Carolina está considerada todo un icono de estilo y encontró en la firma Dior la horma de su zapato. Con el paso del tiempo, fue Carolina, de la mano de Chanel y Karl Lagerfeld la que continuó con este legado y, a día de hoy, tanto Carlota Casiraghi, como las nueras de la princesa de Hannover, e incluso la propia princesa Alexandra encarnan a la perfección el glamour de Mónaco y esa conexión inseparable con la Alta Costura y las firmas importantes del mundo de la moda.

Sin embargo, hubo una época en la que la princesa Estefanía quiso desmarcarse de esta tendencia y ponerse, en lugar de en primer plano, en otra esfera de la industria. Tras la muerte de su madre en un trágico accidente de coche, Estefanía apostó por estudiar diseño de moda París, aunque lo dejó en apenas un año. Ella misma confesó en una entrevista que estudiar diseño de moda en un aula erra una pérdida de tiempo, por lo que buscó una alternativa diferente y, por eso, se puso en manos de Marc Bohan, que entonces era director creativo de Dior. La hermana de Carolina de Mónaco hizo unas prácticas como diseñadora de joyas y tejidos entre los años 1983 y 1984. Una época en la que también ejerció como modelo, aunque era algo que no le gustaba, porque implicaba estar demasiado expuesta.

La princesa incluso se atrevió a lanzar su propia firma de moda deportiva, de la mano de Alix de la Comble, una becaria de Dior a la que conoció en sus prácticas y con la que entabló una amistad muy estrecha, a pesar de que ambas había cierta diferencia de edad. Juntas pusieron en marcha una marca con el nombre de Pool Position y su primer proyecto fue una colección de trajes de baño. Una iniciativa en la que tuvo mucho que ver la princesa, ya que aseguró que, a pesar de que siempre había vivido en cerca del mar, le costaba encontrar ropa de baño que le gustase. Es más, incluso confesó que odiaba su primer traje de baño, heredado de su hermana mayor, la princesa Carolina. Fue la empresa francesa Nautic la que produjo los trajes de baño diseñados por Estefanía, que no tuvo, en ningún momento, apoyo financiero de su padre.

Estefanía de Mónaco

Estefanía de Mónaco, junto a sus hijas. (Foto: Gtres)

En el año 1985 se presentó la colección en Mónaco, en un desfile privado en el que participó un grupo selecto de invitados, como el fotógrafo Helmut Newton o Karl Lagerfeld, que dijo que era una gran colección. Un año después, en Los Ángeles, se presentó la colección y fue todo un éxito. De hecho, se vendieron 20 trajes de baño en menos de 24 horas, con precios que podían superar los 100 dólares.

Sin embargo, en 1987, la aventura empresarial de la princesa Estefanía de Mónaco terminó. No fue por falta de éxito, sino porque la hija de Rainiero y Grace Kelly ya tenía en mente otro tema y nunca retomó su faceta como diseñadora. En 1986, el productor Yves Rouze le había propuesto cantar y ella no lo dudó. La hermana de Carolina de Mónaco se subió a las tablas para debutar con Ouragan. Ahora, su hija menor no solamente ha heredado su destreza para el diseño, sino que podría seguir sus pasos en el mundo de la moda baño, incluso asesorada por ella misma.

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